Capítulo dedicado a: weyn0o0, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!
En definitiva, Saiki nunca había sentido la terrible necesidad de huir, de correr y esconderse, perderse en algún lugar de la Tierra donde nunca pudiera ser encontrado por todas las personas que en algún momento había conocido y calificaba como «amigos». Se tragó un grito, se tragó varios, que se atoraron en su garganta apenas su boca se abrió para protestar y la voz se le secó. Entró en pánico, empezó a sudar por todos lados, y miró primero a Kaido, que parecía haberse quedado quieto en su lugar, sin decir palabra, como si fuera un robot al que se le acabó la batería, ¿realmente estaba vivo? Luego, siguió con el chico que le desagradaba, Aren, que sin decir nada, lo único que podía mostrar era su completa sorpresa, siendo representada por una enorme: «O»; más tarde, miró a Nendo, siendo raro como siempre, no se le hizo nada nuevo que él siguiera feliz y brillante, como si nada hubiera pasado; y por último estaba Akechi, que tenía una sonrisa en sus labios, parecía no haberse dado cuenta de lo que había dicho.
¿¡Cómo demonios no se dio cuenta de lo que dijo!?
—¿Qué? —Kaido por fin soltó algo, con la mirada perdida y las pupilas mostrando completa dilatación por la sorpresa. Kusuo quiso llorar, aunque su gesto serio nunca lo mostró: era entendible, que de repente un desconocido soltara sin preparación que alguien estaba enamorado de ti, y para colmo, era alguien del mismo sexo, quizás a la mayoría le sorprendería. Shun, con su actitud solitaria que había adoptado durante varios años, eso sí lo tomó por sorpresa, y aunque tardó en reaccionar, pronto los temblores se volvieron potentes, el color rojizo inundó sus mejillas y empezó a tartamudear—. ¿Q-qué has dicho? ¿E-e-estás jugando? —Calló de golpe, cuando ya no supo qué más decir, y lo único que pudo hacer fue bajar su vista al suelo, cuando sintió la mirada de Kusuo sobre él.
—¿No lo entendiste? Bueno, no importa, lo repetiré de nuevo-... —Akechi era un ser inocente al que Saiki siempre protegería en cualquier momento, aunque nunca lo aceptara, pero en esos instantes, esa inocencia, su boca afilada y parlanchina eran la peor arma mundial, y justamente traicionaban a Saiki. Por eso, el mayor tuvo que tomar precauciones, poniéndose de pie, golpeando su pupitre con sus manos, llamando la atención de todos los ahí presentes (¿cuántas veces ya se había realizado esa acción en la historia? Qué vergüenza)—¿Saiki? —¡Perfecto, Akechi desvió su antigua atención en Kaido sobre él! Los ojos violetas conectaron con los rosados por unos breves segundos, la curiosidad innata del rubio dejó mucho que desear para Nendo, Aren y Kaido (siendo el último el más afectado, que ya ni siquiera podía hablar, sólo estaba completamente rojo, dejando de funcionar en sus cinco sentidos, incluso cuando Aren colocó una de sus manos sobre su hombro y agitaba su mano frente a sus narices para que reaccionara, no sirvió de nada).
—Akechi, ¿tú también crees eso? —Nendo habló sin reparos, con una sonrisa de oreja a oreja, metiéndose sin reparos cuando Saiki trató de llamar la atención de Akechi. Lo que faltaba, ¡sólo eso faltaba!, ¡que Nendo se metiera! Saiki sintió que se volvía a morir ahí mismo, incluso aunque todo eso fuera una mentira blanca de Touma y Riki, con su idiotez, se lo hubiera creído, lo avergonzaba, a Saiki le avergonzaba: porque no le gustaba Kaido. No, no, no, ¡no!, ¡no!, ¡no!
