|¿Hay algo más excitante que un corazón en llamas?|
⚠️Todos los derechos reservados.
💯% Mia.
🚫Prohibido su copia o adaptación en cualquier modo.
🐾Algunos eventos están alterados para la integración de rayita. 🐾
⭐ Fan-Ficcion.
♥️ Incesto.
🚧Derec...
-Bien, ¿Es un caso hereditario?, me refiero a ¿qué si hay algún familiar con el mismo desorden?.-
-No.- Aunque sabía perfectamente que su padre tenía un temperamento indiscutiblemente terrible.
-Ya veo.- La siquiatra tomo una posición más cómoda y me miró sin esperanza alguna.-Bueno señorita Bulma, el caso de su hijo es complicado, pero podemos hacer que funcione.-
Volteé a verla con los ojos rojos.
-¿Co-omo?.-
-Su hijo tiene que relacionarse más con chicos de su edad, entre más cercanos mejor, dígame, ¿Tiene hermanos?.-
"Si"
-No- Contesté secamente
En ese momento se oyó un fuerte estruendo en la sala en la que se encontraba mi hijo, seguido de gritos aterradores y un severo temblor que hizo retumbar el gran edificio.
Una sirena comenzó a sonar y una luz roja alumbró el lugar.
La siquiatra y yo salimos apresuradas de la habitación en la que nos encontramos para enterarnos de lo que sucedía. En efecto el lugar estaba agrietado y el terror gobernaba, algunas personas gritaban alarmadas.
-¡Escapó!.- Se acercó una enfermera a la siquiatra que me estaba atendiendo.-¡Señorita Mery él escapó!.-
Demonios Trunks
-O-oh no.- Tape mi boca y me disculpé con la psicóloga.
Corrí a mi auto y conduje lo más rápido que me permitía mi auto, sabía a dónde iba mi hijo y otra multa automovilística no me detendría.
-Vamos Trunks, nisiquiera la conoces.-
Rezaba a Kamisama por que mi hijo estuviera en aquel convento.
Últimamente desde que había conocido a esa niña se había vuelto muy agresivo, me preocupaba y lo peor era que si no era esa la causa de sus nuevos desórdenes sería la culpa de otro factor, aún más preocupante para mí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
_____
Ya casi terminabas mis labores, nada más regar las plantas y lavar los vegetales para la cena y terminaría, claro yo, por que mis hermanos de horfanato aún no había empezado, ellos se habían ido a "regar las plantas del prado", pero obviamente estaban jugando un mini torneo de fútbol.
Estaba claro que no le diría nada a la madre superiora, esa anciana si que da miedo, y ya era suficiente con lo que nos pegaban las madres menores.
Ellas eren muy claras con la equidad y aunque yo fuera de mensajera y hubiera completado mis tareas también me tocaría pamba (golpiza).
{...}
Grrrr...
El sonido de mi estómago se hizo presente en aquella sala sola y cubierta de un leve capa de cenizas por el constante uso de leña.
-Solo aguanta una media hora más en lo que está la comida.- hablé entre dientes mientras movía el caldo que yacia dentro de una olla grande y cubierta de tizne.
Grrr...
-Tienes mucha hambre.-
Me sobresalté al escuchar tal voz cerca de mi oreja que por accidente patee la base del fogón que calentaba el caldo para luego este tambalearse y verterse sobre mi.
O al menos eso hubiera pasado de no ser por el ser que se encontraba tras de mí.
Aunque no fui quemada por el líquido, el alimento callo en el piso sin consuelo alguno. -Mañana no amanezco viva- Pensé.
Me despegue de aquel individuo y le pegue un tremendo sale.
-Oye niño rico acabas de dejar sin alimento a 100 personas.- Reproche.
-Auch, pero te salve.- Comento el chico en el piso y con ambas manos en la cabeza frotándose por el dolor.
-Me salvaste de un accidente que tú mismo causaste y que de no haber sucedido yo estaría bebiendo un sabroso caldo ahora mismo.- Refunfuñe, tenía mucha hambre.
-Y yo creí que tenía problemas...-
Volteé a verle, no notaba su resplandeciente brillo característico de él, algo le había pasado.
-¿Quieres hablar?.-Pregunte indecisa de lo que me comentaría.
-___, escuché algo que nos corresponde a ambos.-
- a ¿Ambos?.-
-Creo que me van a comprometer con una chica de familia casi igual de adinerada que yo.-
Baje la mirada.
Algo que nunca había sentido en mi corazón se clavó como una estaca.
-¿Y tu quieres?.- Pregunté casi con un nudo en mi garganta.
-No sé.- El también se notaba angustiado.
-Trunks mirame.- Era cierto que ambos sentíamos algo el uno por el otro pero a nuestra corta edad ninguno de los dos lo descifró.
Y tendrían que pasar años para que uno lo reconociera.
Éramos unos niños, Trunks tenía 8 Y yo solo 7, que podíamos hacer...
