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—Ya déjame.

Estábamos solos en el trabajo, era viernes de nuevo, una semana atrás estabas sufriendo una crisis y ahora estabas del todo normal, jugando conmigo. Habías puesto tu rodilla entre mis piernas y yo hice un gesto extraño, de por si yo era bien sensible, ahora tu jugando pesado conmigo hacías que mi sensibilidad fuera más débil.

—Que sensible.

Dijiste en un puchero.

—Ya sabes que no me gustan las cosquillas y cosas así por que me da cosita.

Te expliqué como por milésima vez, pero siempre ibas contra las reglas.

—Es por que soy una chica, ¿verdad?

—No, no es eso... solo me pone nervioso.

—¿Ah si?

Dijiste pícaramente, y en cuestión de momentos ya estabas sobre mi a horcajadas, esta cercanía tuya me despertaba en otras partes que, bueno si me atraían las chicas, pero la forma en que tú te movías sobre mi, cruzaba todos mis límites, eras ardiente, sabias que tenías este don y eras astuta al usarlo, por eso no te ibas con cualquiera, por que era tu arma más poderosa y letal.

Yo quise acercarme a besarte, pero te rehusaste, ya lo sabía, tú no mezclabas sentimientos, pero no dejabas de moverte tan condenadamente bien, ya me habías despertado lo suficiente, y quería experimentar más contigo cuando en eso te separaste.

—Ya es tarde, es mi hora de salida.

Sonreíste y te fuiste.

¿Por qué ahora? ¿Qué querías de mi? ¿Debería dejarlo pasar o ahora ir yo? ¿Era tu estrategia para que yo no fuera gay? ¿O de alguna manera yo te atraía? ¿Y Asher?¿Querías superar a Asher conmigo?

Lover. Amante. Fui tú amante y a partir de ahí empezó nuestro romance a escondidas, así lo querías tú, me dolía que lo nuestro no fuera público, quería sentirme querido de esa manera... pero se que también lo hacías por nuestro bien, todo mundo se metía en tus asuntos y a la vez lo nuestro era tan especial que tampoco quería que lo arruinaran.

Nos besábamos en cualquier oportunidad que encontrábamos, parecía que tenías una sed de mi y de mis besos, me encantaba cuando jalabas mi cabello cuando nos besábamos, eras ardiente, sensual, me encendías con total facilidad y hacías que olvidara todo, todo.

Y no solo eran besos apasionados, por cada encuentro que teníamos, cada vez era más intenso, pasábamos de leves caricias a metidas de mano en zonas íntimas. Tenía ganas de ti, quería hacerlo contigo.

—Hagámoslo.

Te dije entre gemidos.

—No.

Dijiste y te bajaste de mi mientras abrochabas tu pantalón.

—¿Por qué no?

Aún yo seguía agitado.

—Por que no.

Te encogiste de hombros y te fuiste, siempre escapabas, supongo que por eso Oliah fue como fue, por que tú nunca le diste la oportunidad por más que el intento acercarse a ti en esa forma, el detalle contigo es que siempre le abres tu corazón a todos, menos tus piernas, ahí no entraba nadie ni por error.

Pero seguíamos entre besos y más besos, la experiencia más inolvidable fue el cine, estábamos solos y a oscuras ahora si, para ese entonces ya era agosto, y raramente, yo era la chica en la relación, parece chiste, pero es anécdota, siempre me lo decías, por que la que tenía más intensidad a la hora de besar eras tú, yo siempre trataba de ser tierno, pero tú eras la salvaje apasionada.

TRANSEDENTALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora