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01: Perdición iniciada

Antes de que empiecen esta aventura, me gustaría saber, ¿Quién les recomendó el libro?

Esto es un borrador, contiene errores, la versión corregida, con capítulos inéditos, la encuentran en Amazon.

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{Capítulo 1}

¿Alguna vez has hecho algo tan malo que aunque intentes olvidarlo, no puedes?

Vivir en una familia donde todos parecen ser perfectos, a veces es agobiante, mucho más cuando tu vida se ve casi arruinada por un tortuoso error del pasado. La imagen de niña buena se esfuma y todo lo que ves a tu alrededor son críticas, insultos y en el caso mío, la lástima de mis padres.

Ayer, mi hermana y yo, pasamos la tarde entera haciendo las maletas de la mudanza. Miles de recuerdos quedarían atrás, amigos, vecinos, hasta la hermosa ciudad que nunca llegué a recorrer completa. A veces eran necesarias estas decisiones tan drásticas si no querías ser tachada como una delincuente y mucho menos si no querías ser la vergüenza de la familia Bennett.

Dean Bennett es un hombre extremadamente drástico, no es un mal padre, pero nos sobreprotege. Sus reglas existen desde que tengo conciencia, la primera y más importante es que no podíamos tener secretos entre nosotros. La segunda incluía las relaciones amorosas, donde nuestros novios tendrían que demostrar que verdaderamente nos querían y no que solamente quisieran un poco de diversión. A papá nunca le ha gustado el libertinaje y creo que es a causa de eso que nunca he tenido novio, ni siquiera he dado mi primer beso. No es que viva en la época de las cavernas, pero me gusta respetar las reglas de papá.

La tercera regla la había impuesto nuestra madre, Eva. No es la Eva que le provocó a Adam caer en la tentación, pero mantiene su esbelta figura. Es una mujer exigente pero divertida, amorosa con su familia pero una fiera si les hacen daño a sus hijas. Mamá es trabajadora y se desvive por cumplir cada deseo de nuestro padre. Su regla consiste en que el problema de uno, es el marrón de todos y bueno, está demás decir quien metió la pata hasta el fondo para que acabáramos desapareciendo del mapa, mudándonos a un pequeño pueblo cerca de las montañas.

Judith, — mi hermana — es menor que yo por dos años, tiene la chispa que me falta para hablar con las personas y desconoce claramente de la palabra discreción. Es alta, pelirroja natural y tiene algunas que otras pecas sobre la nariz. Todavía es un misterio para mí entender por qué mi hermana es pelirroja cuando todos en la familia somos de cabello negro y que, a excepción de ella y mamá, nuestro padre y yo, tenemos unos bonitos ojos azules.

Con Jud, — como le digo informalmente — no solo he hecho mis mayores locuras, sino que también es mi confidente, mi amiga, mi consejera, es todo lo que tengo y lo único que me dolería perder. La cuarta regla la añadimos ella y yo, es simple y aunque sea disparatada, ambas estuvimos de acuerdo en ponerla. Acordamos nunca fijarnos en el chico que le guste a la otra y mucho menos en ser novias de nuestros ex.

Respecto a mí, no tengo mucho que decir más que odio estar rodeada de personas, me aterran los sapos y que soy fan de la música de One Direction.
Hace unos días, antes de que ocurriera la catástrofe, comencé a recibir mensajes anónimos de un número desconocido. Esta persona, robot o lo que sea, es un misterio para mi mente. No me pregunten por qué comencé a hablar con alguien desconocido porque no sabría que responder. Simplemente me causó curiosidad saber su nombre y al no decírmelo me vi incitada a iniciar una conversación.

Hoy, mientras mis padres están en Dark, — el pueblo al que nos mudamos — Jud y yo nos mantenemos expectantes en una cafetería de nuestra antigua ciudad. Ella bebe de su cappuccino y se ríe de cada chiste malo que hace su YouTuber favorito mientras que yo observo una y otra vez el mensaje que me habían enviado. Mis ojos estaban rojos y ya comenzaba a sentirme agotada, aun así, no podía dejar de mirar la pantalla de mi celular. Llevaba más de tres horas leyendo una y otra vez la conversación que tuve con él. O bueno, también podía ser ella.