Era incomodísimo saber que le miraban, y el profesor tampoco era de mucha ayuda.
¡Vale! Que los viejos tienen un fetiche con las estudiantes (Japón en general lo tiene), ¡vale! Que está usando ropa inadecuada para la escuela de élite Kunugigaoka, ¡vale! Ya lo sabía hasta de sobra, ¡¿por qué seguían observándole como si fuese un hámster nuevo en el aula?!
Pero la mayoría podía pasar desapercibido ahora, porque la única mirada que realmente le hacía perder los estribos era la de Karma. Su ceño se había mantenido indiferente hasta que sus hermanos se fueron, y al entrar al aula se volvió rígida y fría, estaba molesto.
Y a partir de ese momento no dejó de observarle.
¡Tu hermana hizo el vestido!, ¿¡hay algún problema con qué lo use!?
Se removió otra vez, incómodo. Esperando a que llegase el receso y pudiese hablar calmadamente (y a base de mucha, demasiada, paciencia) con el Akabane menor.
Su mirada ya de por sí era perturbadora, y ni siquiera sabía por qué le miraba de aquella forma, ¿era por qué estaba usando un vestido? Imposible, ni siquiera tenía pantalones, todo su guardarropa se basaba en vestidos y faldas confeccionados para él por una diseñadora especial.
¿Por qué el vestido que usaba lo había hecho su hermana? Aún más imposible, Karma se preocupaba por Dorma, pero no por lo que terminaba haciendo (a no ser que la perjudicase de algún modo).
¿Por qué había salido de casa sin esperarlo? Era una posibilidad, ¿por qué había caído al agua sin estar a su protección? Aún más factible, ¿por qué había estado con Yuuma durante el tiempo que él no estuvo?... ¿y si escucho lo que Yuuma dijo acerca de Hiroto?
Ambos ya estaban en el salón de clases para cuando ellos llegaron, quizás al verlo lo recordó.
Nagisa le miró de soslayo, el Akabane menor, reaccionando por instinto, sonrió con un bufido leve, sus colmillos mostrándose con descaro. El ceño aún estaba fruncido. Nagisa sintió un extraño escozor en la piel, y se volvió a mover incómodamente por el ligero escalofrío que recorrió de su cuello a su espalda.
¡Estaba frita!
Buscó consuelo en Hiroto.
Sin embargo, ambos apartaron la mirada (con el rostro rojísimo) al hacer el mínimo contacto visual.
Nagisa sintió un retortijón en su pecho y una calidez en la boca del estómago, el ardor en sus mejillas y una gota de sudor bajando por su nuca.
Sus manos comenzaron a temblar, y aunque escribía todo lo que había en el pizarrón con su correcta y siempre legible [1] letra, la verdad es que su mente había volado lejos, enterrado en esos ojos ámbar.
Yuuma no tenía los ojos tan bonitos como Hiroto. Hiroto tenía un ámbar cálido, apacible, cándido e inocente. Los ojos de Hiroto le reconfortaban, incluso su nombre, Maehara Hiroto, acariciarlo en sus labios poseía un sabor bastante dulce.
Y en sus pensamientos siempre se repetía que no podía ser cierto lo que había dicho Yuuma. De seguro lo pensaba así porque él la veía como una chica, como todos los demás lo hacían.
Pero Hiroto sabía la verdad.
Hiroto sabía que era un chico.
¿Cómo podría estar un chico enamorado de otro chico?
Gradualmente la pluma sobre el papel se deslizo tan lento que llego un punto en el que se quedó inmóvil, en la mente del pequeño Shiota, Karma sonreía ampliamente.
No es como si no supiese sus sentimientos hacia Hiroto. Y también los dolorosos sentimientos que su corazón resguardaba con respecto a Karma. No es como si pudiese ignorar a ambos, pero tampoco quería observarlos, ser plenamente consciente de ellos y sentarse para hablar [2], era simplemente imposible.
Cuando uno dice "querer" y "amar" usualmente el segundo está destinado a una sola persona. Pero él quería a Karma, lo amaba muchísimo, misma intensidad con la que dolía.
