Capítulo dedicado a: N1co77, por seguir esta historia. ¡Muchas gracias!
Aren frunció su ceño, sin intentar en ningún momento detenerse por la inaguantable idea de haberse dado cuenta de los hechos. Rápidamente había sido integrado al grupo de Kaido, siendo denominado con el apodo definitivo: «recluta número tres», aceptándolo igual de confundido como la primera vez que creyó que Shun tenía una identidad secreta o algo muy raro.
—Por eso, oficialmente, ¡Aren Kuboyasu, serás mi recluta número tres! —declaró vencedor el de menor estatura del grupo, al momento de entrar a la cafetería con sus tres amigos definitivos que había hecho a lo largo del año. Sí, quizás no tenía la suficiente popularidad como Teruhashi Kokomi, que siempre estaba rodeada de personas, pero sí se divertía, más de lo que recordaba haberlo hecho en sus años anteriores.
—¿Por qué el número tres? —Se atrevió a preguntar Aren, mientras se acercaba más de lo imprevisto a Shun. La seriedad que dibujó las facciones del chico con lentes y la para nada aburrida contestación corporal de Kaido cuando lo jaló del brazo de golpe, mató a Saiki. Él ya estaba muerto cuando el chico de ojos carmines ya presentaba formalmente al chico nuevo—. Porque el número uno es Saiki, y el segundo es el idio-... ¡Nendo! Tú eres el tercero —respondió, exasperado.
—¿Cómo me ibas a llamar, pequeño amigo? —cuestionó Nendo ante la anterior palabra soltada al aire de su amigo, ladeando ligeramente su rostro para entender el mensaje. Kusuo negó repetidas veces con cierto cansancio acumulado: todo estaba muy raro.
Debía de dejar de sentirse así, era bastante rara su forma de actuar, e incluso parecía un loco que sólo quería pegarse como un chicle al de cabellos azules. Parecía que buscaba su atención, después de haberla perdido tan fácilmente por lo bien que se podían llevar dos personas completamente diferentes como lo eran Kaido y Aren. No, debía de controlarse, actuar tranquilo y fingir indiferencia, más tarde, llegando a casa, podría buscar situaciones lógicas que lo hicieran llegar a una conclusión acerca de sus sentimientos que estaba sintiendo. Sí, eso era lo que haría. Vaya, vaya, era un genio.
—Oye, Kaido, ¿por qué Saiki es el primero? —Alcanzó a escuchar la voz del chico con un corte de cabello bastante formal. Ahí Saiki supo que todo se había descontrolado, al ver con claridad como Kuboyasu, con sus manos en los bolsillos de su uniforme escolar se inclinaba con ligereza hasta el chico de menor estatura, nuevamente, rozando con ligereza sus narices cuando éste calculó mal su acercamiento. Algo se estrujó dentro del corazón del mayor, buscando por inercia lograr encontrar en su pecho el latido de su corazón, para comprobar que seguía latiendo.
—Kuboyasu, ¡ten cuidado! —regañó Kaido, haciéndose para atrás con un movimiento involuntario ante la cercanía.
—Oh, lo siento. —El acto desvergonzado que el de hebras violetas había realizado, siendo destrozado nuevamente por la suavidad con la que se disculpó, como si no hubiera sido nada extraño ese roce, sólo colocó tenso a Kaido, siendo imposible que sus facciones no fueran llenadas por un suave color carmín. Un color carmín que fue interpretado de forma errónea, porque la ceguera de nuevos sentimientos estaba chocando con dureza contra los pensamientos indiferentes que antes siempre había tenido Saiki con todos, Kaido incluido. Pero en la actualidad no parecía así, parecía que ese joven tenía ligeros privilegios en su atención: ¡qué difícil! Lo estaba sacando de quicio, ¡se estaba sacando él solo de quicio!—. Realmente se notan tus sentimientos, ¿lo sabes? —Se burló abiertamente de él el chico nuevo, sacando una de sus manos de los bolsillos de su pantalón y se atrevió a colocar uno de sus dedos en la frente del menor, con esa sonrisa burlona llena de conformismo y tranquilidad: ¿tan rápido Aren y Kaido se tenían confianza? ¿Se tenían tanta confianza como para que el mayor tocara de esa forma la frente del chico, le sonriera así y Kaido bajara la vista apenado?
Saiki logró mantener la compostura, fingiendo completa tranquilidad por fuera, pero por dentro temblaba y gritaba, no por enojo, no por furia, no por ningún resentimiento, simplemente porque no entendía el desastre que estaba hecho: ¿qué había sido el: «realmente se notan tus sentimientos»? ¿Sentimientos de qué?
Nendo se quedó quieto, perplejo, completamente serio y no mostrando en ningún momento lo mucho que le estaba confundiendo la situación. Miró a Kusuo, que se encontraba quieto, estático, moviendo con frenesí sus dedos, parecía en shock, perdido, buscando una respuesta entre su mente inexperta que nunca había probado lo que era un amor adolescente. Quizá por puro despecho, habría querido burlarse de su querido amigo, porque eran pocas veces en las que ellos dos se ponían en ridículo a su vista, pero no, se negaba, lo quería, era su amigo y posiblemente su corta mente sólo le permitía seguir sus instintos.
—Oye, compañero, vamos a comer ramen —soltó de su boca lo primero que se le ocurrió, posando una de sus manos sobre el hombro del más bajo. Saiki se rodó hasta él, con un claro gesto serio que era contrario a lo que mostraban sus ojos. Kusuo se hubiera negado al instante, no queriendo ir por eso porque siempre parecía que Riki sólo quería comer lo mismo a todas horas, pero extrañamente aceptó, simplemente dando un gesto afirmativo con su cabeza, rindiéndose. Nendo sonrió, alzando sus hombros con facilidad—. Pequeño amigo, iremos a comprar ramen. No tardamos. —Se señaló a sí mismo, luego a su compañero y por último a la barra principal de la cafetería. Shun frunció un poco su ceño, mostrando su claro gesto de celos ante esa idea, pero no se dejó controlar, al menos no por esa vez, teniendo en cuenta que Kuboyasu era su amigo y un arma que parecía querer apoyarlo en su romance.
—Sí, está bien. Nosotros buscáremos una mesa para sentarnos con mi poderosa habilidad de intuición —dijo el chico, dando un asentimiento claro y observando con sus rasgados ojos como los dos hombres se alejaban del grupo. Shun no perdió el tiempo, esperando hasta que se alejaran a una distancia razonable para poder afilar sus facciones, y mirar de una forma tan seria y sospechosa al chico que se quedó a su lado. Aren copió su acción, los dos se miraron, asintieron antes de hablar e iniciaron una típica conversación sospechosa al estilo de las películas gringas—. Dime, Kuboyasu, ¿has encontrado algo?
—Parece indiferente a la situación —contestó, colocando una de sus manos sobre sus lentes y fingía acomodarlos de forma genial—. Pero creo que hay una forma de conquistarlo.
—¿Cuál es, recluta número tres?
—Siendo tú mismo. —Alzó sus hombros, destruyendo su pequeño teatro con esa acción—. Abandona este falso Síndrome del Octavo Grado.
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Síndrome Del Octavo Grado [Saiki x Kaido] | Completa
Fiksi Penggemar▶Kaido Shun no es un chico normal, él es alguien especial: a su corta edad ya es perseguido por una asociación maligna y tiene un poder sellado en sus brazos. Él realmente no es humano, es de los más poderosos del universo y con poderes sobrenatural...