Capítulo 4: Casi, pero no.

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Al día siguiente, Pablo me despertó a besos mientras me decía:

-Vístete, vamos a ir a un sitio.

Asentí con la cabeza y le pedí permiso para darme una ducha, el aceptó y me pidió que no tardase mucho.

Al ducharme, coloqué una toalla sobre mí y me dirigí a la habitación.

-Esa toalla sobra... -dijo Pablo con una sonrisa picarona.

En ese instante, me acerqué a él y comencé a besarle. Noté como mi toalla iba resbalándose sobre mi cuerpo, cosa que a Pablo no parecía disgustar.

Comenzó desabrochándose los pantalones, mientras, yo le quité la camiseta y seguí besándole. Me agarró de la cintura y me pegó a su cuerpo. Sentía cada parte de su cuerpo pegada al mío.

Nos tumbamos en su cama, empezó a acariciar mi cuerpo, besaba mis labios, se pasó a mi cuello y fue descendiendo poco a poco, se detuvo en mi abdomen, me miró con una sonrisa picarona y me dijo:

-¿Estás lista, nena?

-Sí -conseguí murmurar.

Llegó el momento, Pablo se disponía a hacer algo que realmente me iba a gustar, estaba bastante húmeda y excitada, eso pareció gustarle,

Derepente, la puerta de la habitación se abrió, me tapé rápidamente y Pablo, que aún estaba en calzoncillos dijo:

-¿Qué quieres ahora Javi? ¿No te das cuenta de que estás interrumpiendo?

-Perdona, es que dijiste que en cinco minutos íbamos a salir y ya pasaron veinte.

-Cierra la puerta, ya bajamos.

Pablo se puso los vaqueros mientras yo me vestía.

-No te preocupes, ya tendremos un momento a solas, en el que podamos disfrutar más.

-Eso espero Pablo -dije poniéndome de puntillas para intentar besarle.

*****

Nos dirigimos al coche, Pablo conducía, en el puesto del copiloto iba Javi, y detrás, María y yo.

Me miró sonriendo, y con esa sonrisa pícara y los gritos de anoche, descubrí que entre Javi y ella, había algo más que una bonita amistad.

María era una rubia despampanante, tenía los ojos azules y realmente bonitos. Su cuerpo era agradable de ver y su cara aún más. Ella era la que más ligaba de nuestro grupo de amigas.

Llegamos a un sitio que desconocía, era un bar bastante bonito, allí desayunamos y charlamos un rato.

Más tarde, Pablo nos llevó a mi casa.

*****

-Tia, jamás había disfrutado tanto teniendo sexo con alguien, Javi sabía lo que hacía, y lo hacía bastante bien. Me atrae mucho y encima, tiene un buen culo -dijo entre carcajadas, mientras también se mordía el labio.

-Entonces, Javi promete ¿no? -dije yo riendo.

-Parece que sí, seguiré conociéndole. ¿Y tú? ¿Qué tal con Pablo? Os he visto muy acaramelados.

-Es un chico encantador, caliente y guapo.

-¿Te lo has tirado? -dijo ella haciendo incapié.

-No, y todo gracias a tu queridísimo Javi. Las dos veces que entró en la habitación de Pablo, nos cortó el rollo, vaya chico... -dije yo suspirando.

María se rió y comenzamos a arreglarnos porque esta tarde habíamos quedado con los chicos.

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