Extra

946 139 50
                                    

Era extraño...

Pero hermoso a la vez...

Él había escuchado mucho sobre esto. Su abuela le había dicho el como supo que su abuelo era el indicado, tantas veces por su propia petición, que el asumió que sabía...

Oh, que tan equivocado estaba.

La primera vez que lo vió fue en el centro de Konoha. El niño peliplata estaba sentado en una de las mesas de un pequeño local de comida, después de unos segundos un adulto de cabellera igual apareció y puso un plato enfrente de él.

Sonrió, o eso pudo determinar por como sus ojos se cerraron con alegría ya que la parte inferior de su rostro estaba cubierta.

Su corazón bombeaba de distinta manera, era rápido pero no como cuando corría, era difícil de explicar solo sabía que era distinto... Sus mejillas enrojecieron y su cara estaba caliente, su cuerpo parecía estancarse y temblaba, su estómago se revolvia con fuerza.

No sabía su nombre, no sabía quién era...

Tenía cinco cuando lo vió por primera vez. No hubo acercamiento alguno porque cuando el adulto lo atrapo mirando al que parecía ser su hijo y le sonrió, el azabache solo pudo reaccionar en la huida.

Óbito llegó a casa buscando desesperadamente a su abuela para contarle lo sucedido. La anciana solo sonrió y acaricio la cabeza de su pequeño.

Meses después está falleció.

Fue una hermosa sorpresa ver al niño peliplata un día en la escuela, en su mismo salón.

Hatake Kakashi, ese era su nombre, era más joven que todos en el aula pero más listo también.

Óbito había hecho de todo para que el peliplata lo volteara a ver, pero siempre tenía su nariz metida en un libro.

Su corazón se deshizo cuando Rin le dijo que su chico de ojos puros dejaría la escuela. No lo más interpreten, estaba feliz porque había ascendido y eso solo demostraba lo asombroso que era el niño, pero también estaba triste porque muy posiblemente nunca lo iba a volver a ver. No sabía más que su nombre.

Óbito caminaba por el jardín de la academia cuando lo vió ahí parado, estaba de espaldas mirando el árbol.

Su corazón corría a mil por hora... Ese era el momento, se arrepentiría si no lo hacía.

A paso tímido se acercó y puso una mano en su hombro.

- Hola, escuché que te graduaste antes - menciono retirando su mano del hombro del menor - Felicidades.

- Gracias...










Óbito se retorció despertando de su sueño, cuando abrió los ojos el rayo del sol le pagaba directamente lo que hizo que parpadeara varias veces. Una risa suave se escuchó, tal vez burlándose de las muecas del mayor, al mismo tiempo que una mano comenzó a acariciar la cabellera pelinegra. El niño Uchiha se quedó ahí, disfrutando unos momentos más de las caricias antes de levantarse y tallar uno de sus ojos bruscamente.

- ¿Dormí mucho?

- No... No mucho - murmuró él otro.

El mayor de limito a asentir, para después recargarse en el árbol donde el peliplata descansaba también. Extendió su mano y entrelazó sus dedos con los del menor.

Llevaban apenas dos meses de ser... Algo más que amigos.

- Oye

- uhm

- ¿Quieres ir a mi casa? Podemos ver películas mientras mi papá llega, el traerá la cena de afuera. Le agradara verte ahí. - dijo con una sonrisa.

ColecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora