En una pequeña aldea habita un joven llamado Izuku, un chico lindo, amable y de buen corazón, cálido como el sol y poseedor de un gran sentido de la justicia. Él es muy querido por los habitantes de la aldea y admirado también, pues al perder a su padre a temprana edad, desde muy pequeño se a dedicado a cuidar y ayudar a su madre quién a caído enferma después de la muerte de su padre. Según su madre le contó, su padre murió al defender la aldea de un gran y poderoso dragón antes de que él naciera. Izuku creció sin saber cómo ser un niño normal ya que al ser el hombre de la casa debía ayudar a su madre en todo lo posible, pero eso a él no le importó, pues lo único que él deseaba era que su madre se recuperara pronto. Sin parientes que pudiesen ayudarlos Izuku se dedicó en cuerpo y alma para ayudar a su madre.
Un día Izuku se dirije al río para recolectar agua como lo a hecho todas las mañanas, se acerca al río y llena un par de cubetas de madera que trajo consigo. Una vez llenadas se levanta y camina unos cuántos metros, y se detiene al notar algo; una joven castaña está siendo arrastrada por el río, al parecer está inconsciente. Izuku sin pensarlo dos veces se lanza al agua para salvar a aquella chica, el pecoso nada hasta llegar a la chica y la sujeta para llevarla a la orilla. Izuku la saca del agua y la acuesta boca arriba, el peliverde de preocupa al no sentir que la chica respire por lo que procede a darle respiración de boca a boca mientras oprime su pecho varias veces. Repite la operación hasta que la chica expulsa el agua que tragó. Tose copiosamente mientras el pecoso se sienta en el suelo, sintiendo alivio de ver que la chica esta y con vida. La castaña observa al pecoso frente a ella.
—¿Qué pasó?— pregunta la chica.
—Estabas inconsciente flotando en el río...
—¡Es verdad! ¡Ahora lo recuerdo! ¡Estaba practicando un hechizo pero falló!— exclama la chica levantándose con rapidez, pero se marea al instante y está a punto de caer cuando Izuku la sujeta evitando su caída.
—Estuvo cerca...— Izuku le sonríe haciendo que la castaña se sonroje por el contacto tan cercano y bella sonrisa del chico.
—¡Mu-muchas gra-gracias!— dice la castaña alejándose nerviosa —Me-me llamo Ochako. Y soy una aprendiz de bruja— dice la castaña con una gran sonrisa —¡Oh diablos! ¡Se supone que era un secreto! ¡Tonta! ¡Tonta! ¡Tontaaa!— Ochako se regaña a si misma mientras se da unos golpecitos en la cabeza.
—Oye, no te preocupes a cualquiera le puede pasar. Y puedes estar tranquila, no le diré a nadie sobre tu secreto ¿de acuerdo?— Izuku le sonríe —Es un gusto conocerte Ochako, yo soy Izuku— dice el pecoso extendiendo su mano.
Ochako duda un momento pero finalmente estrecha la mano del chico.
—El gusto es mío...— dice la castaña algo tímida —De verdad agradecería que no le dijeras a nadie...
—No te preocupes, mis labios están sellados— Izuku le guiña el ojo haciendo que la chica se sonroje.
—Por cierto, gracias por salvarme, pero tengo que irme ya o me regañarán— Ochako miente.
La verdad es que está muy nerviosa de hablar con un chico de su edad tan guapo y gentil, pues a estado aislada de todo contacto con los chicos desde pequeña para que no se distraiga de su entrenamiento. Entonces Ochako sale corriendo a toda prisa sin darle tiempo al otro de despedirse. Ella no lo sabe aún, pero se a enamorado del pecoso.
Los días pasaron hasta convertirse en años y ella no volvió a aparecer frente a Izuku durante todo ese tiempo, pero ella siempre lo observó a la distancia sin que el susodicho se diese cuenta. Siendo así testigo del gran desarrollo y cambio físico del peliverde, si antes Izuku era guapo, ahora que es un adulto lo es mucho más. Ella también se a convertido en una mujer muy bella y está dispuesta a confesarle su amor. Entonces a su mente viene el recuerdo del día en que fue rescatada por Izuku, posando sus dedos sobre sus labios sonriendo con alegría.
Finalmente llega el día y Ochako se arregla para verse aún más bella de lo que es para poder impresionar al chico que ama. Se presenta ante Izuku en el lugar donde se conocieron y le dice que ella es Ochako, la aprendiz de bruja a la que salvo años atrás. Izuku la recuerda y se alegra al saber que ella se encuentra bien. Ella se sonroja por la tan cálida sonrisa que Izuku le dedica. Nerviosa, respira profundo para luego exhalar con el fin de tranquilizarse. Después de la nada, hace aparecer un enorme ramo de rosas rojas y se lo ofrece a Izuku.
—¡Izuku! Yo... ¡Yo e estado enamorda de ti desde el día en que nos conocimos! ¡Por favor acepta mis sentimientos! ¡Te amo!— Ochako termina su confesión de amor. Se siente demasiado nerviosa.
A pesar de que le llevó años prepararse mentalmente para poder decirle a Izuku lo que siente, los nervios siguen presentes, pero confía en que Izuku le corresponderá.
Izuku por su parte se queda sin habla por unos momentos, no se esperaba algo así de parte de ella, una extraña.
—¡No tienes que decirme tu respuesta ahora! Puedes tomarte tu tiempo para decidi—
—Lo siento Ochako— Izuku la interrumpe.
—¿Eh?
—Estoy sorprendido de que sientas algo así por mí, pero aunque no lo parezca, soy alguien que NO CREE en el amor a primera vista. Con haberme visto una vez ¿qué es lo que puedes saber de mí?— Izuku habla con franqueza.
—¡Yo te e observado durante mucho tiempo así que sé muchas cosas de ti! ¡Por ejemplo sé que te gusta recolectar flores y hierbas medicinales en el bosque! ¡Sé que te gustan los animales! ¡También sé lo mucho que te esforzaste por tu madre, incluso ahora que ella a partido a un lugar mejor, te esfuerzas mucho más por los aldeanos! ¡Ayudas a quién lo necesitas! ¡Eres alguien de buen corazo—
—NO PUEDO CORRESPONDERTE, ENTIENDELO DE UNA VEZ POR FAVOR— Izuku la rechaza con molestia, dicho esto Izuku se da la vuelta y se va molesto del lugar.
La razón por la cuál Izuku se molestó fue porque antes de morir, su madre le confesó la verdad sobre su padre. Inko, la madre de Izuku se enamoró a primera vista del que sería el padre del peliverde. Un hombre apuesto que sólo estaba de paso en la aldea. Y éste sólo se aprovechó de ella, jugando con sus sentimientos abandonándola cuando ella resultó embarazada. Poco después Inko conocería al hombre al que Izuku llamaría papá. Izuku al saber la verdad sobre su padre biológico, término aborreciendo a aquel hombre junto al término "Amor a primera vista". Muchas mujeres se le han acercado por la misma razón; su apariencia. Y a todas las a rechazado sin excepción. Y con Ochako no será diferente.
Las lágrimas de Ochako se desbordan sin parar. No comprende el porqué Izuku actuó tan cortante y molesto con ella. ¿Fue una gran ofensa para él, el que ella se confesara su amor?
—No lo entiendo...— Ochako llora, decepcionada y con el corazón roto, saca su varita mágica y le lanza un hechizo al pecoso, transformándolo en una pequeña y extraña flor, de ojos grandes, con pecas y una sonrisa algo espeluznante.
La pequeña flor trata de salir de la tierra, pero se da cuenta de que está bien clavada al suelo. La joven bruja se acerca y le dice:
" La maldición sólo se romperá cuándo llegues a amar a alguien de verdad..."
Izuku quien ahora se a convertido en una flor observa en silencio como las lágrimas de la castaña brotan sin piedad. Una pequeña gota salada cae sobre su pequeña frente. Antes de partir Ochako acerca su cara y pega sus labios sobre la pequeña frente de Izuku flor.
Ochako con el corazón roto se va para no volver jamás, dejando sola a la pequeña y extraña flor. El pecoso ahora con su nueva forma trata una vez más de escapar del la tierra que lo aprisiona, pero es inútil.
Continuará...
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Deseo estar a tu lado... [DekuKatsu]
FanfictionHace mucho, mucho tiempo un joven aldeano fue maleficiado por una bruja pues no correspondió a su amor. Aquella bruja lanzó un hechizo convirtiendo al joven en una flor, un tanto extraña, con enormes ojos, pecas, junto con una gran y algo eapeluznan...