La noche era estrellada pero con un gran número de nubes que se movían con el viento. En un momento dado, las nubes taparon la luna, influyendo en el estado de Kota.
¡Tonta, suéltame la mano!-gritó Kota
¿Pero que te picó? - refunfuñó Eri
Agh, no me tomes por loco, quieres aprovecharte de mi ya que estamos a solas en un lugar apartado. -dijo el chico irónicamente mientras hacia gestos con los brazos para simular vergüenza
Eres un loco de remate. No se por qué estoy aquí contigo. -respondió la chica mientras se adelantaba al sendero para buscar la respuesta a la carta de la madre de Kota.
Pasaron un par de minutos en esa actitud hasta que las nubes volvieron a tapar la luna.Discúlpame -dijo de pronto Kota- me siento más inestable de lo normal, no se por qué -concluyo avergonzado.
Eri un poco confundida sin terminar de entender su comportamiento extraño, le sonrió para hacerle sentir tranquilo pero ella no lo estaba. Sentía como su corazón se aceleraba cada que el le decia algo tierno, y cuando le decia algo molesto, se llenaba de ira. La pobre chica ya no sabia como llevar sus emociones.
Estuvieron casi una hora andando por la vegetación que tenia la playa. Sin embargo no encontraron nada. Un poco cansados se sentaron junto a una corriente de agua que desembocaba al mar y ahi se dispusieron a reponer fuerzas.
Creo será inutil... quizas mis padres contaban esas historias como si fueran cuentos de hadas para niños -menciono el chico en voz baja casi imperceptible.
Se sentaron uno al lado del otro, la luna estaba tan brillante que no hacia falta iluminación para poder observar al rededor. Esto parecía afectarle a Kota ya que sin dudarlo recostó su cabeza sobre las piernas de Eri pudiendo observar su rostro desde abajo.
Ella estaba segura que moriría en ese momento por la forma tan rapida en que bombeaba su corazón. Eri un poco sorprendida bajo su vista hacia el rostro del chico para retarle pero sus ojos se cruzaron con los del pelinegro y no hizo más que sonrojarse y volver a levantar la mirada anhelando que el chico no la haya visto colorada.
Kota sonrió, si la había visto avergonzada.
Eri veía el pequeño río que llevaba hojas y ramitas conforme su corriente desembocaba al mar. La tranquilidad del sonido del flujo del agua la empezaron a dormir.
Kota notó como la chica iba ladeando la cabeza luchando contra el sueño, así que se levantó y se colocó a su lado para que esta se recostara sobre el. Mientras la acomodaba, sujeto su rostro de tal forma que pudo observar cada detalle del rostro de la chica.Sus pestañas también son platinadas -pensó.
Tiene un lunar en las cejas- seguía analizandola- Boba. Tiene comida en la comisura de los labios.Con un toque suave le quitó las pequeñas virutas de pan que tenia cerca los labios... se ven muy suaves -pensó en sus adentros -estaría mal si me dejo llevar y... siguió pensando, su corazón se le saldría del pecho y sus manos le empezaron a sudar, la respiración se le entre cortó, rozó su dedo pulgar cerca del borde de los labios de la chica mientras hizo un pequeño movimiento para acercarse más al rostro de Eri cuando...
¡KOTA! -grito la chica dando un sobresalto
El chico asustado comenzó a balbusear creyendo que la chica le retaría y empezaría a gritar por sus pensamientos libidinosos pero al contrario, todo estaba en silencio.
Eri miraba fijamente entre la frondosidad de los árboles y Kota no entendía que ocurría.
¿Que ves? - le preguntó el chico sin entender su extraño comportamiento aún un poco sonrojado.
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My Heart Academia ♡
Teen Fiction10 años han pasado desde que rescataron a Eri de las manos del perverso OverHaul de los yakuza. Ha estado viviendo con su mentor y, podria decirse que padre adoptivo, Mirio Togata. Uno de sus mayores sueños en convertirse en heroina para lograr sal...