XV

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Octubre de 1974, Londres.

La película terminó, dejando buen sabor de boca a la pareja de amigos. Junto a las demás personas abandonaron la sala donde la proyección había tenido lugar. Eli decidió ir al baño y John la esperó fuera de los cines, mientras se absorbía en el momento tan efímero e intenso que habían tenido con aquel cruce de miradas. Ese tocamiento de manos, tan suave y tan fantástico. ¿Querría Eli dar el paso, tanto como él lo deseaba? Porque los dos eran lo suficientemente tímidos como para quedarse en simples amigos.

-Uf, qué frío hace, ¿no? - comentó Eli, yendo donde se encontraba John, recién salida de los cines.

-Sí, para ser Octubre hace un frío de Diciembre - tenía lágrimas en los ojos por el frío y se las secó con el dedo - pero veo que tú tienes más que yo.

-No sé - rió - Frío sí que tengo.

John se estaba quitando la chaqueta pero Eli le detuvo, volviéndosela a poner.

-No estarás pensando en darme tu chaqueta, ¿no?

-Sí, lo estoy pensando - se la quitó de nuevo y se la puso en los hombros.

-¡Qué loco eres, John! Haz el favor de ponértela - se la quitó y se la puso a él en los hombros.

John rió por el vaivén de la chaqueta y se mordió el labio con timidez. No le importaba demasiado pasar frío por ella, pero para no entrar en discusión, se la dejó puesta. La muchacha estaba mirándole con ojos llenos de ternura. Pensaba que era un joven tan hermoso y tan amable que a veces creía que todo era fruto de su mente y que sólo era una ilusión. Empezó a palparle, con cuidado, el brazo, provocando confusión en el bajista.

-¿...Eli? ¿Qué haces con mi brazo? - evitó reír por lo que estaba pasando.

-Oh... - dejó de hacerlo - es que... no me creo que seas real.

John dio un bote ligero. ¿Qué estaba diciendo?

-¿Que no soy real?

-No.

-Vaya... ¿soy el hombre invisible? ¿un amigo imaginario? - le siguió el rollo con humor.

-Eres demasiado perfecto para ser real, John - su atrevimiento a mirarle a los ojos le sorprendió a sí misma. El chico respondió de la misma forma, pero con más sorpresa aún en su mirada.

-¿Demasiado perfecto dices?

-Claro. Estoy empezando a pensar que eres producto de mi imaginación y que eres imaginario. No sé, llámame loca del culo.

Sonrió con ternura. Las ocurrencias que ella tenía nadie más podía tenerlas y eso le hacía muy especial. Y también quererla más, claro estaba.

-¿Un producto de tu imaginación podría... hacer esto? - acerco su rostro al de Eli.

Iba a dar el paso. Era el momento ideal. Ya no iba a haber vuelta atrás. Sus labios se rozaron entre sí, haciendo comprender a la joven que John no era nada inventado: era un hombre perfecto pegado a sus labios. La felicidad inundó su cara, tomando un color rojizo y hermoso. Se separaron pronto. Y es que a pesar de haber sido un beso fugaz, parecía haber sido una eternidad, una vida entera.

-Sé mi novio, John - cogió sus manos con éxtasis, ansiando alguna respuesta de la preciosa boca de John. Este respondió de la forma más romántica y dulce que podía haberlo hecho, y era con un beso enternecedor, esta ocasión más largo y más pasional. La amistad se les había pasado de fecha hacía tiempo y se dieron cuenta de que dar un paso más era lo más correcto en su relación. Ya no había más carga emocional de por medio, ahora todo estaba muy claro.

En sólo siete días.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora