Bullet to the heart (Marichat GB)

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"Diablo vestido de negro, deben haberte echado del cielo"

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"Diablo vestido de negro, deben haberte echado del cielo"

Marín Dupain se sentía tremendamente culpable de haber caído en la tentación. Muy en el fondo sabía que debía romper con Lucille Couffaine, pero al contrario de lo que todos pensaban, esto no se debía a Adrianne, la chica de la que había estado enamorado por casi tres años.

No, por supuesto que no, esto se debía a la visitante nocturna que llegaba diariamente a su balcón.

No la comprendía. Él siempre fue consciente que su compañera de batallas Chat Noir estaba perdidamente enamorada de su altar ego a pesar de sus constantes rechazos, sin embargo, de un tiempo acá la rubia iba a buscarlo como gata en celo necesitada de atención.

Al principio intentó comprenderla y simplemente hacerle compañía a la rubia con mirada solitaria. A veces Chat no le pedía más que su compañía, permanecían recostados en los camastros en completo silencio mientras admiraban el cielo nocturno.

Pero últimamente ella se quedaba dormida, la dejaba así por media hora o un poco más y después la despertaba para que pudiera regresar a donde sea que ella pertenecía y aunque a veces rezongaba, terminaba por obedecer e irse. Sin embargo, anoche, en el momento que Marín se inclinó para despertarla, ella lo tomó por la nuca y le robó un beso, después de eso se alejó sin darle explicación.

Y ahora, en ese preciso instante ella estaba ahí en su habitación, jugueteando con diversas cosas en su cuarto mientras hacía chistes elocuentes, sin darle explicación alguna de porqué el beso de ayer.

Era perfectamente consciente de que no era correcto tener a la chica que le había besado la noche previa en su habitación, más porque él tenía novia, más con ese traje que se adhería de manera tan seductora a su cuerpo.

—¿Me vas a dejar de ver así, príncipe?— le preguntó la minina con una pequeña sonrisa pícara. Marín sólo giró su vista apenado.— ¿No me vas a responder, azul?— le cuestionó con uno de los muchos apodos que le solía dar. La fémina se paró y empezó a caminar hacia él con elegancia.— ¿Acaso te comió la lengua el gato?— se paró frente al azabache y quiso acariciar su mejilla, pero antes de lograrlo Marín le sujetó la muñeca.

—Estás actuando muy raro últimamente, Chat, me preocupas.— sus ojos celestes reflejaban consternación, pero, maldita sea, su preocupación sólo lo hacía lucir más atractivo.

Marín pudo ver cómo la mirada de la rubia titubeó por una fracción de segundo, como relamió sus labios. Había algo, él lo sentía en el fondo de su corazón, pero ella lo continuaba evitando y el silencio entre los dos sólo lo estaba matando.

—¿No te he dicho cuánto me enloquecen los hombres fanáticos del rosa?— y sin poder evitarlo la fémina se abalanzó sobre él tirándolo al sofá al tiempo que tomaba sus labios en un beso.

Them (MLB)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora