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Que perdición tener estos sentimientos tan confusos ahogándolo. Adrien no se consideraba el más listo a la hora de saber sobre noviazgos, después de todo pasó casi toda su vida con educación desde casa; pero era consciente que de alguna forma no estaba bien pensar en Marinette cada vez que besaba a Kagami.
Y no es que deseara besarla (o tal vez sí para quitarse las dudas); pero en realidad culpaba de todo esto a la luna (se sentía patético, por supuesto que la luna no tenía la culpa).
Cada vez que cerraba los ojos, sólo se podía recordar flotando en el aire con su supuesta mejor amiga mientras ella se ataba con fuerza a él, mientras su pequeño tamaño le permitía oler su shampoo de aromas tropicales que impregnaba su cabeza de manera sutil; al tiempo que la luz de la luna llena los cobijaba a los dos dándole un toque más mágico a todo. Una burbuja en la que sólo ellos dos se vieron encapsulados por un momento, un silencio que sólo y únicamente les perteneció a ellos como preciado tesoro que no debes entregarle a nadie más, que sólo ellos sabían su significado y sería su secreto.
—Adrien, hermano ¿Está todo bien? — preguntó Nino viendo la mirada perdida de su amigo.
Sí, en definitiva, culpaba a la luna por todo esto. Había escuchado que la luna llena tiene efectos raros en las personas, que los hace sentir como enamorados, pero jamás le advirtieron que los efectos secundarios eran prolongados.
—Si, no es nada. — dijo viendo cómo Marinette se despedía de Alya. Las clases habían acabado, pero aparentemente Marinette tenía algo más que hacer puesto que se dirigió a la biblioteca.
—¿Hoy tienes entrenamiento con Kagami? — preguntó Nino mientras revisaba algo en su teléfono. —Es que te quería invitar a ver una película que estrenó ayer, pero sé que luego estás ocupado con ella. — el moreno volvió su mirada sobre el rubio, quien aún mantenía su mirada atascada en la azabache. Nino suspiró. — Hermano, deja de verla; tan siquiera ve a hablar con ella o algo. Aún tienes oportunidad.
Eso era falso, Nino no sabía de su noviazgo con Kagami, nadie sabía aún porque ni siquiera tenía el valor de decirlo en voz alta; aunque algunos ya lo daban por hecho. ¿Qué clase de novio es aquel que ni siquiera se atreve a decirles a todos que está en una relación? Y lo peor ¿Por qué no podía? ¿Por qué él sólo pensar en hacerlo hacía que su corazón latiera con fuerza de pensar en la reacción de Marinette? ¿Ella se alejaría?
—Claro que te acompaño. — respondió por fin Adrien poniendo una mano sobre el hombro de su amigo. —Nos vemos en el mismo cine de siempre ¿te parece? Sólo mándame la hora de la función. — Nino sonrió gustoso de que hubiese aceptado y después de quedar en los términos, se retiró; sabiendo que Adrien seguía en el mismo sitio, analizando los pasos que Marinette había dado hacia la biblioteca.