—¡Es que es tan obvio! —aludió Touma sin un rastro de broma. Kuboyasu quiso intervenir, aunque no pudo hacerlo, porque sentía que, si Kaido no lo decía, nadie más lo haría, y que esos dos lo hayan dicho como algo casual podría ser crucial; sin embargo, él no contaba con que Saiki se metería, tan desesperado por las palabras que podrían salir de su boca, rodeando con su brazo el cuello del mayor, tapándole la boca y alzándole un poco la barbilla para que pudiera verlo.
El rubio cenizo siguió balbuceando, por un buen rato.
—¿Por qué lo callas? —preguntó Riki, aventurándose a hablar con tanta facilidad. No podía ser. No sabía si Nendo no era tan idiota como aparentaba y realmente era un cínico al cual le gustaba hablar y hablar, acerca de algo que no le incumbía: ¿lo hacía para molestarlo? ¿Él que le había hecho?
—Cállate, Nendo. —Fue lo único que logró salir de los labios de Saiki, incluso fue un completo logró que no se le cortara la voz a pesar de lo mucho que le temblaban los labios al hablar. Nendo cerró la boca de golpe, y así pudo calmarse un poco, observando como Aren poco a poco lograba hacer regresar a tierra firme al de hebras azules, con tanta fuerza que lograba caer de golpe al suelo. Y, por último, le dedicó una larga e intensa mirada a Akechi, éste le correspondió—. Akechi... —susurró, ya no diciendo más, pero tratando de mirarlo con seriedad y una frialdad extrema para que entendiera lo que no lograba captar: «deja de decir mentiras, no me gusta Kaido. No sé de dónde sacaste esa tontería, pero estás en un error». Saiki intentó que ese mensaje le llegara a su mejor amigo.
Akechi asintió poco a poco, «entendiendo» todo. Kusuo le sonrió con suavidad ante su fácil entendimiento y bajó poco a poco su brazo de sus labios.
Para su desgracia —sí, para su desgracia. ¡Oh, no, Saiki, tu vida es muy desastrosa!—, lo primero que vio Kaido cuando pudo recuperar un poco la compostura por el trance que le provocó que el chico nuevo afirmara que Kusuo correspondía sus sentimientos, fue esa pequeña sonrisa que le dedicó al más bajo. Por alguna razón se sintió caer en una terrible zanja, porque a él nunca le había sonreído así.
—¿Akechi? —interrogó Shun, un poco tembloroso y aguantándose las ganas de salir corriendo. Aren lo volvió a notar, pero no dijo nada por el momento, Saiki también pareció percatarse de eso, teniendo la mala sensación de que Kaido quería salir huyendo: ¿huir de qué?
Touma, sin embargo, pareció obtener una actitud madura, asintió y fingió acomodarse su corbata. Saiki no supo por qué, pero sintió que Akechi iba a decir una tontería frente a Kaido. Y todo apuntó a que el miedo de Saiki se hizo realidad, cuando el rubio de corte en forma de casco lo tomó de la mano y la alzó a una altura en la que todos la vieran.
—¡Saiki y yo vamos a orinar juntos justo ahora, porque somos amigos especiales! —gritó, logrando que todos los alumnos que no habían salido del aula por el descanso los escuchara. Todos se quedaron helados, el color rojizo llegó hasta la cara de Saiki y ya no pudo ocultar su preocupación de ver la reacción de Shun inconscientemente.
Al parecer se había quedado perdido, completamente perdido en un laberinto sin salida. ¡Demonios!
Se dejó arrastrar afuera del aula, directo al baño, por el chico que entendió: «Akechi, por favor, me gusta Kaido, pero todavía no quiero decir nada, siento que arruinaré nuestra amistad. Necesito tu ayuda para salir de ésta».
Nadie podía culparlo, Akechi era un experto en leer los verdaderos sentimientos en el corazón de las personas, sólo que no era una persona muy sociable que pudiera expresarlos bien.
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Síndrome Del Octavo Grado [Saiki x Kaido] | Completa
Fanfiction▶Kaido Shun no es un chico normal, él es alguien especial: a su corta edad ya es perseguido por una asociación maligna y tiene un poder sellado en sus brazos. Él realmente no es humano, es de los más poderosos del universo y con poderes sobrenatural...