Capítulo 3

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El gran y esperado día había llegado, y la atmósfera en Neburia estaba cargada de emoción y anticipación. Link surcaba los cielos montado en un majestuoso ave llamada Neburi, un magnífico pájaro con plumas iridiscentes que reflejaban la luz del sol. A su lado volaba la hermosa princesa Zelda, quien lucía un impresionante conjunto inspirado en el traje de la diosa, un atuendo que acentuaba su belleza y la hacía parecer casi etérea.Los habitantes de Neburia se habían congregado para presenciar el festival, un evento que celebraba la paz y la unidad del reino.

Sin embargo, tras la alegría superficial, había un aire de misterio. Las leyendas sobre la diosa y la Trifuerza eran antiguas, y aunque la gente veneraba a la diosa, pocos conocían la verdad detrás de las historias.Link había trabajado arduamente para llegar a este momento. Había competido en diversas pruebas, enfrentándose a otros cadetes, entre ellos Marlon, un joven ambicioso que había hecho todo lo posible por desestabilizar a Link. Marlon, con su mirada astuta y su sonrisa arrogante, había jurado que ganaría el festival y se llevaría a Zelda.

La competencia en el aire era el evento culminante del festival. Los cadetes, montados en sus aves, debían atravesar un circuito lleno de obstáculos, desde anillos de fuego hasta tormentas de viento que amenazaban con desestabilizarlos. Link, con su destreza y valentía, se sentía preparado.

La adrenalina lo invadía mientras su mente se enfocaba en la meta, pero sabía que no sería un camino fácil.A medida que la señal de inicio resonó, los competidores se lanzaron al aire, y el espectáculo comenzó. Link sintió la adrenalina recorrer su cuerpo mientras Neburi se elevaba, surcando las nubes. A su alrededor, Marlon y otros cadetes malvados intentaban intimidarlo, lanzando ataques de distracción y maniobras peligrosas.

—¡No te dejaré ganar tan fácilmente, Link!— gritó Marlon, intentando embestirlo con su ave. Pero Link, con reflejos rápidos, esquivó el ataque y se mantuvo firme, concentrándose en el recorrido. La carrera se intensificó.

Los competidores se lanzaban unos contra otros, creando un caos en el aire. Link sentía el viento en su rostro, la emoción de la competencia lo impulsaba. Cada giro y cada salto eran un desafío, y la meta estaba cada vez más cerca.

En un momento crucial, Marlon hizo una maniobra arriesgada, tratando de desestabilizar a Link. —¡Tú no mereces estar aquí! Zelda será solo para mí—, gritó, pero Link no se dejó llevar por la provocación. Con una determinación renovada, giró su montura, aprovechando el impulso del viento para ganar velocidad.

"¡No puedo fallar ahora!", pensó Link, recordando a Zelda y la razón por la que competía. La imagen de su sonrisa lo llenó de fuerza, y en ese instante, todo lo demás desapareció.Finalmente, tras una serie de maniobras audaces, Link cruzó la meta en primer lugar, los aplausos resonando en el aire. La victoria era suya, y con ella, la oportunidad de estar a solas con Zelda.


Al aterrizar, el corazón de Link latía con fuerza. Zelda lo esperaba, sus ojos brillaban de alegría. —¡Lo hiciste, Link! ¡Eres increíble!—, exclamó, colgándose de su cuello en un abrazo que hizo que su rostro se sonrojara.

—Gracias, Zelda. No podría haberlo hecho sin ti—, respondió Link, sintiendo el aroma de su cabello y la calidez de su cercanía.

—Link... yo... tengo que confesarte algo...— comenzó Zelda, su voz temblando ligeramente por los nervios. Tímidamente, Link profundizó el abrazo, sintiendo la conexión entre ellos.

—¿Qué es, Zelda?— preguntó, su corazón latiendo con fuerza.—Yo... quiero que sepas que...—. Pero antes de que pudiera terminar, una sombra oscura se cernió sobre ellos, interrumpiendo el momento. Grahim, el demonio antiguo, apareció con una sonrisa maliciosa en su rostro.


—¿Cómo es posible que la diosa reencarnada se permita tales muestras de afecto?—, siseó Grahim, su voz cargada de veneno. La oscuridad que lo rodeaba parecía absorber la luz del festival, creando un ambiente tenso y opresivo. Sus ojos, llenos de malevolencia, se posaron en Zelda, y una risa burlona escapó de sus labios.Zelda se interpuso entre Link y Grahim, su mirada desafiante.

—No te permitiré que interrumpas nuestro momento—, dijo con firmeza, aunque su voz temblaba ligeramente. La valentía de la princesa era admirable, pero Grahim no se dejó intimidar.

—Oh, pero mi querida diosa—, continuó Grahim, acercándose lentamente.
—¿No ves que tu destino está entrelazado con el mío? He venido a reclamar lo que es mío, y no me detendré hasta que lo tenga.— Su tono era seductor, como si intentara hipnotizarla con sus palabras. La malicia en su mirada era palpable, y el aire se volvió denso con su presencia.

Link, lleno de celos y furia, se lanzó hacia Grahim, pero el demonio lo esquivó con gracia. —Eres un estorbo, niño. Apártate si no quieres sufrir—, dijo, su voz un susurro helado que resonaba en el aire. La tensión crecía, y Zelda sabía que debía actuar rápido. Su amor y el destino del reino estaban en juego.

La Leyenda De Zelda "Pasión Y Renacimiento"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora