Capítulo 10

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No sabía cuándo había comenzado, cuando los sentimientos fluidos que poseía se volvieron en algo un poco más sólido y menos cálido de lo que habían sido.

Pero recordaba cuando se había percatado de lo que eran, lo que significaban y lo que implicaban.

Y pensó que era precioso.

Pero, en ese momento, comprendió un poco más las películas que tanto le gustaban a Akari, películas en las que ella había actuado.

Puesto que ahora sabía porque esas protagonistas (un tanto básicas y despechadas) lloraban por un sentimiento que les pertenecía solamente a ellas.

Oh, lo entendió perfectamente.

Películas que a Karma le aburrían (y en las que se quedaba dormido), y que Akari veía con lágrimas en los ojos diciendo "me gustaría experimentar algo así", películas que sí le habían gustado, pero que no se sentía familiarizado a... Y justo en ese momento Nagisa lo hacía, experimentaba una punzada dolorosa y se preguntó por qué carajos querrían experimentar algo tan doloroso.

Sintió sus tripas revolverse, las lágrimas batiendo sus pestañas, y el deseo de llevárselo lejos.

Karma se despidió de Manami con una sonrisa sincera.

Y Nagisa pensó que, después de todo, no estaba tan mal irse del colegio en esos momentos.

Que Hiromi hiciera lo que se le viniera en gana, que lo aceptaría con los brazos abiertos y el corazón en llamas. Que nadie encontrase sus cenizas, porque ni loco volvería.

Ah, realmente quería desaparecer por un momento.

Para cuando llegaron a la mansión Shinobu, sus cosas ya estaban en un cuarto alejado del ala principal, pero cercana a los jardines personales de Akane.

Nagisa no dijo nada, y tampoco querría admitirlo en voz alta, pero se sentía en casa. Y tanto deseaba alejarse de allí para que no le doliese más la despedida, como anhelaba quedarse toda su vida entre el jardín lleno de colores rojos vivaces, y el aroma a té, y la familiaridad con los pasillos y las personas que residían allí.

Deseaba quedarse más tiempo con Dorma, no la había visto desde su intercambio a París para convertirse en modista.

Deseaba estar más tiempo con Yuuki, con Shima, que vivieron en Inglaterra para mejorar su traducción y ayudarle a las compañías con las respectivas traducciones.

Deseaba pasar mucho más tiempo con Karma, pese a que en ese momento en particular le costaba mucho verlo a la cara.

Dorma le dejó a solas en el cuarto, sus cosas pulcramente acomodadas en los cajones, las faldas, los vestidos las blusas, y, en unas maletas, los chalecos (suponía que había sido Akane quién los mandó a buscar, sin decir a quién le pertenecían esas cosas, o sin preocuparse mucho al respecto, dejando a una persona de confianza para el trabajo).

Nagisa se sintió ajena y a la vez familiar en el cuarto de colores azules suaves y fuertes, con muebles de color crema, y grandes ventanales con cortinas.

Había estado en esa habitación muchísimo tiempo (tanto, que llegaron a acoplarla un poco a su estilo).

Y sentía una ligera deuda también con esas paredes, con Shima, con Akane, con Dora, con Yuuki y con Karma.

También con Kaede y con Gareki.

Suponía que, después de todo, tendría que irse sin haber podido pagarles apropiadamente.

¿Dónde estaba Hiromi?, ¿por qué no había armado un escándalo?, ¿por qué aún no había ido por ella?, ¿por qué le estaban haciendo pasar por momentos aún más difíciles?

Viaje a través de ti.Where stories live. Discover now