1.- Herido e inconciente

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De la chimenea del salón de una elegante casa no demasiado grande en un discreto barrio inglés sonaba la alarma para avisar que alguien pretendía conectar mediante redflu; el dueño de la casa se acercó y al ver que provenía desde el Ministerio de magia procedió a dar permiso a "la llamada".

De la chimenea salió la cabeza de un funcionario del Ministerio que no conocía, poco después apareció el resto del cuerpo:

- ¿Draco Malfoy?

- Sí, yo mismo. ¿Qué ocurre?- Preguntó extrañado, pues el tono del funcionario no presagiaba nada bueno.

- ¿Conoce usted a Ronald Billius Weasley?

- Es mi marido. ¿Qué le ha pasado? ¡Dígame que le ha pasado a mi marido! ¡¿Por qué no contesta?!

- Tranquilícese, Sr Malfoy. Debe acompañarme al Ministerio allí le informarán de todo.

- Pero, ¿Qué le ha ocurrido? ¿Está bien? ¡Dígame algo!

Sr. Malfoy, le repito que en el Ministerio le informarán de todo. Lo único que puedo decirle es que los aurores que formaban la misión en la que participaba su marido fueron atacados esta noche. No puedo decirle más, puesto que no se más.

Mientras Draco Malfoy recogía su varita y su túnica, se puso en contacto con Neville Longbottom, padrino de uno de sus dos hijos para que se ocupara de ellos mientras él averiguaba lo que había ocurrido con Ron. En cuanto este se apareció en el salón, le dio las gracias y salió por la chimenea dirección al Ministerio.

Nada más llegar, le llevaron a la oficina del jefe de aurores, donde se encontró con Harry Potter. Sin poder mantener más la calma se abalanzó hacía él:

- Potter, ¿qué ha pasado? ¿Y Ron, dónde está? ¿Por qué me han llamado?

- Sr. Malfoy, deje al Sr. Potter tomar aliento pues acababa de llegar apenas un segundo antes que usted. Tome asiento; le pondré al corriente.

Draco miró a Harry que tenía el gesto compungido, lo cual no hizo sino alterarle más. Mientras, el jefe de aurores empezó a explicarle los detalles de la misión del grupo encabezado por Harry y en el que Ron era el segundo al mando. Draco, que nunca había sido un dechado de paciencia, luchaba por no saltar encima de su interlocutor. (¿Es que este maldito auror no tiene intenciones de explicarme qué le ha ocurrido al idiota pelirrojo?) Miró de reojo a Harry, y vio que este también daba muestras de impaciencia y malestar. Lo cual hizo que él llegase al borde de la exasperación.

- ¿Piensa contarme dónde está mi marido y que le ha ocurrido o piensa seguir perdiéndose en detalles insignificantes?

Él odiaba perder la compostura en público pero parecía que todos esos incompetentes del Ministerio solo pretendían alargar la expectación a costa de su preocupación. Por suerte, Potter salió en su ayuda.

- Malfoy, fuimos emboscados; y ya sabes como es Ron de sobreprotector. En nuestro grupo tenemos asignados dos novatos, que pese a que tienen un futuro prometedor, aún están verdes… - ¿Y cómo es que en una expedición peligrosa había, no uno, si no dos novatos?- Soltó interrumpiéndole Draco.

- Porque no era peligrosa, Draco; era una expedición de reconocimiento del terreno. Como te comentaba hace un momento el Sr. Marklin, nuestro Jefe de Aurores, se nos había avisado de…- Vale, vale, Potter… ¿Pero por qué estoy aquí en vez de con Ron?- volvió a interrumpir un cada vez más impaciente Draco.

- Verás, Malfoy. Draco. Esto, tranquilízate, ¿vale? Le lanzaron un Avada a uno de los novatos y Ron intentó sacarlo del peligro y se interpuso entre el novato y el Avada, peroélfuemásrápidoylanzóunhechizoescudo. - Harry sintió la necesidad de soltar la última frase de carrerilla ante la pinta de estar a punto de sufrir un colapso que tenía Draco - El caso es que aunque el hechizo escudo fue lo suficientemente bueno para salvarle la vida, quedó inconsciente. Estuve con él hasta que me convocaron de urgencia para explicar lo sucedido. Aún no ha despertado, los medimagos se mostraron preocupados, pero no creen que peligre su vida.

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