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Pasaron varios días y Teresa seguía cumpliendo con su deber de trabajar, todo seguía igual, excepto una cosa, ella hablaba con Lucas e incluso se encontraron (intencionalmente) varias veces; Lucas pasaba por la tienda a llevarle detalles, de ese punto no pasaban.

Ella se sentía muy confundida con el, lo veía cambiado, el se preocupaba por ella y eso era un cambio súper drástico que había dado todo, le llevaba detalles, le escribía mensajes de texto a toda hora y hablaban de diferentes temas, era como si se estuviesen conociendo desde cero.

Lo único malo de Lucas era que no quería que nadie se acercara a Teresa, cuando él tenía tiempo libre pasaba por la tienda a verla y si entraba un cliente masculino a ver o comprar Lucas los fulminaba con la mirada y le decías groserías por lo bajo espantando a los clientes.

Pero, a Teresa sencillamente no le importaba, estaba totalmente absorta en el cambio de Lucas.

—Que sonriente has estado últimamente, ¿a que se debe tanta alegría?— pregunta Pedro a Teresa, ella llevaba varias semanas así de feliz.

—¡Uy Pedro, que metiche!—dice ella riéndose y recordándole a cómo él le respondió un tiempo atrás.

—Vale, disculpas. ¿Sin resentimientos?— Pedro le estrecha la mano.

—Sin resentimientos— se dan un apretón de manos.

—Bien, cuéntame.

—Solo he estado hablando con un chico.

—¿y que chico es ese afortunado?

—Alguien— Teresa dice seca, ella no quería que Pedro supiera que se trataba de aquel chico que había entrado histéricamente a su tienda formando un escándalo. No era por vergüenza, era porque simplemente no quería difundir algo que aún no era seguro.

—Ok. No me cuentes si no quieres— dice Pedro mientras se encoge de hombros.

—Te cuento más tarde, debo seguir trabajando.

—Eres la mejor empleada que he tenido— Pedro le dedica una sonrisa ladina y ella le agradece.

Horas más tarde Teresa recibe un mensaje:

Lucas Ortiz:
¿Qué tal tu día de trabajo?

Teresa.
Excelente, ¿y el tuyo?

Lucas Ortiz:
Muy bien. Levanta la vista del celular y mira a través del cristal de la tienda.

Teresa comenzó a reír y obedeció a lo que le decían en el mensaje y alzó la vista para mirar fuera de la tienda y el corazón le dio un vuelco.

Lucas estaba parado con un hermoso cartel que decía: Princesa, ¿quieres tener una cita conmigo?

Ella comenzó a reír a carcajadas, estaba súper nerviosa y ni siquiera estaban frente a frente.

Teresa tomó su celular y comenzó a escribir un mensaje:

Teresa:
¡SÍ!

Y levanto la vista nuevamente y vio cómo Lucas leyó el mensaje y comenzó a dar saltos y a lanzar besos con dirección a la tienda donde se encontraba ella, le hizo un gesto de despedida con la mano y  se fue caminando.

Teresa quedó riéndose emocionada como una niña cuando recibe un regalo. Termino su horario y se fue a su habitación, se duchó, se vistió y fue adonde estaba Pedro, habían quedado en ir a salir a cenar ellos tenían una hermosa relación como padre e hija.

Más fuerte que las adversidades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora