El origen de su nombre

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El día estaba transcurriendo más lento de lo normal. Gracias a Sesshoumaru me había ganado una cita en la oficina de nuestra adorada encargada de Recursos Humanos, para hablar sobre temas de seguridad, en donde me entrego una tarjeta de una oficina de ayuda para casos de violencia doméstica.

-          Escucha todo está bien. Es solo que, se dejó llevar un poco. Sabes lo inoportuna y molesta que puedo llegar a ser. – guarde la tarjeta en mi bolsillo, después me desharía de ella. – Es el padre de Ryuuji y solo…-me vi interrumpida cuando ella rio recostándose en su silla aligerando el ambiente.

-          Es obvio que es el padre de tu hijo. Es la vive imagen de el – suspiro mientras sonreía – Solo ten cuidado, y que esto no vuelva a pasar aquí. Como hija de nuestro fallecido presidente no puedes – ahora la interrumpí yo a ella poniéndome de pie.

-          No necesito que me recuerdes quien soy. Pero al parecer yo si debo recodártelo a ti – estire mis brazos doblando las mangas lenta y cuidadosamente hasta poco debajo de mi codo. – Soy la persona que autoriza tus pagos y tu estancia aquí, socio mayoritario de la compañía de mi padre. Y aunque me rehusé a tomar el papel de presidente, prefiriendo un puesto operativo cualquiera, eso no te da derecho a decirme que puedo o no hacer. – le di la espalda dirigiéndome hacia la puerta, deteniéndome justo al sostener la perilla – Agradezco la preocupación, pero ya no necesito que nadie cuide mi – salí cerrando detrás de mí, regresando lentamente a mi cubículo.

Sí, mi padre había sido presidente y fundador de la compañía de transportes más grande en Japón, la más exitosa en transportación terrestre y Logistica, había establecido en su testamento que yo me quedaría con la casa y los bienes irían mitad para mí y mitad para Jin. Estableciendo que yo sería la persona a cargo de la compañía, tomando su lugar.  Sin embargo, yo me había reusado a tomar el puesto. No para dejárselo a mi hermano, pero las circunstancias no habían sido las mejores para cuando era necesario tomara su lugar, mis padres acababan de fallecer en ese trágico accidente, estaba reprobando unas materias en la universidad, y también incluyamos el hecho de que caí por un pozo llevándome a la era Sengoku, y sin importar cuanto intentara regresar me era imposible. Al menos durante poco más de 1 año.

Desaparecí totalmente.

Cuando regrese, embarazada. Con una carrera trunca, después de una extraña desaparición sin poder dar explicaciones claras de que me había pasado. Me fue imposible tomar esa responsabilidad. Uno de los socios tomo mi lugar y yo no había hecho prácticamente nada para retomarlo. Al descubrirme aún con vida, recupere mis acciones, y manteniendo mi anonimato, tomo decisiones desde casa o mi pequeño cubículo donde trabajo apenas 5 horas al día.

Recorriendo los pasillos hasta mi lugar pude ver con el rabillo del ojo como varias personas levantaban la cabeza y murmuraban al verme pasar, pero al girarme para verlos fingían estar haciendo otra cosa. Llegue a mi espacio, dando un largo trago al café aún caliente que había dejado en mi lugar.

Nadie sabía quién era yo, con excepción de los altos mandos, y como parte de su contrato de confidencialidad debían mantener el secreto. Y yo disfrutaba de mi anonimato, enterándome de lo que se hablaba en los pasillos, casi actuando como una doble agente.

Mi teléfono sonó apenas unos minutos después y sin necesidad de mirar el identificador supe perfectamente quien era.

-          Buenos días Hideki ¿cómo puedo ayudarte? – recargue mi espalda en la silla balanceándome suavemente.

-          Escuche que tuviste un altercado en el estacionamiento – su voz sonaba neutral, palpando el terreno para verificar mi humor. Hideki era el nuevo presidente, el que había sido socio de papá durante años. Joven para el puesto, pero preparado para él, mucho mejor que yo.

En sus manosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora