Capitulo 7: Chuquimiz y el secreto

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Llegamos a nuestra antigua aldea junto al lago y seguía tan hermosa como siempre. Todo estaba intacto pero nuestro ayllu había desaparecido misteriosamente y fue que Wari Manihuari nos lo reveló:

"Todo este ayllu le pertenecía a Ninan Cuyuchi y todos los pobladores eran hombres y guerreros de él, por eso no hay nadie, porque el verdadero Inca ha caído"

Entonces corrimos a nuestra Wasi y también seguía intacta, lo que más nos molestaba por dentro era el tremendo silencio que pintaba toda la aldea. Dejamos todas nuestras cosas y luego con Puñuy nos fuimos al lago para bañarnos.

De pronto a lo lejos vimos una sombra negra con un pequeño grupo de hombres detrás de él, se acercó poco a poco hasta que pudimos reconocerlo, era Chuquimiz y los chachapoyas listos para atacarnos.


Esta vez estábamos solas, sin los guerreros del abuelo, ni con mi papá, ni con ninguno de mis tíos, solo teníamos a Wari Manihuari, así que nos preparamos para enfrentarlos solo nosotros.


El cielo estaba gris y el querido hogar, donde siempre me relajaba y jugaba, se volvió lo más oscuro de lo que pude sentir. Ya estábamos listos con las armas que mi tayta guardaba en mi casa y ocultos en uno de los escondites que él nos hizo cuando, en los buenos tiempos, venía a visitarnos y jugar conmigo. A pesar de saber que era imposible que nos descubran, mis piernas aun temblaban al igual que mi madre, Puñuy y Wari Manihuari en tenue oscuridad. De pronto moví mi mano para agarrar la de mi madre y noté que entre las cosas que tenia alrededor estaba uno de los espejos de mi madre, lo levanté y vi que era el mismo espejo en el que hacia ya muchos años había hecho que Supay se vaya al Urin Pacha, el mismo que me trajo de recuerdo a mi Ayñay, cuanta falta me hacía en ese momento. Entonces recé a Inti y Wiracocha para que mi perrito este junto a ellos en el Hanan Pacha.

Los Chachapoyas llegaron haciendo mucha bulla y sus pasos se escuchaban fuertes porque nuestro escondite estaba justo debajo de mi Wasi. Se escuchó como buscaban por toda la casa tirando ollitas de barro de mi madre y los adornos al piso, rompiendo las cosas que teníamos y desordenando todo, pero a pesar de eso seguimos en silencio esperando que se vayan.

Finalmente, al no encontrar nada, todos los enemigos salieron y se escuchó el fuerte sonar de mi puerta cerrándose. Entonces Wari Manihuari salió a ver si todo ya había pasado y nos dejo dentro del escondite para esperar su señal, así que mi madre y yo, solamente nos dedicamos a verlo, en silencio, caminar desde un pequeño agujero que tenía nuestro escondite. Él caminó por toda la casita, con la chucuna dorada de mi padre en su mano, tratando de levantar las cosas en silencio, pero fue cuando de pronto la puerta se rompió y entraron a rodearlo todos el grupo de Chachapoyas. Mi madre y yo nos tapamos la boca para no gritar del susto.

Wari Manihuari comenzó observando a todos sus enemigos con la chucuna aun levantada.

"Hermano que haces aquí escondido, baja tu arma somos nosotros" dijo uno de los Chachapoyas y notamos que Wari Manihuari aún seguía vestido con las ropas que se había camuflado en nuestro escape de los españoles.


"Hermano, estaba ocultándome de los españoles porque vi que comenzaron a matar a todos" contestó nuestro amigo el chasqui Wari Manihuari para ocultar su identidad, mientras bajaba lentamente su arma.

La hija del AuquiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora