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Draco quería poder golpear a su marido por ser un bastardo dramático. Juro que al salir de este asunto lo pondría sobre su regazo con una cantidad nula de ropa y le enseñaría a no volver a hacer estas estupideces. Draco sentía que el corazón se le salía del pecho.
—¡¿Ese es Harry?!—Hagrid pregunto en un grito horrorizado.
Allí en una improvisada área mágicamente resguardada se libraba un duelo de poder entre Voldemort y el amor y alma gemela de Draco Lucius Malfoy.
—Si se atreve a morirse iré a las puertas del infierno por él y lo matare yo mismo—Draco gruño, su rostro aristocrático no rompió su máscara fría, pero Hagrid noto que las manos pálidas estaban fuertemente apretadas en dos puños y había una tensión en sus ojos y su mandíbula que hablaban de la angustia y preocupación alojada en su corazón. El rubio sacudió su hermoso cabello intentando despejar su mente e idear un plan para ayudar al cara rajada—Tengo que buscar a mi madre, ella sabe que es lo que está pasando—Draco dijo mirando el escenario a su alrededor e intentando ubicar donde podría encontrar a la dama que le dio la vida.
El caos poblaba los estrechos caminos de un lugar que antes estaba lleno de color y vida llevándose con fuego y hechizos destructivos todo aquello que pudiera significar algo valioso para la gente. Draco estaba mirando un incendio en su tienda de pociones favorita que lentamente se consumía en las cenizas sin nadie que detuviera el fuego y había por lo menos una docena de heridos esparcidos por allí arrastrándose para no ser asesinados por los mortifagos sueltos, muchos otros magos parecían estar luchando sus propias pequeñas batallas.
Todos los civiles estaban muy ocupados intentando sobrevivir y los mortifagos que continuaban de pie estaban muy ocupados intentando matarlos. Aunque Draco podía ver que Harry había hecho un excelente trabajo noqueando a su tía Bella y ahora la mujer estaba al cuidado de algunos magos, atada mágicamente y sin varita u oportunidad de escapar (No es que ella fuera a despertar pronto si la forma en que su rostro en blanco era una indicación ¿Se había golpeado la cabeza?). El rubio la observo mientras consideraba si pasarle la silla de ruedas por la cara a su muy querida tía Bella o solo dejarla allí hasta que llegaran los aurores, pero no tuvo mucho tiempo para decidirse pues un "crack" (Crujido de grieta, señal de una aparición mágica) sonó justo a su lado y fue consiente de los recién llegados.
Draco miro superficialmente y rodó los ojos. —Granger y Weasley ¿Por qué no estoy sorprendido? —Los adolescentes le dieron al joven agotado en silla de ruedas una mirada de sorpresa.
—¿Qué estás haciendo aquí? pensé que Harry te tendría en Hogwarts a salvo—Draco estrecho los ojos hacia el pelirrojo.
—Él lo intento—Dijo simplemente. Ojos grises brillaron con desaprobación a pesar de que el pecho se le contraía en pánico por el idiota impulsivo luchando violentamente con el mago oscuro de su siglo. —Pero no me va bien siguiendo las órdenes, ni siquiera las de mi alma gemela—Draco ignoro las miradas de Hermione y Ronald. Él lo había dicho en voz alta, sí. Supérenlo y sigan. Se aclaró la garganta—Tengo que encontrar a mamá, creo que ella ha estado haciendo algo a mis espaldas que tiene que ver con derrotar a Voldemort—Draco esperaba que ellos se negaran, pero la mirada en los ojos azules del pelirrojo lo puso en alerta.
Ron se froto el rostro con la mano derecha y asintió—Blaise acaba de decirme que es lo que estaban haciendo, el idiota—Ron se quejó, pero tenía un tono que era claramente meloso y no muy enojado (Lo que hacía el amor por las personas era extraño)—él no sabía el panorama completo, pero Hermione tenía el resto de la información—La castaña movió la cabeza con sus rizos como resortes rebotando alrededor de su rostro, toda feroz y leal mirando a Harry batirse en duelo mientras hablaba.
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M de Matrimonio [DRARRY]
FanfictionHarry Potter está en contra de los matrimonios arreglados, totalmente en contra...porque, seamos sinceros, ¿A quién le gustaría que alguien externo decidiera mágicamente con quien debíamos pasar el resto de nuestras vidas?, ¿Qué acaso no contaba el...