Capítulo 4.

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Alma rota.

Después de que para mí todo había sido oscuridad por un largo rato,pude abrir con lentitud los ojos y pude notar frente a mí a tres figuras bajó la luz del único farol que alumbraba la calle sin ley.

Una de ellas caminó hacía mí y yo no podía moverme,no porqué estuviese atada o encandenada sino porque los duros golpees que había recibido en las piernas me habían dejado inmóvil y eso me aterró,pero no me iba a permitir llorar frente a ellos y estaba completamente segura de que eran ellos,Reú,Teg y esa chica llamada Hellen.

—¿Tienes miedo? —fué lo primero que salió de su asquerosa boca.

—Lo que menos siento en este momento es miedo —mentí,pero hablé con firmeza.

Él se arrodilló y me observó de cerca.

—Haz crecido tanto.

—Y tú eres tan asqueroso —respondí con una total repulsión.

Me olió y una oleada de miedo se apoderó de mi ser.

—Te me antojas tanto —puso sus asquerosos labios en mi cuello y yo me removí  apesar de que mi cuerpo me dolía demasiado,con excepción de las piernas apenas las podía sentir.

Las dos personas que estaban a las espaldas de Reú caminaron hacía la entrada del callejón alejándose de nosotros.

—Que bueno que nos van a dar privacidad.

—Sueltame —le grité.

—¿Me odias?—susurró.

Por más miedo,asco y ganas de huir que tuviera no iba a darle el placer de sentir el poderío.

—Solo me das lastima —hablé.

Y eso fué suficiente para que el rasgara mi camisa y dejara mis pechos a la vista.

Me besó con salvajidad cada parte de mis pechos,que a otra chica en alguna otra situación le hubiera fascinado,pero a mi no,sentía como si la vida se me escapará y entonces caí en cuenta que a esas altas horas de la noche nadie iba a poder escuchar mis gritos pero tampoco me quedaría sin luchar.

Me removí y cuando él levantó su rostro para observarme con diversión le escupí la cara.

—¿Quieres jugar sucio?

—Quiero matarte —soné afónica.

Él colocó su mano en mis shorts los desabrochó y me removí bruscamente, pero Reú era mucho más fuerte tomó una de mis manos y la contrajo contra el suelo,la golpeó muchas veces hasta que solté un leve quejido.

—Te marcaré de por vida,por tomar lo que no te correspondía —me gritó.

Y entonces el horror que sentía segundos atrás no fué nada comparado con lo que sentía en ese instante,él parecía fuera de órbita.

Un enfermo mental.

—No vas olvidar nunca está noche Ara Danet,nunca —se deshizo de mis shorts dejandome semidesnuda en esa fría calle.

Para luego hacer conmigo lo que jamás le desearía a otra chica.

Tocó mi cuerpo y con cada roce de sus dedos,sentí como las lágrimas bajaban espesamente por mi rostro y me sentí el ser más inútil de la tierra,por no poder mover mis piernas y odie el hecho de no sentir mis pies pero si cada embestida que ese asqueroso ser humano me dió.

Sus palabras fueron lo que más acababa con mi estabilidad emocional.

Cada vez que pienses en estar con alguien recuerda que fuiste totalmente mía estúpida.

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