Capítulo 2: El camarero

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Acabamos de comer y fui a la barra a pedir la cuenta, me atendió el mismo chico de antes y me dijo:

-Oh... ¿ya se van? Espero que les haya gustado el sitio y vuelvan otro día.

-Sí... la verdad es que el sitio estuvo muy bien  y el camarero que nos atendió también -dije con una sonrisa picarona.

-La clienta estuvo mejor, espero verte más a menudo Noara.

-¿Cómo sabes mi nombre? -dije algo sorprendida.

-Porque una de tus amigas me lo dijo, dejándome tu número de teléfono apuntado en una servilleta, es más, para no estar en desventaja, te diré el mio, me llamo Pablo -dijo con una mirada bastante seductura.

-Encantada Pablo y,  ni caso a mis amigas -dije dándole dos besos.

Nos despedimos y me fui con las chicas, que estaban riéndose.

*****

Había pasado ya un mes desde que lo dejé con Marcos y hacía bastante que no salíamos y decidimos ir a casa de Sonia para arreglarnos, ya que esta noche habíamos quedado en la discoteca con unas amigas.

Se acercaba la hora de irnos, nos maquillamos y nos dirigimos al coche de Sonia.

Cuando llegamos estaban María y Martina, dos chicas que conocíamos desde hace tres años y se habían convertido en personas bastante importantes para nosotras.

Las saludamos y me pedí una copa de Larios con limón, nada mejor para empezar la noche.

Pusieron una buena canción y salimos a la pista a bailar, la discoteca estaba bastante animada, pero ahora, lo iba a estar aún más.

María y yo estabamos perreando, ya que nos encanta, cuando derepente, sentí a alguién demasiado cerca tras de mí.

Me giré y ahí estaba, el camarero, bailando como nunca había visto antes, lo hacía realmente bien.

Pablo venía acompañado de otro chico muy guapo que se llamaba Javier, que tomó a María para bailar.

-Necesito fumar, ¿te sales conmigo? -me dijo Pablo en un tono bastante alto, ya que la músia se escuchaba demasiado.

Asentí con la cabeza y el me sonrió.

Cuando salimos le dije:

-¿Fumas mucho?

-De vez en cuando. ¿Estás con alguien?

-Eres muy directo, ¿no?

-Bastante, pero, aún no he oido tu respuesta cielo -dijo algo impaciente.

-Mi ex novio me puso los cuernos y bueno, ya no estoy con nadie.

-Oh vaya, lo siento, si te sirve de consuelo, cuando mi ex novia y yo lo dejamos, ella se fue con otro, después de haberme dicho que me quería bastante, cosa que fue mentira -dijo el algo enfadado.

-Bueno, no te preocupes, lo pasado, pasado está. Además, si ella se fue, es porque seguramente ahora llegue una mejor.

Entramos a la discoteca riéndonos y volvimos a la pista de baile.

Cuando estaba bailando con Pablo, alguien me apartó bruscamente de él.

Era mi ex novio y me dijo:

-¡Eres una zorra, te faltó poco tiempo para estar junto a otro tío!

Tras escuchar estas palabras, le crucé la cara de un tortazo, él me levantó la mano e intentó pegarme pero, Pablo le paró la mano y le dijo:

-¡¿Qué haces chaval?! ¡¿Tienes algún problema en que esta chica esté hablando conmigo?!

Marcos intentó pegarle a Pablo tras escucharlo, pero Pablo le dió un puñetazo, Marcos comenzó a sangar, yo le pedí a Pablo que salieramos y que nos fueramos.

Pero el seguía pegándole, comencé a llorar y le supliqué que salieramos de allí.

Cuando vió a Marcos en el suelo, me cogió de la mano y me saco fuera de la discoteca.

Sin mediar ni una palabra me metió en su deportivo rojo.

Nos montamos y al verme llorando dijo:

-Noara, no llores, te levantó la mano y no le permitiré a nadie que te lastime.

-Él era mi ex -le dije secándome las lágrimas.

-Pues más merecido se lo tiene. ¿A dónde te llevo?

-No lo sé, mis padres no están en casa y no tengo las llaves. Ninguna de mis amigas me responde a las llamadas. Déjame cerca del parque, dormiré en mi coche que está aparcado por allí.

Pablo comenzó a conducir, durante el camino estuve bastante callada.

Paró el coche en un lugar que yo desconocía y le dije:

-¿Dónde estamos?

-En mi casa, no consentiré que duermas en un coche y no permitiré que te nieges a quedarte en mi casa.

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