Capitulo 12

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-¡Adele tu no te vas a ninguna parte! - grito enfadado.

-¡Si lo haré!

-¡Si te largas de esta casa te irás a vivir debajo de un puente! ¡No tienes otro lugar!

Me quedé callada, la rabia y frustración corría por mis venas, el tenia razón, no tenia otro lugar donde ir.

Aún seguía enfadada con mis padres, desde que se enteraron que mi novio era un drogadicto...un agresor, me obligaron a volver a casa, a romper con el, pero yo como una estupida ilusa me negué, y ellos me dejaron de hablar, para ellos su hija dejó de existir hace años.

Por unos intantes pensé en irme a vivir con Marcos, el me había ofrecido un hogar, eso era una muy buena opción para huir de Jeil, pero no sabía como ponerme en contacto con Marcos, no sabía exactamente en qué lugar del bosque se encontraba.

Y meterme en un bosque tan peligroso lleno de seres inhumanos, como bestias y vampiros no era una bueno idea para buscar a Marcos.

No tenía opción, no podía irme de aquí.

-Veo que lo entiendes - dijo Jeil con una voz más calmada- Este es tu sitio, tu lugar, nadie te quiere en ningún otro lado.

Me quedé callada dolida por cada una de sus palabras.

Se dio la vuelta para a caminar hacia la puerta.

-Limpia este desastre - dijo malhumorado refiriéndose a la habitación, a los cristales desperdigados por el suelo, su ropa desordenada y la ventana rota - Arreglalo todo, luego lava mi ropa y déjamela planchada y doblada como siempre lo haces en mi armario.

No proteste, me quedé callada, asustada y nerviosa, con el miedo a hablar impregnado en mi rostro.

Cerro de un fuerte portazo la puerta, escuche sus pasos fuertes por las escaleras.

Aún llorando y frustrada empecé a recoger toda su ropa para lavarla, las manos me temblaban, me sentía una idiota haciendo esto, una completa esclava.

Aún no podía quitarme de la cabeza la ropa interior femenina que habia encontrado en nuestra propia cama.

Estuve fregando el suelo, recogiendo los cristales y colocando cuidadosamente toda la ropa de Jeil en el armario, luego bajé a la cocina, estaba cansada, débil y algo mareada, llevaba horas sin comer, ni beber...las piernas me pesaban, el estómago me rugía.

Con un suspiro de cansancio me senté en la silla con los codos apoyados sobre la mesa.

Cerré los ojos intentando aliviar mi dolor mental y físico.

Segundos después me levanté, camine hacia los cajones que habia cerca de la nevera para sacar tiritas para vendar las eridas que Jeil me habia causado antes.

Pero entonces...

La puerta sonó, rápidamente me giré para mirar a Jeil entrando mientras tambaleaba, sus pasos eran torpes, los ojos estaban rojos por el alcohol...seguía más que borracho.

-Haz la cena - me ordeno en un tono serio, llevaba una lata de cerveza sobre su mano, en la otra tenía el móvil.

-¿Por que? - le pregunté cruzandome de brazos.

-Por qué tengo hambre - respondió como si fuera lo más obio del mundo.

-Me refería a por qué tengo que hacerte yo a ti la cena - mi voz no pudo evitar sonar molesta.

-Siempre haces la comida, es tu obligación como mujer hacerme la cena, nose que es de lo que te extraña.

-Llevas toda la tarde tumbado en el sofá, viendo la televisión, mueve el culo y haztela tu, vago - nose de donde saque tanto valor para enfrentarme a el, aunque mi voz sonó seria y fuerte por dentro temblaba del miedo - Yo me haré mi cena, solo la mía.

"HASTA LA ULTIMA GOTA" ✔ #1VAMPIROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora