Era un día relativamente normal. Estaba en la casa, preparando la comida para mi esposo, además de limpiar el suelo y las paredes. Mi mirada estaba baja y con expresión algo triste por la situación que estaba viviendo.
Solté un leve suspiro y terminé de cocinar, llevando los platos a la mesa. Después de un rato, Cumber llegó a la casa del trabajo, yendo a sentarse a la mesa para comer.
Cumber: espero que la comida esté lista. —me dijo de forma seria—
Fu: ya está lista, te sirvo. —hablé de forma tranquila y le acerqué la comida—
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cumber: —sonríe leve y empieza a comer—
Me sentí algo aliviado, igual me senté y comí junto con él. No nos dirigimos la palabra en todo ese tiempo, solo había un silencio incómodo. Mantenía mi mirada hacia mi plato, comiendo de forma lenta y sin mirar a mi pareja.
Escuché un gesto de asco por parte del contrario, lo que hizo que levante mi mirada. Él me miraba con una expresión molesta, se levantó de su asiento y se dirigió conmigo.
Sentía como mi corazón se aceleraba, me sentía alterado, no quise mirarlo a los ojos, por que sabía que hice algo mal como para que no le gustara. Traté de estar calmado y no mostrarme asustado, aunque eso me resultaba imposible, pues sentía esa terrible sensación en el pecho y cuello, como sabiendo que algo malo vendrá.
Y así fue, me tomó del rostro y me hizo mirarlo a los ojos.
Fu: ¿n-no te gustó la comida?. —fue lo único que pude decir—
Cumber: claro, me gustó, de no ser por un pequeño detalle. —puso su plato frente a mí— dime qué son esas cosas negras.
Fu: —miré— es parte el sushi, amor...
Cumber: ah, ¿en serio?, prueba uno de ellos y dime que es parte del sushi...
Temblé un poco, tomé esa cosa negra y la introducí en mi boca, masticando un poco. No era parte de la comida...por que estaba duro y tenía sabor metálico.
Cumber: ahora dime...¿es parte de la comida?.
Fu: s-si lo es...
Cumber: grr. —me toma el cabello y me jala un poco— ¡no te hagas el tonto!, ¡sabes exactamente qué es!, vamos, dilo.
Fu: mgh...s-son...pedazos de la sartén. —tartamudee—
Cumber: exacto. —me suelta de forma brusca— ¡¿acaso me quieres matar?!.
Voltee a verlo para decirle que lo sentía, pero no pude hacerlo. Me dio un golpe en la cara y caí al suelo al no esperarlo. Luego de eso, él se volvió a sentar y continuó comiendo.
Me puse de pie con algo de dificultad, apoyándome con la mesa. Ya de pie, me senté y me toqué el rostro. Al alejar mi mano de mi cara, noté que tenía sangre. Fui hacia un espejo y me miré. El golpe debió ser muy fuerte, tenía un moretón y se me abrió un poco la mejilla. Me limpié la herida y fui al fregadero, lavando los trastes que quedaban.
Cumber: tengo que irme otra vez, nos vemos en la noche.
Fu: claro...ve con cuidado... —seguía lavando—
Cumber: si...
Se me acercó y me dio un beso en la frente, luego se fue. Como se nota que ya me dejó de amar desde hace mucho, solo me usa para tenerme de sirviente.
Fui caminando hacia la sala, viendo cómo habían botellas de alcohol en la mesa de centro, a un lado del sillón y en otras partes. Tuve que levantarlas y tirarlas a la basura.
Pasaron horas y mi esposo todavía no llegaba, supongo que se quedó más tiempo en el trabajo. Estuve todo ese tiempo, limpiando toda la casa, de arriba hacia abajo, hasta que no quedó nada de suciedad.
Me llegó un mensaje al celular, lo tomé y leí.
"Amor, no me esperes despierto, fui con unos amigos a una fiesta"
Eso decía el mensaje. Una parte de mí estaba feliz, pues no tendría que soportarlo toda la noche, pero otra parte estaba triste, de nuevo estaría solo. No es la primera vez que se va así con sus amigos.
Me fui a la habitación, cansado y con mucho sueño. Me acosté en la cama y cerré mis ojos...
Fu: mañana será diferente...
Siempre me digo eso antes de dormir...y todos los días...es casi lo mismo...
