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Yoongi bostezó una vez más.
El sueño estaba haciendo de las suyas, Jimin lo notaba; notaba el esfuerzo que Yoongi estaba haciendo con tal de no quedarse dormido y seguir jugando a la consola con él.
Era viernes por la noche, próximo a fin de semana y el castaño invitó a su mejor amigo a quedarse a dormir en su casa, proponiendo una pijamada a la que el rubio accedió contento.
Por ello, se negaba a admitir que tenía sueño, no quería dejar a Jimin solo simplemente porque no durmió bien la noche anterior a causa de un examen de matemáticas que quería aprobar, por lo que estudió hasta más de media noche, obteniendo así, tener sueño antes de lo que desearía un viernes.
Sus párpados le pesaban y sus ojos le picaban, bostezando cada cierta cantidad de tiempo.
Bostezó otra vez; debía ser la décima en unos quince minutos.
Jimin le miró de reojo, percatandose del semblante cansado que tenía.
—Yoonie —llamó de manera suave, éste lo miró y sonrió un poco, se veía bastante cansado.
Sabía que si le preguntaba le diría que no, que estaba perfecto y que podía seguir jugando, simplemente dejó su mando en la mesita enfrente de él y se sentó en el sofá, ambos se encontraban sentados en el suelo.
Yoongi lo miró extrañado, dejando también su mando en la mesita.
Jimin le extendió su mano, en una petición silenciosa de que la tomara, y así fue, Yoongi la tomó, levantándose del suelo y sentándose en su regazo con sus piernas a un costado cuando el castaño tiró de él para lograrlo.
—Bebé, ¿te parece si nos quedamos así? —preguntó Jimin en un susurro, acariciando con parsimonia la cintura del menor.
Yoongi asintió y Jimin dejó un suave beso en la comisura de sus labios, otro más en su mejilla y otro en su hombro.
El rubio apoyó su cabeza en el hombro de su mejor amigo, buscando comodidad y el sueño ganándole esta vez cuando cerró sus párpados por el notable cansancio.
Sabiendo que no podría más y se quedaría dormido en cualquier momento, abrió lentamente sus ojos y miró el perfil izquierdo del castaño. Con lentitud subió una de sus manos a la mejilla derecha de Jimin, volteando su rostro, haciendo que ambos pudiesen mirarse a los ojos y dejando un beso en sus labios aún apoyando su cabeza en el hombro del castaño.
Jimin se sorprendió, amando la sensación que estaba sintiendo y alegrandose al notar que el rubio había tomado aquella iniciativa.
—Te amo, amor —susurró Jimin sobre los labios ajenos una vez que se habían separado, luego dejando sonoros y lindos besos en el cuello expuesto del menor.
Yoongi sonrió con cansancio, el sueño estaba matándole.
—Te amo más, Jiminie —murmuró Yoongi, dejándose llevar por el sueño que le carcomía completamente, enrollando sus brazos en el cuello del mayor y sus piernas en la cintura de éste cuando Jimin se levantó del sofá, con mucho cuidado de no mover demasiado al menor.
—Iremos a dormir, ¿sí, dulzura? —preguntó Jimin, abrazando de su cintura con fuerza.
Yoongi asintió, dejando un pequeño beso en el cuello del mayor mientras éste caminaba con cuidado a su habitación, subiendo las escaleras de igual manera.
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