Capítulo XI:
El Templo de Karabor, uno de los Lugares Sagrados para los Draenei, ubicado en el corazón del Valle SombraLuna, rebosaba aquel día de fieles que iban a pedir ayuda a "La Luz" para enfrentar su hora más oscura. Pero los pedidos y oraciones hacia ésta parecían en vano, desde los Cielos y ubicados en las almenas, los Exarcas miraban con suma atención lo que estaba ocurriendo en el Horizonte profundo, recortado como si fuera una silueta negra en el Firmamento, una extraña corriente mágica empezaba a anidar por los cercanos sitios del Templo. A lo lejos, una poderosa formación de guerra, un vasto Ejército de Orcos comandados por Vorka y Arnokk El Quemador ponían rumbo hacia las puertas.
- No puede ser.- Dijo uno de los Centinelas y corrió para alertar a las tropas que estaban apostadas en el interior del Templo.- ¡Alerten a los Exarcas y al Profeta Velen, de prisa!.- Ordenó a viva voz de mando y no hubo ninguna pregunta. Los Draenei salieron disparados, haciendo sonar sus cuernos y trompetas, los civiles corrían hacia los lugares seguros, las fuerzas militares tomaban las armas y con ello se iban colocando en posición de defensa alrededor de todo el sitio.
Afuera del Templo de Karabor, el Comandante Vorka hizo una seña, sus tropas se detuvieron y mantuvieron la posición de firmes, con las armas en ristre, preparados para desatar la guerra. Lo único que se movía eran las máquinas de guerra, entre ellas unos poderosos cañones diseñados por los Goblins de la "Compañía Mechanegra", en donde podían apreciarse como unas poderosas corrientes de fuego ascendían dentro de los tubos y los artilleros esperaban la orden para atacar la zona. El Orco que los dirigía examinó el sitio, algo estaba esperando, pero ¿qué era?. El viento no se movía, todo permanecía en calma y dentro de Karabor, las tropas aguardaban aquella "chispa" que encendiera el rastro de pólvora para provocar la explosión de la guerra. Los Exarcas y Guerreros se mantenían firmes, callados. De golpe, una ráfaga provino del Oeste, las banderas y estandartes se movieron, el silencio se plasmaba en una tensión crepitante, el sudor caía de aquellos Guerreros Draenei pero nadie decía nada al respecto, no se iban a dejar acobardar por esas criaturas.
- ¿Qué estamos esperando, Comandante?.- Preguntó Arnokk pero el Orco con el cañón al hombro no dijo nada, simplemente se limitó a permanecer callado hasta que sus Chamanes empezaron a cerrar los ojos y a sentir el flujo de las energías mágicas por el lugar. Una Magia que provenía desde el Centro de aquella Valle.
Mientras tanto, de vuelta en la Península del Fuego Infernal, las tropas de "La Alianza" y "La Horda" habían tomado posiciones dentro de aquella fortaleza y estaban resistiendo a los embates del enemigo, pero éstos movidos por el espíritu de conquista y de sus líderes, optaron por retirarse y concentrarse en los otros frentes. La estrategia iba a ser que, cuando terminaran con los otros asuntos, volverían para ese sitio y aniquilarían a las Fuerzas Aliadas de una buena vez. Sin embargo, en el interior de unas cámaras subterráneas, un nivel mucho más inferior que los calabozos, una misteriosa energía verde pálido resplandecía y llamaba la atención de los que estaban allí. Uno de los Soldados se acercó y notó que, mientras que las puertas de las celdas se abrían, notó que aquel grupo se alejaba de ese sitio, saliendo hacia afuera, mientras que se perdían en la lejanía.
Allí estaba aquel Brujo sin Clan, uno que se había vendido a la voluntad de la "Legión Ardiente" pero que vio su caída a manos de esa intervención hecha por Garrosh. Su "Consejo de las Sombras" había quedado muy afectado y reducido, pero el Orco no iba a darse por vencido, sino de que tomaría cartas en el asunto y acabaría con cada uno de los que destruyeron su plan y el ascenso hacia el poder, uno que estaba más allá de todo límite y que era comparado con el de un "Dios". Salieron afuera, uno por uno, miró a su alrededor, esa "esencia" de rebeldía, de "deslealtad" y traición llevaba a que expresara su enojo en las facciones de su rostro y brillara el color rojo de sus ojos. Uno de sus esbirros y de los pocos integrantes del "Consejo de las Sombras" fue hasta él.
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World of Konosuba: WarLords of Draenor
AventuraTras la derrota del "Rey Demonio" a manos de los aventureros, la paz ha reinado en el Mundo, sin embargo, un nuevo peligro acecha y amenaza con dominar y destruir lo que ellos aman. Para ello, Kazuma y sus amigos deberán unir fuerzas con los persona...