Aquel beso había sido el último para nosotros. Draco no me volvió a dirigir la palabra, posiblemente se arrepentía de haber besado a una 'sangre sucia'. No lo culpaba, fue algo tonto de creer que podríamos tener algo más allá del odio que teníamos entre ambos.
Preparaba mi baúl para tomar el expreso de regreso a Londres, el tiempo se había acabado. Ya no volvería a verlo. Ginny había dejado de hablarme aún alegando mi "infidelidad" hacia Ron, fue algo doloroso perder a una de mis grandes amigas.
Tome el baúl y baje las escaleras, varios alumnos se despedían uno de los otros, los de último año veían con tristeza la sala de griffindor, ahora ya ninguno volvería a este lugar. Neville se acercó a donde estaba y me sonrió.
—Espero que volvamos a vernos pronto Herms.—me abrazo y correspondí. Realmente extrañaría este lugar.
—Es hora de irnos.—dije y seguí caminando con mi baúl por los grandes pasillos de Hogwarts. Algunos de los retratos se despedían de los de último años.
Al llegar al tren lo vi, junto a sus amigos, mostrando seriedad e indiferencia. Lo odiaba, era tan despreciable que él podía fingir que nada había sucedido y sólo se dedicaba a ignorarme. Subí al tren molesta y tome uno de los vagones solitarios, no estaba de humor para hablar con nadie.
Solo se escucho el silbato y el tren comenzó a avanzar.
Veía el paisaje que se mostraba con el regreso a Londres, sería la última vez que apreciaría este lugar. Escuché como alguien había abierto el vagón y mire quien entró. Draco estaba parado en la puerta del vagón, cerró la persiana para evitar a los mirones.
— ¿Qué quieres Malfoy?—no podía negar estar molesta con él, era inevitable desde que me ignoró todos estos días.
—Vengo a hablar Granger. Se que estas molesta.—ignoré sus palabras y tomé un libro.
—Me dejaste en claro que no sucedería nada.—comencé a leer algunas de las páginas del libro, no entendía de que hablaba pero me mantendría ocupada para no escuchar a Draco.
—Deja de fingir que lees.—arrebato el libro que tenía.
—No estoy fingiendo, además no quiero hablar contigo.—hablaba lo más bajo posible para que nadie escuchará.
—Granger, me voy.—dijo.
—Entonces vete y sigue escapando de tus problemas.—bufé molesta, arrebate el libro que me había quitado.
—No entiendes, en cuanto ponga un pie en la estación, estaré exiliado de Londres y el mundo mágico.—había ignorado el que le pasaría a los que fueron perdonados por el ministerio de ir a Azkaban.
Después de que Harry, Ron y yo habíamos declarado a favor de la familia Malfoy como una ayuda para sobrevivir en la guerra no sabía cuál sería su castigo. Ahora lo sabía, el exilio lejos uno de los otros.
—Podremos solucionar el problema.—tenia otros planes ahora que saldría de Hogwarts, no estaba segura de lo que sucedería pero quería arriesgarme por él.
—No te haré abandonar tus sueños.—acaricio lentamente mi mejilla izquierda.—Solo olvida lo que sucedió, encontrarás a alguien que te quiera como yo lo hago.
Y ahí estaba Draco Malfoy, declarando su amor hacia mí. De una manera trágica e hiriente, no quería perderlo a él.
—Pero no quiero eso.
—Hermione Granger, mereces algo mejor que un mortifago. A pesar de todo, está cicatriz me acompañará durante toda la vida.—toco ligeramente el brazo donde posaba la marca tenebrosa.
Él no quería ser parte de esto, aún recuerdo lo sucedido en la mansión Malfoy, su semblante de miedo cuando nos habían descubierto y la impotencia que sentía cuando Bellatrix marcaba mi piel con un cuchillo y él sin poder hacer nada.
—Cada uno tiene errores, solo hay que saber avanzar sin importar que suceda.—mire aquellos grises ojos. Se acercó una vez más y beso mis labios, tan lento y despacio que podía sentir como el tiempo se detenía y el ruido era remplazado por el latir de ambos corazones.
Sería la última vez que ambos nos veríamos por un tiempo y queríamos disfrutar lo que quedaba de viaje antes de que llegáramos.
—Podríamos escapar juntos— sugerí, Draco estaba acostado sobre mis piernas y yo solo observaba su rostro tan tranquilo.
—No me imagino vivir escondido el resto de mi vida.—dijo sin abrir los ojos—Además, te pondría en riesgo a ti y es lo último que quiero.
—Pero estaríamos juntos.—abrió los ojos y se incorporó en el asiento.
—Hermione, no lo demostré nunca pero eres importante para mí. Y escapar no es una solución.—sujeto mi mentón con su mano derecha—Algunos aurores vendrán por nosotros para trasladarnos a algún lugar lejos, serán dos años de exilio. Así que, durante ese tiempo podemos pensar y saber si esto puede funcionar.
— ¿Y si encuentras a alguien más?
—No lo haré.—aquella confesión sonaba sincera—Pero si tú encuentras a alguien. Te dejaré ser feliz.
El tren se iba deteniendo poco a poco. Llegaríamos a la estación en cuestión de pocos minutos, este sería un adiós al menos esperaba a que fuera temporal. En cuanto se detuvo completamente se escuchó como los alumnos abandonaban los vagones, Draco sujeto ambas mejillas y me besó por última vez.
»Estaremos juntos en poco tiempo.—un auror entró al vagón.
—Vamos Malfoy, es hora tu próximo viaje lejos de este lugar, te espera.
—Ten esto.—quite una pulsera roja que tenía símbolo de suerte entre los muggles y la coloque en su mano derecha.—Te dará suerte.
—Nos veremos pronto.—él auror sujeto su brazo y salió con Draco.
Sería un adiós para ambos. Aquel día había sido la última vez que vería a Draco Malfoy.
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For the wish a star
FanfictionDespués de un rompimiento doloroso, Hermione decide ir a la torre de astronomía donde pide un deseo a la estrella más brillante de aquella noche. Sin imaginar que se volvería realidad. Ahora despierta tres meses antes de lo sucedido y teniendo un no...