Viaje a través de ti.

Extra 2. ¿Y si volvemos al pasado?

La clase de cultura física jamás le había parecido un sueño, hasta ese momento.

Tan sólo había fingido un dolor de estómago para ir a la enfermería y, tranquilamente, saltarse la clase sin tener que sudar. No pensó que se encontraría con la señorita Shiota, la pequeña emperatriz que le había salvado el trasero hacía apenas unas semanas.

Nagisa sonreía, tenso. Hiroto, en la puerta de la enfermería, le miraba con un rostro indescriptible. Su expresión estaba deformada en estupefacción y terror.

La enfermera lo metió a la habitación y cerró tras de ella, el cabello, en aquel entonces castaño, se removió apenas un poco del chongo que usualmente llevaba.

- Explica la situación Nagisa, los niños son diferentes a los profesores, no puedes sobornarlo– le dijo desde afuera, Shiota sonrió para tranquilizar el ambiente pese a que la enfermera no podía verla y Maehara seguía viendo el pecho completamente plano.

- No se preocupe profesora, conozco a este chico–

- ¿Seguro?, entonces me voy, hablen con calma he puesto el cartel, estaré en sala de profesores. ¡Y cuida esa herida!–

Pasaron minutos antes de que alguno se dignase a hablar, Nagisa por mientras se puso la ropa. En algunos momentos hacía una pequeña mueca, se movía lento y pausado y fue entonces que Maehara recayó en las heridas de su estómago y vientre, ambas partes vendadas.

- Eres un chico– susurró Maehara, lo más alejado que podía estar de Nagisa, mirando al piso abstraído.

- Si– respondió suavemente el chico.

- ¿Por...?–

- ¿Por qué me visto así o porqué vine a la enfermería?– Maehara lo pensó un rato, mirando lo que había a su alrededor, reparando más que nunca en Shiota.

- Ambos– respondió al cabo de que Shiota pudiese ponerse la camisa blanca, ya con el chaleco puesto.

- Hmmm – pensó Shiota –Maehara-kun, ¿puedo responder desde la segunda pregunta? La primera es más difícil–

- Adelante–

- Estoy en un entrenamiento especial, como no asisto a las clases de cultura física acá tengo que entregar un papel que al menos diga que estoy haciendo una actividad física [1], por lo que estoy en un entrenamiento especializado en actividad de combate–

- Suena difícil–

- Lo es... constantemente tengo que venir acá para tratar mis heridas–

- ¿Acá?, ¿por qué?–

- Hmmm– susurró Shiota –la señorita enfermera [2] es una amiga de mi profesor de actividad física, entonces confió en ella, y él también. Vengo seguido para no tener que pagar el hospital, y sin dar tantas explicaciones–

- Ya... ¿Y la primera pregunta?–

- Que impaciente eres Maehara-kun–

Maehara le vio, incómodo. Apenas unas semanas antes aquella chica (chico, chica... chico) le había salvado de unos matones en la escuela, y ahora sabía que era un chico, pese a que se vestía como una chica, hablaba y se comportaba como tal.

- Bien, creo que esto será largo, ¿te importa saltarte el cuarto periodo?–

- Creo que esto es más importante–

- Bien... entonces, ¿con qué quieres empezar?–

- ¿Cómo comenzó?–

- Desde que nací me criaron de esta forma– Shiota ya se estaba atando el cabello en una coleta baja cuando decía aquello, el chaleco azul sobre la camisa blanca, y sobre la cama, a un lado de Shiota, yacía el abrigo gris de la escuela.