Le ardía el cuerpo y le quemaba la garganta hasta que las lágrimas se formasen en sus ojos, en su cabeza martilleando las palabras "es imposible", "aléjate", "no busques más daño".
Pero también quería a Hiroto, le amaba. Hiroto era una persona que le conocía, y si bien no sabía si le aceptaría tal como era, su compañía le llenaba de tanta apacibilidad y alegría que podía olvidarse del Akabane menor, aunque sea por unos minutos.
Minutos en los que se resguardaba en los brazos de otra persona.
Ah, que horrible persona era.
Sí alguien le dijese que era una escoria, le creería. Y lo aceptaría con una sonrisa.
Pero cuando incluso uno es consciente de eso, es doloroso. No quería usar a nadie para olvidarse de otra persona, tampoco era como si pudiese hacerlo, no era una chica despechada que buscaba amor siendo sostenida [3] por otros brazos.
No podía pedirle a nadie que lo entendiese, pero quería contárselo a alguien.
Y la única persona a la que se lo contaba todo era a Karma, pero él era el principal problema. En esos momentos ni siquiera podía ver a la cara a Hiroto. Aunque tampoco podría hablarle del problema, él también era parte de éste.
Y, desgraciadamente, no confiaba lo suficiente en Akari.
Yuuki le escucharía, pero mataría a cualquiera de los dos sí dijese que esta románticamente interesado en alguno.
Shima era un jodido bocazas que le soltaría toda la sopa a Yuuki.
Dorma le haría casarse con su hermano o mataría a éste por dañarle.
En su mente la imagen de Karasuma al lado de la abuela Shinobu fue tan extraño como acogedor. E imperceptiblemente negó con la cabeza.
Akane era una mujer imponente que ya de por sí estaba enojadísima con su hija por haberse casado con los Akabane, le tenía un profundo cariño a sus nietos pero seguía viéndolos como lobos tras carne de conejo, sí le llegaba a decir de sus sentimientos por Karma ella sacaría un arma sin dudarlo.
Y por nada del mundo buscaría a Karasuma por un tema tan irrelevante como aquel. Aún tenía la curiosidad a flor de piel acerca de la persona que quería presentarle. Además, sus clases serían retrasadas por su herida en el brazo.
Aquel pensamiento también le encogió aún más el pecho.
No podría volver a tocar.
No podía ejercer una fuerte presión en su hombro, sostener algo pesado era fácil, había dicho la enfermera, mientras lo sostengas con ambos brazos, pero una gran fuerza sobre el brazo le llevaría a tener que volver al hospital y sería mucho peor que una fractura o un esguince normal.
Debió haberse sumido durante mucho tiempo sobre sus pensamientos, en aquel momento el profesor salió del aula e hicieron el respectivo saludo y reverencia.
Estaba a punto de hablarle el Akabane cuando el destello del cabello negro apareció frente a su cara.
Las trenzas aniñadas, el rostro mortalmente pálido y el cuerpo tembloroso, la chica se plantó delante del Akabane empezando una conversación titubeante.
Nagisa no hizo amago ni de acercarse, apretó el vestido entre sus manos y completamente sonrojada salió del aula.
Se sentía furioso, incómodo y también rechazado.
Nunca se había sentido así con nadie que se acercase a Karma, jamás había tenido esa necesidad de pertenencia tan arraigado porque realmente creía que era innecesario. Sus sentimientos era estúpidos y unilaterales, el chico podía ser feliz con quien se le viniese en gana.
No importaba cuantas veces lo repitiese en su cabeza, el dolor no se iba ni disminuía.
Entonces, se dijo, a ignorarlo. Tenía que comer algo si no quería desmayarse en una clase.
Fue a la cafetería.
YOU ARE READING
Viaje a través de ti.
FanficEs la misma historia que hay en la cuenta de @rosabelo , pero por alguna razón no puedo acceder a la cuenta, así que vuelvo a subirla aquí, no es spam, no me maten :,3 SEGUNDA VERSIÓN DE "NO SOY LO QUE CREES" [KARMAGISA] "¿Recuerdas el día en que no...