A penas salimos del hospital, y rápidamente volví a subir al auto y me puse el cinturón, aferrándome al asiento. No quería estar más tiempo dentro, ni siquiera fuera del hospital. Esos malditos recuerdos llegaban a mi mente, las escenas tristes y dolorosas de cuando me sometían a ese aborto. Ese día habían puesto la pantalla del ultra sonido alado mío, para que la tortura fuera mucho peor. Pude presenciar todo, aunque fuera unos momentos.
Black entró al auto, pero no lo encendió. Me volteó a ver y me abrazó con cariño, sin apretar demasiado. Correspondí al abrazo. Mi cuerpo temblaba y mis ojos se cristalizaban.
Black: te cuidaré mucho más, ahora. —me da un beso en los labios— vayamos a ese restaurante de antes.
Fu: se me quitó el hambre... —sollocé y lo abracé más fuerte—
Black: Oww...bueno, intentaré hacer que te sientas mejor.
Dejó de abrazarme y encendió el auto, empezando a conducir, alejándose del hospital. Solté un suspiro de alivio y cerré mis ojos, recostándome. Sentí que el auto bajó su velocidad, así que abrí los ojos y miré por la ventana.
Black se había detenido en una heladería, se bajó y fue corriendo al establecimiento. Tuve que esperar por que el auto se quedó encendido, y si salía lo más probable es que se lo roben o que se vaya solo. Eso último no es posible, pero uno se imagina cada cosa.
Luego de unos minutos, regresó con un helado en sus manos, entró al auto y se sentó.
Fu: ¿te compraste eso?.
Black: si, pero para ti. —me lo entrega— quiero que te sientas bien, así que te traje eso.
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Era muy lindo. No pude evitar sacar una sonrisa. Abracé a Black y le di varios besitos en la mejilla.
Fu: te amo, Blacky.
Black: yo te amo mucho más.
Llegamos a la cabaña de Zamasu. Salimos del auto y entramos a la casa. El pequeño Zack nos estaba esperando, y cuando nos vio, fue rápido con nosotros y nos abrazó.
Fu: aww... —lo cargué— eres un niño muy lindo.
Black: es mi bello sobrino. —sonríe y le acaricia la mejilla a Zack—
Narra Black.
En serio que fue mala idea llevar a mi pareja al hospital, estuvo exaltado casi todo ese tiempo. Pero bueno, ya pasó, no iremos a menos que sea necesario.
Mi hermano llegó con nosotros, no parecía muy alegre como antes, lo cual hizo que me preocupara.
Goku: hermano...su abogado les pide las radiografías y que vayan a la prisión...creo que quieren hablar con ustedes y con...el prisionero.
Alcé las cejas y voltee con mi pareja, él estaba asustado, asustado en serio. Le tomé las manos y miré a mi hermano.
Black: ¿es obligatorio?.
Goku: él dice que si...quieren que vayan ahora mismo.
Fu: ay Dios...no, no. —se toca la cabeza— ¿y si hace algo malo?, ¡¿qué tal si trata de matarme de nuevo?!.
Black: no va a hacer eso, lo tendrán bajo mucha seguridad, habrán policías en todo lados.
Fu: mgh...será rápido...solo vamos y venimos, jeje. —ríe nervioso— entre más rápido nos vayamos, más rápido volvemos a casa. —sale de la cabaña—
Salí después de él, subimos al auto y nos dirigimos hacia la cárcel. Ya llegando ahí, fuimos a la sala de visitas; ahí nos estaban esperando nuestro abogado, y Cumber, pero éste al verme, se puso molesto.
Richard: tomen asiento.
Lo hicimos. Empezó a hablarnos sobre temas importantes.
