VIII Capítulo: }{POR ELLO}{ [G. JAVIER]

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Suspiré profundamente apoyando mi frente en la ñema de mis dedos, me había descontrolado en cuanto entre al maldito camerino y encontrarle de a aquella manera me hacía perder la cordura. Inspiré lento y pausado volviendo luego a soltar el aire. Un hombre se acercó a mí y me ofreció una botella de agua, lo acepte desconfiado aún así me sentía mareado y mi garganta estaba seca. Levanté la mirada viendo a mi dulce Pamela posar en ropa interior para el fotógrafo, gruñí bajo. Esto no me gustaba para nada,  no me agradaba que ella se prestará para este tipo de trabajo ¿Por qué no aceptaba otro? ¿Con más ropa? O yo que se... Hasta le había pedido que aceptase ser mi secretaria o algún puesto en mi empresa. Podía hasta mantenerle, pero ella no iba a dejarse y tampoco teníamos una relación formal o era quien para decidir sobre ella, aunque si así fuera no lo haría... Ella era una persona libre e independiente.

Baje la mirada apretando la mandíbula, estaba molesto, no con ella, no... Sino conmigo y la vida. Mordisquee mi labio inferior esperando pacientemente a que ella se desocupara, no iba a irme de aquí sino era con ella. La verdad era que no quería discutir e incluso ni hablar, necesitaba urgentemente mi cama para poder dormir y a ella para abrazarle.

Comprendía que estaba enojada, que yo no había dado explicaciones y había entendido eso muy tarde. De k decirme porque me fui tanto tiempo, debí decirle que lo nuestro no era un juego, debí hablar... Aunque me doliera la garganta al hacerlo. Debí y debí hacer echo muchas cosas y no solo quedarme callado, menos armarle una escenita o llegar follandimela en su camerino (aunque de  esto no me arrepentía se que estuvo mal, muy mal).

Moví mis manos por un rato buscando distraerme, luego volvía a verla, ya teníamos más de media hora aquí. Pensé un poco y a mi mente se vino el regaño que me lleve luego de corrernos, había olvidado usar condón. Ella se levantó limpiándose y tirándome una toalla pequeña. Me alegré las ropas y la miré fijamente mientras ella se enfundada en un conjunto de encaje muy sensual. Fruncí el ceño recordando lo empalmado que me había puesto al momento, estaba extaciado por verla  con eso puesto, pero no estaba a mi favor volver a follarmela enedid momento, pues, la puerta fue govads tres veces avisándole el tiempo que le restaba para ir, ya era su turno y dándose vuelta me miró sería para soltar con veneno un; <<No pintas nada aquí, andate de una vez, ya obtuviste lo que querías>>. Eso me dolió en el alma y cuando iba hablar ella salió dejándome  la palabra en la boca. Fui tras ella, un hombre de seguridad me detuvo haciéndome sentar para aguardar a que terminará la cesión fotográfica. Resignado y molesto, no teniendo lo que venía a buscar, me senté en donde se me fue indicado.

La verdad era que había tenido un pequeño percance con mis hermanos menores, quienes sufrían de cáncer y habían tenido una recaída de gravedad  me necesitaban. De hecho, todos creíamos que iban a morir, me desapareci y no tenía ni las más mínimas ganas de hablar con nadie del tema. Mi padre cada vez era consumido por el trabajo, tanto que me pidió que me quedase con mamá en su casa y que no me preocupara por mi puesto. Antonio, nuestro socio y amigo casi como un tío, nos ayudaría en la  empresa por un tiempo hasta que todo se solucionará y nosotros estuviéramos dispuesto para ir. Mamá estaba acabada cada día la angustia por ellos era tremenda.

Dorian y Danna no podían sostenerse por si mismo, no del todo. No deja an que otras personas que no fueramos nosotros le ayudarán, así que contratar a un personal médico calificado sería una perdida, pues, no queríamos mantenerlos anestesiados para que no se alterarán.

Suspiré nuevamente ¿Por que ellos? ?que mal habían hecho dos pequeños que no sabían nada del mundo? Miré la pantalla de mi celular con una foto de ambos niños y yo hacía dos días. Ya a esta altura estaban un poco mejor, con más color en sus rostros y estables.

Dorian, quien vendría siendo el mayor de los gemelos por unos minutos, había sido el primero en caer al cáncer con 6 años y Danna le siguió un año después de la caótica tragedia.

Me dolía verlos en cama rodeados de cables y sin nada que hacer más que respirar y tratar de sobrevivir. Habíamos gastado una fortuna para que se curarán, pero las recaídas casa vez eran peores.

Al principio yo estaba confiado de que las químos harían algo, que solo era cuestión de esperar y se mejorarían. La leucemia que tenían no era terminal, daban esperanzas de vida y a estas alturas yo ya no les creía nada.

Una hora después Pamela salió del camerino vestida y bien abrigada, no me había dejado pasar cuando terminó hacia un rato. No me dijo nada cuando le señale mi auto, accedió a subirse en silencio y me dirigí a mi departamento, no al que nos frecuentabamos, no. Era el mío propio y ahí frente a frente en la cocina le enseñé una fotografía de mis hermanos.

—¿Quiénes son ellos?—Hice una mueca suspirando— ¿Hijos?—Dijo de forma tosca y yo negué dándole una leve sonrisa— Hermanos, deben ser hermanos—. Aseguró y asentí. Yo era afónico, cuando era pequeño la mayoría del tiempo me la pasaba con dificultad para hablar, pues, se me inflamaban las larínges o como se llamarán. Nunca le preste atención porque fui un niño muy callado, los doctores solo resetaban antialergicos para mantener controlada las alergias y demás. Así que hablar de manera espontanea no era muy común en mi— ¿Que tienen?—Le pase mi celular con un informe de cada uno en una captura, ella leyó tranquilamente y sus expresiones para mí era  un gran poema—¿Por esto desapareciste? —Volvi ha asentir—, oh...—Le di una mueca, ella se levantó y me abrazo—. Un mensaje, Javier, un mensaje—. Murmuro en tono tranquilo y yo asentí metiendo mi cara en su cuello.

—Lo siento—, dije apenas en un hilo de voz sintiendo en mi garganta un ardor tremendo.

—Calla, no hables—, me acarició la espalda, era la primera vez que teníamos una "conversación"—. Cuando estés mejor de tu garganta vendré y hablaremos calmados. Tienes un poco de calentura, ve ha acostarte—. Dicho eso trato de separarse y me negué a soltarla—. Debo irme, Javier, suéltame, anda—. No quería que se fuera así que la sostuve en mis brazos—. Si me quedo más tiempo no podre irme tan de noche y no ten...—La calle tapando su boca con mi mano y ella la quito mirándome mal— ¿Quieres que me quedé a dormir aquí? No tendremos sexo—, dijo muy seria y yo afirme con la misma seriedad—. Bien, vamos a comer algo ¿Puedo usar...—Ella dejo la pregunta al aire y su fue como por primera vez dormí con Pan sin tener sexo, la primera vez que traía a una chica a mi departamento personal.

Ll.

ERÓTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora