Capítulo 1: Arrepentimiento.

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Noara no es muy afortunada en el amor, es más, el último chico con el que estuvo acabó poniéndole los cuernos.

Se llamaba Marcos, parecía enamorado de ella o, al menos eso decía él cuando le susurraba al oido.

Al parecer, en este aspecto mentía un poco, ya que acabó siéndole infiel con otra.

Esa otra, más bien conocida como Lucía, era un año menor que él y le gusta eso de ir robando novios para acostarse con ellos.

*****

-Y pensar que por un momento tenía una vida bastante agradable... ¡hasta que esa puta se tiró a mi novio! -dije en un tono bastante alto.

-Tia, sabes que ese tío no te merecía, así que no estés mal porque te haya puestos los cuernos, piensa que ahora estarás mejor, sin tener que aguantarle, ni a él, ni a sus celos -dijo Susana, intentando hacerme sentir mejor.

Susana era bastante amiga mía y, sabía mucho sobre mí, era como una hermana y siempre estaba ahí para ayudarme.

-Joder Susi, no sé como lo haces, pero siempre que hablo contigo me siento muchísimo mejor.

-No las des Noi, tu sabes que siempre intentaré hacer lo posible -dijo Susana, dándome un gran abrazo.

Justo en ese momento, sonó una notificación en mi móvil y... era un mensaje de Marcos que decía:
Nena, necesito verte, estoy bastante arrepentido de lo que sucedió y quiero volver, por favor, contéstame...

A lo que yo no le respondo, ya que no quiero saber nada de él ni de su insistencia.

*****

Marcos era un chico rubio de ojos color miel y bastante atractivo.

Llevaba con él cinco meses de noviazgo, hasta que decidió acostarse con otra.

Lo cierto, es que yo a veces lo notaba raro, distante y callado.

¡Normal! ¡Me estaba engañando!

Al no contestarle el mensaje a Marcos, el mismo decidió prensentarse en mi casa.

Sonó el timbre, abrí la puerta y allí estaba, me quede perpleja al verle, delante de mí, como si nada hubiese sucedido y haciendo un pucherito al mismo tiempo que decía:

-Perdóname, te lo suplico, me he dado cuenta de que sin tí no soy nada.

-¡Vete con Lucía!¡Déjame en paz de una vez! ¿No crees que ya me has hecho bastante daño? No sé como has tenido cojones de venir hasta aquí, ¡vete! -dije yo con los ojos llorosos, de tanta impotencia acumulada.

-¡Te engañe con otra porque contigo ya no era lo mismo! -dijo él en un tono cabreado.

-Y si ya no es lo mismo, ¡¿para qué has venido?! -dije, rompiendo a llorar.

Me miró durante unos segundos, me cogió de las manos, tomo aire y dijo:

-Porque es a tí a quien quiero...

-¿A quién pretendes engañar Marcos? -dije soltándome rápidamente de sus manos- Has venido porque Lucía no quiere saber nada más de ti y claro, te creías que yo iba a ser tan tonta de creermelo. Pues no, se acabó, no quiero saber nada más de tí, vete y no intentes volver.

-Pero... Noara... por favor... -me suplicó.

-Adiós -dije cerrando la puerta tras de mí.

*****

Varias semanas después, quedé con Susana y Sonia para ir a tomar algo.

Me monté en mi Audi blanco y me dirigí hacia la zona de restauración del centro comercial.

Allí me recibieron ellas, sentadas en la mesa de un bar que parecía bastante acogedor.

Nos saludamos y comencé a contarles lo que había sucedido días atrás con Marcos.

Les pareció bien mi reacción ante tal situación.

Justo cuando ellas estaban comentando sobre esto apareció un chico que parecía ser el camarero y nos dijo:

-Buenas tardes guapas, ¿qué desean tomar?

Mientras cada una de nosotras pedíamos el menú, yo iba fijándome en cada detalle del chico.

Era bastante atractivo: tenía los ojos verdes, moreno, guapo y alto.

Cuando el camarero se fue, las chicas me miraron riéndo y Sonia dijo:

-Te has quedado embobada...

-Pero vaya, que el no te quitaba la vista de encima -dijo Susi guiñándome el ojo.

-La verdad es que me resultó bastante atractivo, pero nada más chicas, no se monten historias -les dije sonriendo.

SiéntemeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora