6

3 1 0
                                    

Pasaron dos semanas desde el día que Pedro se había desahogado con Teresa.
Era la misma rutina en el trabajo, y aunque Teresa no se aburría ni sentía pereza alguna, quería salir de la joyería, tan solo un instante para conocer más, estaba en una hermosa ciudad que no podía admirar porque debía trabajar. Pero, ese era su deber.

La tienda estaba vacía, por ende, no había trabajo que hacer. Teresa comenzó a usar el celular que Pedro le había regalado una semana atrás; estaba muy entretenida hasta que el sonido de la puerta abriéndose y un: Buenos días— de una voz conocida la saco de su "trance telefónico"

—Ho-hola... Lucas— dice Teresa con la voz temblorosa e inmediatamente una ola de nervios se apoderó de ella.

—Hola, Teresa— responde Lucas con una sonrisa maliciosa plasmada en su rostro.

—¿qué haces por aquí? ¿No queda muy lejos de dónde vives?— pregunta Teresa atónita.

—¿acaso está mal que entre a una joyería?

—No respondas a una pregunta con otra pregunta— dice Teresa.

—Entonces no estaría respondiendo— habla Lucas incrédulo.

—Ok... ¿en que te puedo ayudar? ¿Que deseas?

—A ti conmigo... otra vez— dice Lucas mientras hace un mohín.

—Eso no pasará.

—Prometo no ser un idiota contigo otra vez, Teresa— dice Lucas con un destello de arrepentimiento en su rostro.

—Nunca has sido un idiota Lucas, pero simplemente no puedo volver a estar contigo.

—¿por qué? Eh, ¿ya no me amas?— pregunta Lucas un poco alterado.

—Te deje todo claro en la carta... ahora por favor, si no es mucho pedir, necesito que salgas de la tienda.

—No lo haré, a menos que tú vengas conmigo—, dice Lucas autoritariamente a lo qué Teresa se encoge abrazándose así misma— te estoy hablando Teresa.

—Por favor sal de la tienda— dice Teresa casi en un susurro.

—Mírame a los ojos Teresa, y dime que lo quieres venir conmigo—, ella cabizbaja negó lentamente— ¿por qué no me miras? ¿Por que me tienes miedo? Sabes que nunca te haría daño Teresa— Lucas había comenzado a hablar con un tono de voz muy elevado, casi en gritos.

—Lucas, por favor...— pide Teresa mirándolo por lo bajo.

—¡mierda! Solo ven con— Lucas fue interrumpido por una voz autoritaria.

—¿que es todo este alboroto?—, pregunta Pedro molesto.—Joven, si no tiene nada que hacer aquí en la tienda, por favor, retírese.

—Solo vengo por ella— dice Lucas señalando a Teresa.

—Solo vete—, dice Teresa mientras escasas lágrimas se escapaban de sus ojos— hablamos luego Lucas, pero por favor, hoy no.

—Teresa...—, dice Lucas mirándola como una mirada desesperada— te necesito— ella niega rápidamente.

—Joven, ya oyó a la chica... por favor retírese. O llamaré a la policia—, dice Pedro ya fuera de sus casillas— tienes cinco segundos para salir de mi tienda, comenzando desde ahora.

Pedro comenzó a contar de manera regresiva y Lucas, dándole una mirada asesina decidió salir de la tienda.

—Disculpa el alboroto, Pedro— dice Teresa cabizbaja.

—Tranquila Teresa, ¿quien era?

—Nadie importante— responde Teresa secamente.

—¿quien era?—, inquiere Pedro—Teresa, necesito saber quien es el, porque él no puede llegar así como si nada a gritar a mi tienda.

Más fuerte que las adversidades.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora