Di mi nombre (encuentros con un extraño parte #4)

45K 890 72
                                    

- adonde vamos?- pregunte despues de conducir por la ciudad un par de minutos

-a comer- respondió mirandome de soslayo -necesitamos recargar energias- dijo con una sonrisa juguetona y mi estomago revoloteo 

solo logre asentir. Era frustrante y embarazoso quedarse sin palabras y todas las veces que me habia sucedido era con él

que horror!

Viajamos en un comodo silencio antes de que el estacionara en un bonito restaurante en el centro de la ciudad.

Colocando su mano en la parte baja de mi espalda me guió hasta una mesa cerca a la ventana que daba a la concurrida calle, el lugar era sencillo pero acogedor.

Cuando nos sentamos me senti torpe, quiero decir, si, habiamos tenido sexo varias veces pero lo de conversar... bueno, no podías hacer eso cuando tenias la lengua ocupada en otras cosas.

Me sonrojo con el pensamiento

-que pasa en esa cabezita tuya?- pregunto

-nada- dije mirando a todas partes menos a él

sujeto una de mis manos y se la llevo a los labios dandome un suave beso en los nudillos, sentía que me derretía en el asiento con ese gesto tan tierno y luego me dio esa mirada intensa y la ternura se fue a la mierda y tuve que cruzar las piernas cuando sentí una pulsación en mi centro

-dime- aparto mi mano de sus labios -por favor-

-lo que pienso en este momento no es apto para un lugar publico- le dije antes de esconderme tras el menu

Una carcajada resonó en mis oidos

baje el menú para verlo muriendose de la risa, y se veía tan increíblemente sexy con sus mejillas rosadas y los ojos cerrados mientras su risa ronca y profunda perforaba el silencio

-creo estar en lugares públicos nunca ha sido un problema para nosotros- dijo una vez que se calmo

solté una risita nerviosa -touché-

-entonces, dime- dijo retomando la compostura -en que pensabas-

-en que no hemos conversado mucho- dije sinceramente-

él frunció el ceño, pero no sabia si era porque apenas caía en la cuenta o porque le molestaba. Era difícil saber lo que pensaba

-tienes razón- dijo y casi, casi parecio avergonzado, lo que me hizo gracia

-no es que me este quejando- le dije divertida -en absoluto-

él volvió a reír y sus ojos destellaron con satisfacción -me alegra escuchar eso-

Antes de que volviera hablar apareció una mesera que casi se le tira encima. La chica no disimulaba en absoluto sus ganas de desnudarlo y ponerse en su regazo. Suprimí la no bienvenida ola de celos.

Después de ordenar. La camarera se aparto a regaña dientes. no sin antes darle una mirada sugerente. 

Puta! 

aja y tu que eres? la madre teresa de calcuta? me reprocho lo que supuse era mi conciencia que tenia el mismo tono sarcástico y condescendiente de Andrés

Genial ahora no podría usar el termino sin pensar que yo era una. 

-por que esa expresión- pregunto con preocupación

-cual expresión?- dije tratando de disfrazar mi malestar 

-esa expresión que surgió en tu rostro como estuvieras apunto de -levanto el indice- a) golpear a alguien -levanto otro dedo- o b) echarte a llorar- su expresión se ensombreció cuando la comprensión lo golpeo sin que yo tuviera que explicárselo -es por nosotros no es asi?- se recostó en su silla con la mirada vacia -te arrepientes- Como habia llegado a esa conclusión no lo sabia y aunque la primera era cierta la segunda estaba bastante lejos de la verdad 

Fantasías prohibidas de una virgen (FP#1) //EN EDICIÓN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora