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II. Los Elegidos [Segunda Parte]

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— ¡Ocho horas! ¡No puedo creer que se haya tardado ocho horas! — sus gritos histéricos resuenan por toda la casa. Jim había estado esperando impaciente el poder contarle sus desvaríos a Tobes; desvaríos... Fantásticos.

Eran las malditas 8:00 de la noche y de repente te había sonado el celular mientras preparabas la cena depués de haber estado toda la tarde en una práctica de skateboarding con un amigo. Estabas cansado y tenías algo de sueño, pero presentías algo interesante.

— Dos molares, más inserciones, más una limpieza. — con sus dedos, fue enumerando uno por uno mediante hablaba. Tú sólo veías todo, sentado en un taburete en el lado contrario al que el de cabellos castaños se encontraba.

— Mejor tarde que nunca. — el comentario burlón se te escapa, haciendo que Jim bufe ante la insinuación. Se acerca a Toby y lo toma por los hombros.

— Escucha, Tobes, ¡no vas a creerme esto! — gritó con la emoción marcada en su voz, mientras buscaba algo en su mochila que estaba encima de una silla.

— ¿De qué rayos está hablando? — pregunta el otro, dirigiéndose a ti. Te veías bastante más calmado, como si comprendieras la situación.

Sonríes con tu característica expresión de burla, a punto de soltar un comentario burlesco al respecto otra vez, más sin embargo lo declinas y suspiras, recargando tu mejilla en tu mano con el codo recargado en la encimera.

— Dígamos que, cosas “fantásticas” pasaron ayer y ante ayer.

— “Fantásticas” como: encontrar un billete de 100 dólares tirado o como: recoger un amuleto mágico y que sea una tipo de arma contra los aliens. — expresa retóricamente el castaño, con su índice en el mentón y su vista en el techo.

— Estoy seguro de que es muy, pero muy similar a la segunda opción.

Tobías asiente mientras miraba con extrañeza a Jim; tomó dos cajas de pizza congelada del congelador para su dolor por el tratamiento ortodoncial, puso una en la encimera y la otra la metió al microondas. Jim hizo un sonido de festejo cuando logró hallar su tan ansiado amuleto azul, alzandolo a la vista de todos con su mano.

Dispuesto a repetir lo de la noche anterior, sujeta el amuleto frente a su cara. Este se ilumina por la luz nuevamente, listo para cumplir con su única función. El ambiente tenso entre Jim y tú se hace presente, mientras que Tobías está por su 5to viaje astral.

— Échale un ojo a esto... — dice, observando el amuleto azul en su mano.

— ¿Tienes aspirina? — el dolor insistente en sus molares obliga a Toby a preguntar aquello. Pero Jim sólamente le responde con un “Pon atención”.

Ruedas los ojos y de tu mochila, sacas una tableta. Tobías te mira extraño por tener eso en ella como si fuera un celular. Sólo te alzas de hombros, viendo los desvaríos de Jim.

— Por la gloria de Merlín, la luz del día está bajo mi..... — el sonido del horno microondas lo interrumpe, aflojando el ambiente tenso y haciéndote reír por lo imprevisto que fue aquello. Jim estaba confundido.

— Funcionó anoche, ¿no? — pregunta, dirigiéndose a ti mientras te observa, tu pierna colgante y tambaleante para al poner tu atención sobre él.

— ¿Se están burlando de mi? — acusa Tobías, presentía algún tipo de broma blanca previamente planeada por ambos. Aunque Jim jamás haría algo así.

Estuviste a punto de responder, cuando una luz azul, hizo aparición en tu campo de visión. Enseguida, varias luces circulares salen del amuleto, pasean unos segundos a su alrededor antes de comenzar a elevarse del suelo.