05: ¿Preparados para Halloween?

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{Capítulo 5}

Un delicioso aroma a café y pan tostado llega a mis fosas nasales mientras inspiro profundamente por última vez antes de abrir los ojos. Mi cabeza late con mucha fuerza, mis labios están resecos y siento un ligero ardor en mis rodillas. Respiro una y otra vez mientras observo el techo blanco con estrellas pegadas. Todo a mi alrededor da vueltas, lo último que recuerdo es haber escapado de los brazos de Damon, luego todo se vuelve confuso. ¿Cómo es que amanecí aquí?

—¡Mamá! — La voz chillona de Judith retumbó en mis oídos, llevé las manos a mis ojos y la observé, se veía preocupada pero a la misma vez estaba feliz. — ¡Al fin despertó! —gritó eufórica.

En ese momento comencé a cuestionarme cuánto había dormido y más importante, qué había ocurrido. Analizo mi cuerpo y me siento bien a no ser por el pequeño ardor que me provocan las pequeñas heridas que tengo en mis piernas. Estoy vestida con mi pijama de fresas y me encuentro en mi habitación. Suelto un quejido de dolor cuanto intento levantarme, no fue hasta ese momento que me percaté del moretón que tengo en mi brazo derecho. Jud, con delicadeza me ayuda a sentarme en la cama, hice una mueca de dolor cuando sentí en la parte baja de mi espalda unos incómodos latigazos, era como si me estuvieran azotando en estos momentos.

—Nos asustaste, hija. — mi madre dejó caer el delantal en un rincón de la habitación y corrió literalmente hacia mí. Se sentó a mi lado y comenzó a pasar su mano por mi cabello. — ¿Qué sucedió Blair?

Toqué mi cabeza y el dolor que sentí al abrir los ojos se intensificó hasta llegar a la zona de mis sienes. Intenté recordar algunos sucesos de la noche anterior pero como si me hubiesen borrado los recuerdos, nada llegaba a mi mente. Era una sensación incómoda y que raramente no es la primera vez que me ocurre. Hay veces que salía con mi hermana a hacer cualquier cosa y cuando intentaba recordar o visualizar lo que viví, simplemente todo estaba negro, como si nunca hubiese vivido esos eventos.

—Anoche fui al club de lectura, me agarró la tormenta y después todo se volvió negro, él me encontró madre. — confesé un poco histérica, Eva observó a mi hermana con un hilo de preocupación, sabía que ambas hablaban a escondidas de mí sobre mis lapsus de memoria.

—¿Anoche? —Dijeron las dos casi al unísono. — Eso fue hace tres días. Esa noche no apareciste por casa, —comenzó a hablar mi madre intentando que entendiera lo que sucedió, pero solo estaba consiguiendo que me confundiera más. — Estuviste dos días en el hospital, hubo un chico que no se separó un solo momento de ti, muy amable, por cierto.

—Fue Damon, el novio de Nerea. — Musitó mi hermana extendiéndome una de las tostadas, la tomé porque el olor a pan caliente había ocasionado un terremoto en mi estómago. — Te encontró en medio del bosque, el auto estaba estrellado contra un árbol, tú estabas dentro.

¿Damon? ¿Qué? No recuerdo nada de eso. ¿Tuve un accidente? Las miré confundida, realmente no comprendía la situación en la que me encontraba. Dejé a un lado mi desayuno y miré a través de los cristales de la ventana de mi habitación, el sol apenas salía y la brisa mañanera era tranquilizadora. Necesitaba asentar mis recuerdos, ni siquiera había bebido tanto como para perder el control del auto.

—Damon te llevó al hospital bajo la tormenta, pasó los últimos dos días contigo. — Jud sonrió mientras mi madre seguía acariciando mi cabello —  Ni siquiera fue a su casa a descansar, durmió esas noches a tu lado en una de las incómodas butacas. Mamá hasta le preguntó si había sido su culpa que te estrellaras contra el árbol, es que de verdad se preocupó por ti.

—Blair, los doctores dicen que estás en perfecto estado, los golpes no fueron graves y solo tendrás algunos hematomas por unos días, pero… — toda mi atención estaba ahora en mi madre, lucía preocupada pero a la vez temerosa. — ¿Te sientes bien para ir a la Universidad? — asentí. A parte de pequeños dolores por todo el cuerpo, y mis pequeñas lagunas de memoria, me sentía estable para enfrentarme a la Universidad. Me obligaré a pensar que todo esto es parte de una larga noche de borrachera. — Eso es bueno.

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