Capítulo VIII - La Justicia del rey:

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—No quiero que me digas nada más, solo haz silencio mientras llega tú final

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—No quiero que me digas nada más, solo haz silencio mientras llega tú final.

En ese momento

—¡Capitán, capitán!

—¡Y ahora qué!

—Es urgente, lo busca allá afuera el...

—¡No me importa quien sea, dile que no regrese hasta el próximo año! Esta vez no caeré en tus trucos Hennequin

—¿Truco?

—No mientas, se que harías cualquier cosa por estar libre pero yo me encargaré de que más nunca veas la luz del sol.

En ese momento un hombre esbelto, alto y fuerte entra al cuartel. Tenía una cara cuadrada y unos sesenta años por su cabello plateado al igual que su bigote. Unos profundos e intimidantes ojos verdes miraban fijamente al capitán. Vestía un extravagante atuendo de terciopelo color rojo

—¡Capitán Alistair Dawson!

—¡Su majestad, que sorpresa!

—¡Sorpresa ninguna! ¿Como es eso de que regrese el año próximo?

—Bueno yo...

—¿Y que hace éste joven aquí encerrado si el festival ya comenzó?

—Bueno el...

—¡Pero diga algo capitán! Cuando le ordené que mantuviera la paz y el orden en el pueblo de Monsuar, no me refería a esto Alistair

—Pero este joven es el causante de la muerte de dos jóvenes inocentes y debe pagar según dicta la ley

—Según dicta su ley capitán. Por suerte yo no confío ni en mi sombra y le encargué a un simple guardia que lo vigilara y me mantuviera informado. ¿Que es eso de allanamiento del hogar, amenazas, uso de plantas hipnóticas? Y lo más grave, ¿abuso de poder?

—Yo le puedo explicar todo eso su majestad, le juro que todo fue para mantener el orden en el pueblo

—Ya me cansé, no intente explicarse más que por su culpa ese joven ni siquiera se puede poner de pie. Te voy a dar un consejo Alistair, el último que escucharás en tú vida. Nunca debiste tomar justicia por tú cuenta, ese no es tú trabajo, recuerda que la venganza solo te contamina, te domina y evenena tú alma, no olvides eso Alistair. ¡Guardias, llevenselo y tirenlo por el risco! Por su ignorancia e injusticia merece el mismo castigo que esos dos pobres jóvenes...

—¡No, no, espere su majestad! Por favor tenga piedad y le prometo no volverá a ocurrir

—Lo siento mucho Alistair, no puedo permitir que esto se repita. —Dice el rey mientras observaba a Louis con una sonrisa maliciosa— Usted, libere al joven y traigalo afuera

Ordena el rey a un guardia y sin más que decir se retira del cuartel.

Un par de guardias a las órdenes del rey se llevan a el capitán Alistair Dawson, bueno ex capitán, para lanzarlo por el precipicio en castigo a las injusticias hacia Louis. Mientras, otro guardia ayudaba a Louis a levantarse y salir del calabozo como había ordenado el rey.

—Aquí tiene su ropa joven Hennequin

—Muchas gracias... ¿Pero por que el mismísimo rey vino a salvarme?

—El rey adelantó su visita a Monsuar gracias a que yo le informaba todas las injusticias que el capitán estaba creando con tal de mantener el orden en el pueblo. Aún así el rey no vino a salvarte, solo vino a hacer lo correcto

—¿A que te refieres con lo correcto?

—Compruebalo tú mismo, el rey te espera afuera

Estas palabras no le traían tranquilidad a Louis, a pesar de haberse librado de Dawson para siempre no sabía que destino tenía el rey planeado para el. Con desconfianza salió del cuartel y justo en la puerta lo esperaba.

—Siento mucho las locuras por las que el capitán Dawson te hizo pasar

—No se preocupe majestad, ya pasó y gracias a usted estoy a salvo

—No vine a salvarte joven, solo pienso que el calabozo no es el justo castigo, pero aun así debo hacer que pagues

—¡Pero yo...!

—Hayas tenido culpa o no Louis, esos filtros de amor no son nada bueno para la gente. Eso si, a pesar de ser el rey no tengo autoridad para decirte que debes hacer o no, pienso que eso es decisión tuya solamente. Si decides que ser mago rojo es tú oficio tú sabrás, pero tienes que pagar

—¿Cual es el castigo su majestad?

—¿Cual es el castigo su majestad?

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