De nuevo saltaba sobre los tejados en la oscuridad de la noche.
Tratando de no hacer ruido ninguno sobre los tejados hechos por tejas de porcelana.
Con una sonrisa estampada en el rostro volvía de nuevo a casa.
En el silencio de la noche, algunos relojes de farmacias o algún otro local señalaban la hora de las cuatro de la madrugada.
Todavía faltaban unas tres horas para que tuviera que ir al trabajo, tiempo suficiente para poder descansar.
Sin dejar de correr en los tejados hasta llegar a su barrio.
Abre la trampilla y frunce el ceño extrañado, juraría que la había dejado cerrada, mira a todos lados para segurarde de que nadie le ve y en un segundo entra sigilosamente
Echa la llave en silencio y va por el pasillo sin hacer apenas ruido y con ambas manos en el bolsillo de la sudadera, ansiando los shurikens con fuerza.
Hay algo que no encaja.
Hay demasiado silencio y eso que escucha los latidos de su corazón en los oídos
Cierra un momento los ojos, toma aire y se concentra.
Siente su cuerpo ligero como una pluma, abre los ojos y va invisible a supervisar la planta de abajo.
Nada.
De repente siente como si le rociaran un balde de agua helada.
- Sandy - susurra.
Leon sube apresuradamente hacia la habitación de su amigo, para encontrarse la cama vacía.
- Mierda - gruñe - nos han encontrado.
En ese instante, Leon escucha la puerta de la trampilla abrirse con lentitud, se esconde en su habitación y saca cuatro shurikens con una mano.
El chico aguza el oído hay pasos torpes bajando por la escalera tratando de ser silenciosos.
Cuando apenas escucha los pasos pasar por al lado, Leon salta y agarra del cuello a la persona.
Esta, impresionada, suelta un pequeño chillido ahogado.
Leon reconocería ese chillido en cualquier parte.
- ¿ Sandy? - pregunta Leon sin soltarme ni dejar de ansiar los shurikens.
- ¿ Leon? - responde Sandy con voz ahogada.
- ¿ Que coño estás haciendo?
Leon de levanta dando paso libre al pelimorado y se guarda los shurikens en el bolsillo.
- Eso debería decir yo, ¡ me has saltado al cuello! - responde Sandy levantándose.
- Pues claro, me despierto y veo que no estás además de ver que la trampilla no estaba cerrada con llave. ¡¿ Que pensabas que iba a hacer?! ¡ Creí que te habían secuestrado o algo,!
- Ok ok, ya entendí.
Sé quedan unos segundos en silencio y Sandy se mueve algo inquieto.
- Me voy a la cama. - anuncia Sandy.
Este está a punto de irse pero Leon le agarra del brazo.
- Antes vas a decirme dónde has estado.
- En ningún sitio - dice inmediatamente Sandy.
- Si ya claro, y yo soy ciego. Dímelo, no te cuesta nada.
Sandy suspira y se sonroja al recordar a Bibi durmiendo, sólo que no se nota por la oscuridad.
- Yo... - Sandy no quería decírselo, no tenía ganas de que se burlara de él. - sólo quería tomar un poco el aire, por eso no he cerrado.
Leon se queda en silencio, obviamente no era eso, él había llegado y no había signos de Sandy afuera.
- Vale, vete a la cama que es tarde, mañana debemos madrugar. - dice Leon soltando el brazo de su amigo. - que descanses.
- Lo mismo digo
Sandy va con paso ligero hasta su habitación, cierra la puerta y suspira de alivio.
Debe de ser más cuidadoso.
Se toca el pecho, tomándose el pulso.
Siente como si tuviera mariposas en el estómago cada vez que piensa en Bibi y su corazón se acelera cada vez que piensa en ella.
Pero, ¿ qué es esa sensación?
Le preguntaría a Leon, pero ya ha tenido suficiente por hoy y en verdad estaba cansado.
Al fin y al cabo sólo quedaban unas horas para levantarse.
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Un Amor Diferente [ Bibi X Sandy]
AcakUna ciudad. Una infancia. Oscuridad. Tiempos difíciles. ¿ En verdad se puede amor?