¿Destino o pura coincidencia? - Capítulo 1

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«Vamos a por otra aburrida mañana de trabajo más», pensó Carol mientras terminaba de levantar las pesadas persianas de seguridad de la floristería.

Tenía cierto amor-odio por su trabajo. Amor, porque tenía la suerte de poder trabajar en el negocio familiar, junto a sus padres Annette y Antoine, y odio porque se pasaba gran parte de las mañanas de pie, completamente aburrida, esperando a que alguien llamase por teléfono o entrase por la puerta; para hacerle sentir un poquito más "viva".

El estar gran parte de la mañana sola no significaba que trabajase poco, o que este no fuese lo suficientemente duro, ni hablar, ya que tenía que preparar y confeccionar todos los pedidos que sus padres le dejaban anotados en la agenda, cada una de las tardes antes de su turno.

Digamos que, su trabajo, era bastante solitario; daba lugar a pensar en exceso.

Eran muy pocas las veces que la gente le daba conversación en la tienda y si lo hacían, eran ese tipo de personas puntillosas que le hacían implorar al cielo el poder volver a recuperar aquella maldita soledad que normalmente la acompañaba.

Sin embargo, no podía torturarse otra mañana más. Debía mentalizarse. 

¡Era hora de trabajar!

Una vez entró al local, Carol encendió las luces de este, que ya de por sí era bastante luminoso por las mañanas.

«No olvides encender las luces mañana, ma jolie» recordó Carol la frase que, día sí, día también, su madre Annette le repetía justo antes de cambiarle el turno.

La floristería "La petite maison des fleurs", ubicada en un antiguo pero precioso edificio a las afueras de Atlanta, llevaba abierta hacía ya 30 años; desde que sus padres franceses, Annette y Antoine, decidieron dejar Toulouse para aventurarse a vivir en Norte América, concretamente al estado de Georgia.

Aquella decisión, no fue obra del azar pues Colette, la hermana mayor de Annette, que siempre había sido muy viajera, le contó a su hermana sobre los hermosos bosques que había descubierto en Georgia y sobre la tranquilidad que emanaba las afueras de su ciudad más emblemática, Atlanta; consiguiendo embaucar así a su hermana y a su cuñado.

Antoine y una embarazada Annette, nada más llegar a su ansiado destino, invirtieron todos sus ahorros en comprar una pequeña granja, a las afueras de la ciudad, y también compraron un espléndido local para continuar con el legado familiar de Antoine; una floristería.

Tuvieron mucha suerte, pues el negocio funcionó a la perfección desde el principio. Las decoraciones que realizaba Antoine embaucaban a la gente y la soltura y el desparpajo de Annette les hacía tener numerosos pedidos semanales.

Carol pasó gran parte de su infancia en la tienda, observando cómo sus padres se desvivían día y noche por mantener su negocio; aportando su talento en cada pedido que hacían y en cada persona que atendían.

Por desgracia, en su alocada adolescencia, Carol se alejó por completo de todo lo relacionado con el negocio familiar, siendo el último curso de instituto el principio de su ruina emocional; su noviazgo con Ed Peletier. Ed, que era un chico cuyos padres disponían de un gran poder adquisitivo, sustituyó a Tobin, anterior pareja sentimental de Carol, como guitarrista en el grupo de rock dónde ella era la cantante. Al principio, Ed resultaba ser un chico realmente encantador, hasta que consiguió embaucarla lo suficiente como para alejarla de todos los sueños a los que ella aspiraba y de las personas que ella más amaba.

Carol no pudo finalizar sus estudios secundarios ni comenzar la universidad, pues Ed se encargó de meter en lo más profundo de su alma, su deber como mujer; ser ama de casa, para complacer todas sus necesidades.

"Bendita Casualidad" (Caryl fic) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora