Capítulo 52

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Kurt comenzó a reír divertido al igual que Quinn. Dejamos de hablar y nos giramos a verlos. Puck se puso de pie.

- ¿Qué sucede? - preguntó mientras se les acercaba. Finn y yo lo seguimos.

- Me parece muchachos que Rach acaba de arruinar nuestra cena - dijo Kurt sin dejar de reír. Lo miré divertido... se estaba descostillando de la risa.

- ¡No es divertido! - se quejó la morena. Quinn se restregó los ojos, mientras calmada su risa.

- No les hagas caso a estas bruja, linda - dijo Finn y se acercó a Rach, quien apoyó su cabeza sobre su hombro cuando él estiró sus brazos.

- Aaaay, me dijo bruja - se quejó Kurt, aún tratando de calmar su risa.

Me acerqué a el y lo abracé por la espalda, apoyando mi mentón en su hombro. Mi boca quedó cerca de su oído. El colocó sus brazos sobre los míos que estaban sobre su abdomen.

- Y sí, algo de eso debes ser... porque me tienes hechizado. No puedo dejar de verte, no puedo dejar de pensar en ti, en tus besos, en tu cuerpo - le susurré.

Sonrió levemente y mordió su labio. Giró un poco la cabeza y me miró.

- No puedes con tu genio, ¿verdad? - preguntó.

- Te lo aseguro... apenas se vayan todos, tú no te salvas de mí - besé su mejilla y volví mi vista a los demás, pero sin dejar de abrazar a Kurt - Entonces ¿Qué vamos a comer?

- Pidamos unas pizzas - dijo Puck

- Perfecto - aseguré y me alejé de Kurt para ir en busca del número del delivery. Pero detuve mi paso al recordar aquello, me giré a verlos a todos - No podemos.

- ¿Por qué? - dijo confundido Finn

- Kurt, no come pizzas - dije.

El sonrió y se acercó a mí, para acomodar un poco mi cabello.

- Eres un dulce de leche - aseguró.

- Y tú eres mi envase - murmuré y me incliné para besarlo cortamente.

- Pero no se preocupen por mí... pidan la pizza, yo no tengo hambre - les dijo a los chicos.

Ellos volvieron a sus charlas y le lancé a Noah la tarjeta con el número para que llamara. Volví mi vista a Kurt. Me senté en el sillón y le hice un gesto para que se sentara sobre mis piernas.

- Es mentira que no tienes hambre. Hace un rato estabas que matabas por un poco de comida.

- No te preocupes, comeré un poco de fruta - me dijo.

- No, ¿sabes qué? Vas a comer una porción de pizza o dejo de llamarme Blaine el sensual Anderson

- ¿El Sensual? - dijo divertido - Más bien 'el calentón'.

- Muy graciosa - bufé - Pero el único calenton aquí eres tú...

- Sí, y me encanta serlo - dijo en descarado coqueteo.

- No me seduzcas aquí... tenemos invitados, amor mío. No querrás que haga cosas inapropiadas delante de ellos ¿o sí?

- No te atreverías - dijo entre divertido y nervioso.

- ¿Quieres averiguarlo? - pregunté.

- No, Blaine, ni se te ocurra - se estaba por poner de pie, pero no lo dejé. Me miró fijo a los ojos.

- ¿A dónde crees que vas?

- A... a estar con las chicas.

- Con ellas puedes estar otro día, ahora estas conmigo - le robé un breve beso.

Mi pequeña obsesión (Adaptada •klaine)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora