limPído

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El calor y el frío, metamorfoseándose, convirtiéndose en tibieza. El verano y el invierno juntándose por primera vez, convirtiéndose en uno solo, y que no podía ser llamado ni otoño ni invierno. El Sol y la Luna, colisionando el uno contra el otro y destruyendo todo lo que encontraba a su paso. Lee Donghyuck y Moon Taeil, profesándose amor eterno aun después de sólo unos días de haberse conocido como algo más que Rey y sirviente.

Sus corazones latían con fuerza contra el pecho del otro. El sudor emanaba del cuerpo de ambos por la alta temperatura del ambiente, y sus respiraciones, desacompasadas, se convertían en jadeos y gemidos cada vez más audibles. Taeil recibía el calor de Donghyuck, y le agradecía, porque nunca antes había sentido aquella calidez que no sabía que necesitaba, hasta ese momento.

Donghyuck penetraba a su Rey con firmeza y cuidado, tratando a Taeil como lo que era, un Rey, un tesoro muy preciado al cual debía cuidar, porque ese era su trabajo. Y Taeil, con timidez, tocaba delicadamente el cuerpo del moreno con la yema de sus dedos, sintiendo el ardor traspasar su piel, encendiéndolo aún más.

El castaño movía sus caderas hacia delante y hacia atrás con lentitud, mientras que Taeil gozaba del placer que sus movimientos le hacían sentir, gimiendo al ritmo de sus embestidas.

—No sabe cuánto tiempo soñé con esto... —confesó Donghyuck entre jadeos, sin dejar de penetrarlo y acariciar sus piernas.

Taeil sonrió levemente al oír su voz. Se oía tan grave y seductora... mucho más que cuando lo besaba. Sentir su caliente piel sobre la suya sólo duplicaba su efecto. Empezaba a sentirse mareado, embriagado de él. Donghyuck empezaba a hacérsele adictivo por todas las sensaciones que le hacía sentir hasta con el más mínimo acto.

No dejó de tocarlo, y con un poco más de atrevimiento, recorrió con sus dedos cada centímetro de su piel, guardándolo en su memoria para no olvidarlo jamás. Tocó su cabello, tocó su rostro, y cuando llegó a sus labios, introdujo sus dedos en su boca, sintiendo sus dedos mojarse con su saliva. Donghyuck soltó un gemido al sentir cada roce.

—Eres... eres... —Taeil quiso hablar, pero el cosquilleo en su entrepierna lo interrumpió, anunciándole que estaba a punto de llegar al orgasmo—. Ah...

Tomó a Donghyuck de las caderas bruscamente para que se introdujera más profundamente dentro de él. Soltó un gemido tras otro al sentir su semen desparramarse sobre su pecho, y justo al segundo después, siente el líquido de Donghyuck dentro de él, seguido de un largo y fuerte gemido que fue como una pieza de arte para sus oídos.

—Eres maravilloso —terminó su confesión en un susurro apenas audible debido a la falta de aliento. Donghyuck sonrió levemente.

—No más que usted —lo miró a los ojos, mordiéndose el labio inferior con picardía.

El menor se separó de él, soltando un largo suspiro. Su pecho subía y bajaba por todas las energías que gastó durante el acto. Taeil sólo lo observaba, admirado por su tan perfecto ser. Su piel morena era tan única, brillante y hermosa... al igual que su cabello, su rostro, y todo su ser, y ver el sudor recorrer cada rincón de su cuerpo y sus mejillas rosadas de tanto calor sólo lo hacía ver el doble de atractivo. Era difícil describirlo con exactitud, pero Donghyuck era como una pieza de arte, como una escultura personificada, alguien tan etéreo que parecía casi irreal.

Suspiró. Quería más, quería sentirlo otra vez, quería besarlo, quería sentir el calor sobre su piel, quería tenerlo cerca en todo momento, su efecto era adictivo, y no sentirlo cerca por unos momentos ya se sentía agobiante.

El soldado tomó un paño y se acercó al Rey, limpiando los restos de líquido que quedaron sobre su pecho. Taeil se estremeció con tan sólo tenerlo así de cerca. Dios, nunca nadie lo había hecho sentir así...

¿Era amor? Quizás, pero Taeil sentía que era muy pronto para admitirlo aún.

—Bésame —soltó el Rey de pronto, mirando a Donghyuck directamente a los ojos. Se sorprendió de sus propias palabras; estaba perdiendo todo el autocontrol ante él, no podía retener sus impulsos delante de él.

Donghyuck lo miró por severos segundos, impresionado por su propuesta.

—Bésame —repuso, resignándose por completo a su propia voluntad—. Sólo hazlo. Te necesito.

El menor sonrió ladino, relamiéndose los labios al oírlo. Los brillantes orbes del Rey lo delataban, delataban lo necesitado que estaba de él.

—A sus órdenes, Su Majestad —susurró Donghyuck, antes de sentarse a horcajadas sobre su regazo e inclinarse hacia él para acunar su rostro sobre sus manos y besarlo con tal pasión que el ambiente no tardó en subir de temperatura otra vez.

Esta vez fue Taeil quien tomó la iniciativa, tomando al moreno de la cintura y girándolo, para así cambiar de posición; ahora era él quien estaba sobre el menor, mirándolo directamente a los ojos, derrochando lujuria. Saboreó sus labios, jugó con su lengua de una manera seductora... Y cuando empezó a tocar su cuerpo, tanto Donghyuck como Taeil supieron que esta fiesta no tendría término sino hasta que el sol rayara sobre el alba...

...Y que Donghyuck tenía al Rey completamente sobre la palma de su mano.






El Sol y la Luna por fin habían encontrado la manera de juntarse. Ahora la distancia no era un problema, podían darse el calor que quisieran sin lamentarse de la larga distancia que los separaba. Eran felices los dos solos, Sol y Luna, colisionando para saciar los deseos de su amor pasional.

El Sol ardía como el mismo infierno, pero ese factor era el que había enamorado a la Luna, porque tenía todo el calor y acogimiento que ella jamás pudo saciar por sí sola. La Luna ahora brilla sobre la Tierra porque el Sol es quien la ilumina.

Pero, había una razón por la que este amor estaba prohibido, y ese era, porque eran polos completamente opuestos, y que juntarse sólo traería, inevitablemente, la destrucción de uno de los dos. 








límpido, límpida

adjetivo

1. Que es puro, transparente o no tiene manchas.
















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Pido perdón por esto, el smut no es lo mío D: 

eclipse ー taehyuckDonde viven las historias. Descúbrelo ahora