Ya pasó tiempo desde el entierro, un mes, aproximadamente. El joven muchacho se ha encerrado en su departamento, aquél en el cual vivía con el amor de su vida, las cosas del chico que yacia muerto, lo rodeaban, su aroma, sus objetos, todo aquello que el tenía que parecía que pertenecía a un pequeño niño, lo rodeaban. Era como una tortura sin fin.
¿Me lo merezco?, ¿Quan mal hice en mí vida pasada, que tengo que pagar con esta vida?, ¿O acaso, esto es solo una muy mala suerte que me cargo?, Yo de niño soñaba con ser el ser humano más feliz del mundo, las cosas fallaron.
—Yeon, abre la puerta.. No he venido hasta aquí para que me dejes fuera de tu departamento..— Habló, tocando suavemente la puerta.
La puerta se abrió. —Pasa.— Se hizo a un lado dejando que el contrario se introduzca al lugar.
—¿Hace cuanto no comes?— Preguntó el joven.
—No sé, no importa.
—¿Fue desde la última vez que vine?— Cerró al puerta y se acercó al mayor.
—Seguro.
Abrazó a su mejor amigo, acariciando suavemente su espalda. —Ven, vamos a comer algo, no te hará mal salir.
—Claro.
—¿Que te gustaría comer?— Preguntó con una leve sonrisa.
El contrario solo lo miro sin expresión, dándole a entender que le daba por igual.
Salieron del departamento, cerraron con llave y salieron del edificio.
Caminaron a alguna cafetería o algo por el estilo. Mientras caminaban, inconcientemente se acercaba al lugar donde todo sucedió. Choi sabía perfectamente que estaba cerca de aquel lugar, pero su amigo no, o bueno, no se percató hasta que llegó exactamente a aquella calle. Choi solo miró fijamente al lugar donde exactamente yacia el cuerpo de su querido Huening, incluso logró visualizarlo.
El menor solo tomo la mano del mayor, apresurando el paso para alejarse de aquel lugar.
En pocos minutos llegaron a una cafetería/restaurante, se adentraron y buscaron una mesa, se acomodaron y pidieron el menú.—¿Que pedimos?— Dijo el rubio.
—Lo que sea.
El chico solo llamó a una mesera, pidió algo que pensó que tal vez le apetecería al mayor y unas bebidas.
—¿Cómo te va en todo, Junnie?— Le dirigió una leve sonrisa.
—Hm.
El menor solo un suspiro. —¿Sabes lo que pasó el otro día?— Animó.
—¿Que?
—Una araña me cayó en la cara, casi muero del susto, pero Chris me salvó, lo juro.— Soltó una leve risita.
—Hm.
—¿Sabes?, Pensamos en tener hijos.
—Que sean una familia feliz, entonces.
El chico entró en cuenta, y se sintió mal, tenía la costumbre de contarle todo a su mejor amigo, sus peores y mejores momento, absolutamente todo.
—No te sientas mal, te entiendo, por lo menos aún me cuentas que hay de tu vida.
—En verdad, perdona, es que es la costumbre..
—Tranquilo, mientras seas feliz, todo está bien.
—Eres una persona tan maravillosa, no entiendo porque te va tan mal, no entiendo porque una persona con aquella sonrisa tan hermosa y con tantas ganas vivir, tiene que ser tan infeliz.. Te mereces el cielo, porque eres un ángel, y ahí es donde perteneces.
—¿Tu dices que mamá, papá y Huening estén ahí?
El rubio notó la triste mirada del pelinegro. —Claro que si, ellos también son ángeles, seguro te recibirían cuando sea hora.
—No falta nada para que sea hora.
—¿A qué te refieres?..— La mesera llegó y dejó lo que habían pedido, y se retiró.
—Entenderás.
No contestó más, solo empezó a comer, así como su contrario.
Comieron, no hablaron mucho, pagaron y volvieron al departamento.
El pelinegro le dijo al rubio que quería acomodar unas cosas, por lo cual el menor se retiró.Volvió a quedarse solo.
¿Que habrá escrito todo este tiempo Kamal en su diario?
Había pasado un mes desde que Hueningkai ya no existía sobre el mundo de los vivos, Yeonjun tenía curiosidad por si Huening habría escrito algo refiriéndose a el, quería saber que había dentro de aquel diario que era privado en ese entonces.
¿Habrá algo que lo haga sentir mejor?
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