♥ Pasado
El resto de la noche fue difícil para ambos, ninguno de los dos se sentía apto para continuar con una cita que, a estas alturas iba de mal en peor. Edward en cierto modo estaba arrepentido ya que no había sido su intención herirla sin embargo, la que termino disculpándose fue ella.
─Por favor discúlpame, te eh molestado mucho el día de hoy. Te he pedido demasiados favores y creo que me eh excedido. De seguro estás cansado ─le dijo sin siquiera mirarlo─. No era mi intensión hacerte pasar un mal rato. Te prometo que no volverá a suceder ─murmuró abriendo su puerta aunque antes de entrar se giró a verlo.
Edward la observó por unos momentos, ella tenía la mirada puesta en su pecho, era como si no quisiera verlo a los ojos.
─Yo... ─finalmente articuló él con voz débil─. Tengo veintiséis años y... Soy un boxeador retirado.
Las palabras apenas si salieron con fuerza de su boca. Edward, jamás se había abierto ante nadie de esa manera, muy pocas personas conocían su vida, su pasado.
Solo muy pocas lo conocían a él.
─Cuando era joven... ─espetó haciendo una pausa─. Tuve una vida... ─dijo recordando aquellos tiempos, le era difícil hablar sobre eso─. Mi vida no fue nada sencilla, tuve muchos problemas y me involucre en cosas sucias, fue muy complicado. Mi pasado es malo, muy malo ─reiteró apenas.
Ella lo divisó, poniendo atención a sus palabras.
─Pero ahora... ya no vivo de esa forma. Ese es el tipo de persona que ahora soy. Y en cuanto a ti... Lara, no fue tu culpa ─Edward miraba hacia todos lados sin poder sostenerle la mirada─. Sé que no soy digno de ti, es por eso que me sentía incapaz de decírtelo.
De pronto, hubo un largo silencio entre los dos, Edward esperaba a que ella pudiera decirle algo pero lo siguiente que escuchó fue el sonido de la puerta cerrarse.
Tal vez si él hubiera sido un poco más abierto desde un principio y de no haber sido tan hostil su cita hubiera terminado con un final feliz, sin embargo, no había sido así.
Días después Lara se encontraba detrás de su escritorio atendiendo como siempre las malas llamadas que le tocaban. Estaba estresada, cansada y ya comenzaba a odiar ese trabajo.
Detestaba que siempre le tocaran ese tipo de clientes, aun así, tenía que soportarlos aunque prefería no hacerlo. Tallo su rostro, luego, se dejó recargar en su asiento, intentando encontrar la paz que requería pero en eso su teléfono volvió a vibrar.
─Sí ─contestó en un suspiro, era su jefe.
─Señorita Lara ─dijo éste─, ¿puede venir un momento a mi oficina?
La chica rodo los ojos, el día no podía ponerse peor. De mala gana Lara se puso de pie y camino hacia aquella oficina. Se sentía acosada, observada, acorralada; odiaba a ese hombre más que a nada en el mundo, aunque no importaba cuanto lo hiciera porque no podía hacer nada, si le reclamaba o lo insultaba, e incluso si le llevaba la contraría perdería su único trabajo.
De por sí ya era difícil encontrar uno en esa ciudad, sobre todo por su condición y la discriminación social existente por qué, ¿quién contrataría a una ciega, a una invidente? Nadie, nadie lo haría aunque ella era muy capaz, era inteligente, diestra, hábil para hacer las cosas, aprendía empíricamente utilizando sus demás sentidos; era buena con eso, pero para el resto de la gente ella era una mujer inútil, tan solo una pérdida de tiempo tanto para enseñar como para depositar su confianza en alguien así.
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Junto a mí
RomancePor culpa de un accidente automovilístico, Lara Evans, perdió la vista; su vida no ha sido nada fácil, sin embargo, un día todo cambia cuando conoce por equivocación a Edward Palmer, un huérfano y boxeador retirado sin sentimientos que terminará por...