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—¿aún sigues enamorada de ese sueño loco de ser veterinaria?— le pregunta Lucas a Teresa con un tono burlón, a lo que ella responde un si con un poco de vergüenza— estás completamente loca— esboza el.

Teresa anhelaba con todo su corazón ser veterinaria pero sus recursos económicos le impedían costearse los estudios, ella se sentía débil debido a que no tenía el apoyo de sus padres, su madre había muerto cuando Teresa tenía nueve años de vida, y su padre le había abandonado un año después del accidente de la madre de Teresa; solo contaba con el apoyo (en ocasiones) de su gran amor, Lucas Ortiz.

—Estoy loca pero sé que estarás ahí para mi cuando el camino se ponga difícil.

—Difícil está desde el momento en que comenzaste a vivir conmigo, disculpa la crueldad pero es cierto— dice Lucas volteando los ojos mientras se encoge de hombros.

A Teresa le dolía lo cruel que podía ser Lucas a veces, pero ella aceptaba su frustración, su mal humor, después de todo, gran parte del estrés de Lucas era culpa de ella— Disculpa por haber sido y ser, una carga para ti desde hace tanto tiempo, pero te prometo Lucas David, que algún día te pagare todo lo que has hecho por mi— responde ella con sinceridad.

—No podrás pagarme—bufa él.

—¿por qué?

—Me debes hasta la vida— dice marchándose dejándola ahí, sola.

A Lucas solo le pasaba por la mente que Teresa había arruinado su vida, su juventud, su libertad, mientras que Teresa pensaba en lo maravilloso que era estar junto a Lucas, y solo tenía en su mente algún día poder pagarle todo lo que él había hecho por ella desde que el tenía dieciséis años y ella catorce, desde que se habían puesto a vivir juntos; Teresa daba su vida por él sin pensarlo dos veces. Por otra parte, también era capaz de dejarlo ir, para que él fuera feliz porque lo quería libre con o sin ella... y al parecer, él junto a ella no era feliz, no como solía serlo al principio de la relación y aunque a Teresa le costaba aceptarlo, debía hacerlo.

—Eso lo sé, sé perfectamente que te debo mucho, sé que gracias a ti no morí de hambre, que me ayudaste al cien para seguir con mis estudios, pero te recuerdo que la decisión de vivir juntos como pareja la tomamos ambos— le gritaba ella mientras él caminaba sin mirarla.

El dolor que Teresa sentía cada vez que Lucas tomaba ese comportamiento con ella no se comparaba con nada, estaba herida aunque lo amaba, pero ella no seguiría aguantando humillaciones de él; entendía que él había hecho mucho por ella pero ella le pagaría eso algún día. Teresa estaba por cumplir veinte años, no la emocionaba en lo absoluto, ya que sus cumpleaños solían ser tristes y abrumadores, pero eso le dio fuerzas, para seguir, eso la hizo darse de cuenta que ella era una mujer fuerte, que iba a poder contra cualquier cosa, y fue ese día (dos días antes de su cumpleaños número veinte) que tomo la decisión de separarse de Lucas aunque le doliera en el alma.

Llegó el día del cumpleaños de Teresa y cuando despertó Lucas no estaba no había llegado desde la tarde anterior que había salido a tomar con sus amigos. Teresa se levantó de la cama y comenzó a hacer el desayuno, mientras cocinaba decidió ir a buscar una hoja de papel y un bolígrafo para escribirle una carta de agradecimiento y de despedida a Lucas.

Teresa terminó de desayunar y comenzó a escribir:

Lucas, en esta hoja de papel quiero decirte una vez más lo agradecida que estoy contigo, te doy las gracias por haberme sacado de aquel infierno cuando apenas eras un niño, cuando me brindaste tu apoyo, cuando me diste de comer cuando estuve hambrienta, cuando estuviste conmigo cuando nadie más estuvo y lo hiciste sin que te importará la opinión de los demás; quiero que sepas que eres una persona súper fuerte y de buen corazón no cualquiera asume una responsabilidad ajena tal como tú lo hiciste. Estoy consciente de que las cosas entre nosotros no marcharon de la mejor manera, quizás yo te quite la dicha de que pudieras disfrutar, quizás yo te arruine tu adolescencia, tú juventud y por eso, a partir de hoy, te dejaré libre... para que puedas retomar esa felicidad que perdiste durante tantos años conmigo. A través de esta carta me despido, no lo hago por mi o porque ya no te ame, lo hago por ti, porque te quiero ver feliz y aunque me duela decirlo yo no te doy esa felicidad. Y sería egoísta si sigo a tu lado por qué si tú Fuiste mi luz en la oscuridad, mi guía, mi fuerza para seguir adelante yo seré quien te deje libre para que recuperes ese tiempo perdido.
Te amo y sé que alguna vez te pagaré todo absolutamente todo lo que has hecho por mi.

Con cariño, Teresa Clark.

Más fuerte que las adversidades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora