Capítulo IV - El Bosque Trebolia:

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—Bien

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—Bien. ¿Donde nos quedamos...? Ya recuerdo. Al otro día, después de terminar el filtro de amor. Estuve toda la mañana del martes esperando a la señorita Amber que tendría que venir a buscar su encargo. Cuando ya era media tarde y pensé que no vendría tocaron mi puerta: Esa es la señorita Amber, pensé. Pero estaba equivocado

—¿Si no era Amber, quien era?

Pregunta el capitán curioso

—El joven Klaus, para sorpresa mía el motivo de su visita era el mismo que el de Amber. Venía buscando uno de mis filtros de amor para que Amber se enamorara de el. Me dijo que llevaba mucho tiempo observando su belleza y estaba dispuesto a conseguir su amor. Aunque el fuera un simple aprendiz del herrero de Monsuar y ella una dama de clase alta de Almazul, tendría su amor por las buenas o por las malas. Yo por supuesto, sabía que no hacía falta una poción para que esto fuera posible, porque Amber ya amaba a Klaus aunque el no supiera. Pero no le pude decir nada de esto porque yo tengo un código en mi trabajo, y no puedo revelar ninguna información de mis clientes a nadie y mucho menos si están enamorados.

—¿Si el filtro no era necesario para que estuvieran juntos, que hiciste?

—Le di uno de los dos frascos del encargo de Amber, le conté que casualmente tenía un filtro ya preparado y que si lo tomaba en unos días Amber se enamoraría de el con seguridad. Yo solo pensé que si ya adelantaba el trabajo... cuando apareciera Amber solo sería que ella tomara el otro frasco y el trabajo estaría echo.

—Pero todo salió mal, ¿cierto Hennequin?

—Si, no salió como pensé pero eso es otra historia. Ahora me voy porque no espero que en verdad me deje ir capitán, y esta vez no me encontrará tan fácil

—¡Hennequin, detente o te buscaré por cada rincón del pueblo si es necesario! Te aseguro que pasarás mucho tiempo en el calabozo cuando todos vean la receta de esa horrible poción de amor

—Pues buena suerte en la búsqueda, veamos si me encuentra en el bosque y por cierto, la receta que le di es falsa capitán

Responde Louis a la vez que se marchaba por una ventana trasera de la casa y se dirigía al bosque Trebolia

—Maldito, en el bosque Trebolia nunca lo encontraremos pero cuando regrese aquí estaré esperándolo. —Maldice Dawson mientras se pasaba la mano por su calva cabeza— ¡Guardias! Revisen cada rincón de esta casa, si logramos encontrar la verdadera receta del filtro que causó la muerte de esos dos jóvenes, podré meter más fácil a Hennequin al calabozo, les aseguro que mientras yo esté al mando ese desgraciado no verá más nunca la luz del sol.

Mientras el capitán Dawson registraba su casa, Louis se adentraba en el bosque Trebolia hasta que no escuchó más las voces de los guardias y del capitán Dawson. Corrió y corrió tan lejos como pudo sin mirar atrás, corrió hasta quedarse sin fuerzas, parece que por fin había escapado. Agitado se sentó a los pies de un abedul y comenzó a mirar a su alrededor.

Gruesas ramas de árboles y una variedad de flores intentaban desesperadamente evitar las sombras, parecían casi fuera de lugar en los terrenos del bosque mientras buscaban la escasa luz del sol que se colaba por las frondosas copas de los pinos. Una variedad de ruidos que pertenecían a insectos y ciervos resonaba en el aire y dominaba los ocasionales sonidos de aves rapaces que se deslizaban en el aire, mientras, numerosos helechos crecían a gran velocidad en los suelos fértiles cubiertos de hongos y hojas secas. El bosque Trebolia siempre ha sido un misterio para todos, pues a pesar de tener varios siglos siendo talado, los árboles continúan creciendo con gran rapidez y el bosque sigue tan verde y vivo como hace cincuenta años atrás, éste y otros misterios rodean el bosque desde hace siglos.

Luego de un descanso, Louis continúa recorriendo el bosque hasta llegar a una oscura cueva llamada cueva Sabiduría, según los rumores del pueblo, en esta cueva vivía una rara criatura muy sabia capaz de entender a los humanos. Según las historias, quien acude a esta criatura en busca de respuestas siempre las obtiene, pero lo aterrador era que al parecer después de tener las respuestas nadie salía vivo de la cueva.

Rodeada de mitos, la cueva es ignorada por cualquier visitante que recorra esa zona el bosque Trebolia. Ningún aventurero y menos un monsuarense se arriesgaba a comprobar si las aterradoras historias de la criatura sabia y asesina eran ciertas... Aún así, a Louis se le ocurrió que si en verdad en la cueva existía una criatura capaz de responder sus preguntas, no era mala idea arriesgarse y además, su miedo a estar encerrado en el calabozo era mayor y no le daría ese placer al capitán Dawson.

Al entrar a la cueva, Louis caminaba a ciegas y con cuidado pisaba cada piedra para no tropezar en aquel oscuro lugar que parecía mas profundo de lo que imaginaba... sin saber como continuar Louis se detuvo a pensar, de repente un susurro recorrió las paredes de la cueva. Asustado por las historias Louis retrocedió, antes de salir de aquel lugar se detuvo nuevamente para estar seguro de que no era su imaginación...

 Asustado por las historias Louis retrocedió, antes de salir de aquel lugar se detuvo nuevamente para estar seguro de que no era su imaginación

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