The Burning Butterfly

I

El fantasma de ti

Épsilon
Agosto 10, Lunes.

­­­­­­Realmente habíamos perdido la cordura.

O estábamos a punto de hacerlo, todo se sentía hasta cierto punto fuera de nuestro control y estaba seguro de que en el momento en que Dante se percatará de todo lo que había sucedido nos iba a matar. Tal vez no literal, pero lo que venía seguramente no era bueno.

Ty yacía recargado sobre una de las paredes de la pequeña habitación, su semblante era gélido y frío, era obvio que el lugar lo ponía tanto de nervios como a mí. Los hospitales no eran nuestros lugares favoritos; siempre que pisábamos uno algo sucedía como si de una maldición habláramos. Él pensaba igual que yo, eso era seguro, aun con la cara metida en su celular mientras ignoraba el pasar de los inquietantes minutos era como si pudiera leer su mente. solo queríamos salir de aquí antes de que nuestras ideas nos explotaran el cerebro.

Las manos me sudaban un poco y veía detenidamente el escritorio del doctor. Ya habían pasado tantos minutos que comenzaba a imaginar lo peor.

La puerta rechino y el rostro de Saint apareció. —¡Chicos! —Hablo el doctor con entusiasmo. —Hacia tantos años que no los veía, más o menos desde... —Apretó los labios dándose cuenta de su error. —Bueno, realmente es bueno verlos de nuevo, ojalá Chicago los este tratando bien. —Hablo mostrándonos una sonrisa y achicando sus ojos atrás de sus lentes.

Le devolví la sonrisa. Le conocíamos desde niños y era un buen amigo de la familia. —Es bueno verlo de nuevo. —Dije.

Su sonrisa se borró y dirigió su vita a los papeles que tenía en manos. —Sé que están ansiosos por saber el diagnóstico, pero debo advertirles que no es nada bueno, de haberme traído el caso antes todavía podríamos salvar parte del nervio óptico, pero en estas situaciones...

El doctor Saint seguía hablando, pero la respiración agitada de Ty me había desconcentrado por completo. Las venas de su cuello brincaron al punto en que parecían reventar y había tomado una postura demasiado oscura. El crujido del cristal quebrándose ante el impacto de los puños de Ty hizo que la habitación se inundara en silencio.

—¡¿Qué mierda te sucede?! —exclamé. Las reacciones tan salvajes que tenía esta familia me estaban sacando de quicio y cada fibra de mi odiaba que ellos tomaran decisiones tan precipitadas ante sus sentimientos como lo acababa de hacer él. No los comprendía sinceramente y de intentarlo terminaría igual.

—Es ella, otra vez.

Como dije, estamos en graves problemas.

Zakharov

Calor

No sabía que hacía ahí en medio de la nieve y en medio de esa cabaña, de nuevo.

Las flamas rodeaban la cabaña, claro que hacía calor. El humo entraba a mis ojos y a mis fosas nasales, bloqueando mi vista y haciéndome toser hasta que la garganta me ardiera. Podía ver aquella puerta abierta, pero no podía moverme.

No podía avanzar hasta ella, simplemente era imposible.

—¡Marcus! —Gritaba yo, pero no era mi voz, no era yo. —¡Ayúdame, por favor! Te necesito. —Volví a exclamar. Las lágrimas rodaban mi rostro e involuntariamente caí sobre mis rodillas.

—Marcus no está aquí. —Pronunció una voz grave, diabólica.

Las flamas se apagaron, no había nada más que oscuridad.