VIII

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Flashback
¿Primera parte?

Zakharov
Octubre 31, 2014

Le di un sorbo más a mi café, el viento estaba congelado y no podía esperar un clima diferente a este, es Halloween, una gran fecha, ¿No es así?

Los niños corrían por las calles haciendo travesuras, comiendo dulces y jugando por todos lados. Los colores se tornan anaranjados y por la noche morados, simplemente todo tenía pinta de ser una noche de brujas perfecta. Eithan estaba en el hospital dormido junto con Nova, quien había conseguido algunas flores anaranjadas para adornar la habitación del pequeño quien a penas podía mantenerse a flote.

Estaba mejor desde que habíamos comenzado su tratamiento, pero aún muy débil como para salir igual que los demás niños en una fecha cómo está.

Recargue el cuerpo sobre el escarabajo amarillo y esperaba a que Reggie saliera de su casa para poder ir a recoger nuestros disfraces de esta noche. Hoy sería un día tremendamente largo, pero ¿A quien no le emocionaría un trabajo como el de hoy?

Iríamos al famoso Apex Resort, un famoso hotel de una cadena hotelera con alrededor de unas cinco estrellas; estaríamos mezclados entre las personas más famosas de Chicago: las más adineradas, las prósperas y afortunadas, pero sin dudarlo también estaríamos rodeados de lo peor. Un gran éxito solo era una consecuencia de dos cosas: Esfuerzo o mentiras.

Nadie en esta ciudad era tan millonario solo por ser una buena persona.

Reggie apareció en mi capo de visión con una apariencia muy parecida a la de siempre. Tenía algunas de sus rastas sobre su cara cubriendo de manera casi perfecta el ojo morado. Rodé los ojos para mi, la situación me molestaba tanto como a él ya que ni si quiera tenía que preguntar quién le había hecho tal cosa. La sangre me ardía de verlo así.

—Fue Greg, ¿No es así? —Espete sería.

Los ojos apiñonados y casi dorados al choque del sol que tenía desde su posición me veían fijamente. La sangre había sido inyectada en su mirada y a duras penas lograba mantener la compostura.

—Iris, mejor vámonos antes de que salga ese idiota... —Habló arrojándose dentro del escarabajo mientras ignoraba mi mirada.

Retiró el saco negro que tenía encima y aprecie más detalladamente su sudadera. Yo tenía la misma en casa, nos las habían regalado hace unos años en el campamento de football, pero ahora la suya se había manchado de la sangre de la nariz de Reggie y lo que probablemente era tierra.

La sangre me hervía.

Tome camino a la puerta de la casa de Gregory Watkins con toda la intención de golpearlo en la cara, gritarle o tal vez empujarlo hasta que me cansara. La voz de Reggie al fondo de hacía diminuta mientras me acercaba y una vez en frente golpee tan fuerte como pude.

La puerta se abrió y delante de mi estaba Rosaline, la esposa de Greg, la tía de Reggie.

—¿Y ahora qué quieres? —Habló de mala gana.

Su cabello oscuro le iban bien a juego con lo oscuro de sus ojos, los cuales emanaban un gran fastidio hacia mi y el que probablemente era el mismo que le tenían a Reggie.

No espere un segundo más y escupí en su cara sin ningún resentimiento. —Usted y Gregory pueden ir y joderse.

La indignación que recorría el rostro de Rosaline iba en aumento y de acercó a mi hasta quedar de frente. —Tú no puedes venir a mi casa y hablarnos de esta manera. —Dijo sería y amenazante.

Apreté los puños a mis lados y bufé. —Me importa muy poco de quien sea casa, ojalá la vida les cobre muy caro la forma de tratar a Reggie. —Espete sosteniéndole la mirada fijamente.

The Burning ButterflyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora