Forelsket {flamantha}

Fresas y humo {Troye Sivan} - songfic

[Basada en la canción de arriba]

"Te has puesto guapo para mí?"

Flavio sonríe cohibido al leer la notificación de Instagram. Se lo esperaba, al fin y al cabo, había subido aquella foto a la historia exclusivamente para ella.

"¿Y tú?"

Responde descarado, con una valentía que poco le caracteriza pero que había descubierto que salía instintivamente al hablar con la rubia.

"Ocasiones especiales merecen ropa especial"

"Suena tentador"

"Pues ven a buscarme"

Genial, ahora tenía que encontrar una manera de alejarse de sus padres sin que hicieran demasiadas preguntas, ya que habían insistido en ir a la feria con él y su hermana, por mucho que ambos fueran ya mayores de edad. Aunque seguro que no esperaban que se quedaran con ellos, puede que sí quisieran pasar algo de tiempo juntos, al menos más de cinco minutos.

Con un pequeño malestar al mentirles, se excusó diciendo que unos amigos le habían dicho que los fuera a buscar al final del rellano. Caminó hasta el fondo de la feria, hasta la zona más baja de la verja que la gente utilizaba como salida. Estaba nervioso, iba a ver aquella chica que le traía loco, por primera vez cara a cara. Llevaban semanas hablando por redes sociales, y Flavio estaba ansioso por trazar la tinta de su piel y acariciar su pelo.

Una voz que ya le era familiar interrumpió sus ensueños.

- ¿Tienes fuego?

El tono agudo y la voz raspada le hicieron estremecer y creyó perder la respiración por unos momentos al verla. Su belleza en la vida real era aún mayor que por pantalla, y había un brillo especial en sus ojos.

- Fuego, no – tartamudea un poco, y se maldice a si mismo de inmediato.

Una sonrisa pícara aparece en el rostro de Samantha, encantada por la reacción del chico. Flavio, en vez de avergonzarse, le hace una propuesta descarada, aunque podía notar el calor en sus mejillas.

- ¿Has venido en coche?

Estaba dispuesto a no sonrojarse más, por mucho que su cabeza fuera un manojo de nervios. No era momento para explicarle que él aún no tenía carné, y habían sido sus padres quienes le habían traído hasta allí. Samantha respondió con una sonrisa ladeada y le indicó que le siguiera con un movimiento de asentimiento casi imperceptible. Caminaron uno al lado del otro, con una distancia mínima pero presente y un silencio extrañamente cómodo.

Al llegar al que suponía que era su coche, cuya descripción más allá de su color Flavio sería incapaz de explicar, esperó al sonido característico de la apertura de las puertas, pero este no parecía llegar. Apartó la mirada de las estridentes luces feriantes que se había quedado mirando inconscientemente para volver a mirar a la rubia de su lado. Esta, exasperada, removía sus bolsillos y resoplaba con impaciencia. Notando la atención del chico, se gira hacía él con una expresión ligeramente avergonzada, aunque Flavio sigue viendo el brillo de diversión en sus ojos.

- No me mates, pero creo que me he dejado las llaves dentro del coche.

A esta confesión le sigue una carcajada que hace sonreír al chico en réplica. Si Flavio creía que podría pasarse horas viéndola sonreír, oír su risa era toda otra experiencia por la que daría lo que fuera por repetir una y otra vez. Ese momento lo notaron como una bocanada de aire fresco, y la pequeña incomodidad de verse por primera vez pareció evaporarse del todo.

- No te veo preocupada, ¿te pasa muy a menudo? – contesta él, con un tono jocoso, pero genuinamente curioso por su respuesta.

- Te voy a ser sincera, no es la primera vez ni será la última.