-bueno, ustedes tienen mucho de que hablar, deberían irse ahora, fue un gusto por fin conocerte YeDam
-espera -lo detuve
-si?
-voy a extrañarte
-y yo a ti, espero y cuando te llame las cosas entre ustedes estén mejor
-espero lo mismo
-bien, ahora si me iré
Vi como mi mejor amigo desaparecía de mi vista poco a poco y sin notarlo deje escapar un suspiro, quería llorar, pero debía ser fuerte, pues no le gustaría verme así, además ahora tenia que pensar en que decirle a Yedam.
-deberíamos irnos -el asintió - déjame ayudarte con tus cosas
-no es necesario
-esta bien -Parecía molesto y lo entendía, sin embargo, me sentía feliz de que el estuviera aquí
Llevamos las cosas al auto y emprendimos camino, ahora que Mashiho se había ido las preocupaciones iban en aumento, tendría que hacerme responsable de todos los gastos, como se supone que haría eso? Tendría que buscar otro trabajo para poder pagarlos o irme a vivir con mi madre.
-entonces, no hablaremos? -su voz me saco de el transe
-lo siento, es solo que sigo asimilando lo que acaba de pasar
-no eres el único
-hay algo que quieras hacer?
-no realmente
No me gustaba la sensación de incomodidad entre nosotros, pero sabia que no podíamos simplemente volver a ser los de antes.
-dime cuando se te ocurra algo -solo asintió
Una vez llegamos intente ayudarlo a bajar su maleta pero de nuevo se negó así que solo lo guíe.
-puedes quedarte en la habitación de Mashiho - solo asintió y camino hasta donde señale con mi mano - tienes hambre
-no -ni si quiera volteo a mirarme
Por una parte me sentía feliz de que el estuviera aquí, pero por otra no dejaba de sentirme como un idiota, arruine las cosas entre nosotros y ahora tenía que pagar las consecuencias.
Pasaron al menos cuarenta minutos y el no salía de la habitación, no quería molestarlo más así que no dije nada, simplemente me quedé sentado en el sofá esperando que saliera.
-no te muevas, tampoco me mires-una voz y unos brazos rodeando mis hombros me hicieron sobresaltar, cuando empezaba a quedarme dormido- solo vamos a quedarnos así por un rato
Accedí sin quejarme, porque yo también lo necesitaba.