﹟Found you. ♡

92 15 0
                                    

"A veces, las cosas se oponen a tu felicidad, te abandonan y te quitan la vida. A veces, las cosas no van como uno quiere. A veces, te quedas completamente solo en un mundo muy grande, tan grande, que quieres desaparecer y ser más pequeño que un microbio. A veces, solo quieres ser feliz, quieres volver al tiempo atrás, allí donde eras un pequeño niño que no entendía nada y para el, todo era solo risas y felicidad."

Ahí se encontraba el, acostado en su cama, a oscuras en su habitación, la noche espesába el ambiente, el cielo estaba tornado de un azul oscuro, tocando el color negro. El, ahí, en su cama fumando, no había ninguna luz que ilumine su habitación, la luna no se encontraba en su campo visual. ¿Cómo se sentía?, Ni el lo sabía, simplemente no sentía nada. Absolutamente nada.
Después de aquella noche, nunca volvió a ver a aquel chico, aquel que a sus ojos era un ángel, por alguna razón, sentía extrañarlo.
Con sus pocas esperanzas, se levantó y se dirigió al mismo lugar de siempre.

Caminando, notó que la calle estaba más vacía, más silenciosa, más tranquila. No tuvo otra opción que disfrutar de aquel momento, solo el, la noche y la soledad.
Cuando ya se encontraba cerca de ese bosque, suspiró, sintiendo que sus esperanzas eran estúpidas, pero lo quería intentar una vez más, solo una.
Caminaba mirando al piso, el chirrido de los árboles al ser sacudidos por el viento, los insectos haciendo de las suyas, las piedras e hojas debajo de sus zapatos crujiendo y su respiración casi inexistente eran algo que le daban un toque único a la noche.

No se había percatado que ya llegó a su querida roca, levantó su mirada y se encontró con su ángel mirándolo con sus ojos brillosos.
Al visualizar al muchacho, un sentimiento efímero de felicidad atravesó su pecho, haciendo que una pequeña sonrisa aparezca en las comisuras de sus labios.
Se sentó al lado del chico, sin borrar su diminuta sonrisa, volteando su cabeza al muchacho. —Te encontré.

El azabache lo observó, soltó una leve risita mientras tapaba su boca con su mano izquierda, para que el otro no pueda ver su sonrisa. El pelinegro quería ver aquella bella sonrisa.
Los ojos de los jóvenes se encontraron, así conectando sus miradas, sus miradas quedaron fijas en el uno y el otro. Tal vez por puro impulso, los muchachos empezaron a acortar con los centímetros entre ellos, acercándose cada vez más, hasta el punto en donde sus respiraciones chocaban, cerraron sus ojos. Sus labios empezaron a rozarse, uno de ellos estampó sus labios contra los del otro, uniendolos en un beso suave, cálido, lindo. Un beso que les hizo olvidar sus alrededores, un beso que les hizo sentirse mejor que nada, un beso que sanó heridas.
Los labios del azabache emanaban un sabor dulce, uno que le encantaba al pelinegro. Mientras el otro, emanaba sabor a tabaco, disgustó un poco al menor, ya que no le gustaba eso, pero la suavidad de los labios del contrario le hizo olvidar aquel sabor.

Los jóvenes sentían aquel momento inolvidable, y querían que sea para una eternidad.
Al separarse, se miraron a los ojos una vez más, soltando una risitas de nariz, luego, regalándose sonrisas cálidas, aquellas que te decían que todo iba a estar bien.
El azabache se sintió un poco avergonzado, por lo cual dejó caer su cabeza sobre el hombro del muchacho a su lado, pasando tímidamente sus brazos por la cintura del chico, abrazándolo. El pelinegro también lo abrazo, lo abrazó fuertemente y lo atrajo a sí mismo.

—Dime tu nombre, bello angel.







﹫oxygenless.ᵎᵎ

My love.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora