Mía (tentación parte 3)

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Desperté con los rayos del sol filtrándose por las cortinas.  

Todavía desorientada por el sueño me estire. Luego sentí su calor envolviéndome y su pecho pegado a mi espalda. Podía sentir sus respiraciones aun acompasadas y profundas por el sueño.  

Todo volvió a mí.  

Y se sintió tan bien pero ahora también me sentía mal. De hecho me sentía asquerosa.  

 Me había acostado con el esposo de mi madre. Jesus!  

Y lo peor era que me había fascinado, a pesar de mi vergüenza todavía cabía el sentimiento de ansiedad y emoción por repetirlo.  

Trate de levantarme pero su agarre alrededor de mi cintura era como el acero. Fuerte e inamovible. 

Las lágrimas se empezaron a deslizar por mis mejillas ¿qué clase de hija era? ¿Cómo putas puede hacer algo así? Fantasear estaba…no bien, pero no estaba tan mal como esto. Una cosa era imaginar, tener pensamientos obscenos sobre él, pero otra muy distinta era llevarlos a cabo.

 Pero ni siquiera duermen juntos. Probablemente tu madre lo esté engañando ahora mismo -Una voz dentro de mi cabeza me excuso. Pero no fue suficiente, me encogí. No había excusa que hiciera aceptable lo que hice.  

Cubro con mi mano mi boca para amortiguar los suaves sollozos que brotaban de mis labios.  

Lo siento removerse y cuando menos pienso estoy con mi cara enterrada en su pecho y él acariciando mi cabello.  

 -Shh. Está bien- besa la cima de me cabeza. Lo abrazo y me acurruco más cerca mientras me permito imaginar que estamos en una situación diferente en la que él es solo alguien al azar y no el esposó de mi madre  

Pero en cuanto el pensamiento se termina de formar, mi mente me traiciona, bombardeándome con imágenes de ellos juntos, de él haciéndole lo mismo que a mí. La rabia, el asco, la vergüenza y la culpa se esparcen por cada centímetro de mi cuerpo y lo aparto, agarro mi ropa del piso pero no me molesto en ponérmela y la abrazo contra mi pecho mientras corro a mi habitación. Lo escucho viniendo detrás de mí, pero antes de que me alcance le cierro la puerta en la cara y le echo el pestillo  

-Emma- grita -Emma! Abre- toca la puerta  

-ENMA! ABRE LA PUTA PUETA- la puerta se estremece con sus golpes pero no me muevo de mi lugar -ABRE INMEDIATAMENTE!- ordena. Mi cuerpo me traiciona por un segundo y doy un paso adelante pero me vuelvo a mis sentidos y giro sobre mis talones encerándome en el baño incluso al otro lado de la habitación, encerrada aquí escucho sus gritos y los golpes de la puerta.  

Tiro mi ropa a la basura, me meto a la ducha y la pongo fría. Me hago un ovillo en el suelo con el agua helada golpeando mi costado. Me quedo ahí hasta que los gritos y los golpes se detienen.  

Cierro el grifo. Pero me mantengo en mi posición.  

Me siento sucia. Ninguna cantidad de agua o jabón puede limpiar este tipo de suciedad. Rasguño mi piel compulsivamente tratando de liberarme de la sensación de asco, no sirve de nada pero el dolor es una distracción bienvenida.

Empiezo a tiritar y mis dientes chasquean pero no hago nada por levantarme y envolverme en una toalla.  

Lo curioso es que no lo odio a él. El odio está enteramente dirigido a mí. Por ser tan débil.  

Llame a Karen para preguntarle si podía pasar el rato en su casa pero me respondió su hermano Luke. Yo de verdad necesita salir de aquí, así que le pregunte si podía ir a pasar el rato. Sonaba desesperada, Luke y yo apenas si hablábamos pero no pareció importarle. Me escabullí exitosamente de casa sin toparme con ese.  

Fantasías prohibidas de una virgen (FP#1) //EN EDICIÓN//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora